David Páramo

Análisis superior

David Páramo

28 Feb, 2017

Realismo económico

Ayer por la tarde, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, dijo en una entrevista de banqueta que la Secretaría de Hacienda ha disminuido a un rango de entre 1.5 y 1.7% la estimación del crecimiento de la economía para este año. Aquí hay básicamente dos maneras de procesar la información:

La tremendista. Decir cosas como que reconoce el titular de las finanzas públicas que la economía mexicana se está desacelerando a tal velocidad que apunta hacia una crisis de final de sexenio. A partir de ahí, puede construir cualquier cantidad de supuestos como decir, por ejemplo, que las reformas estructurales y el modelo económico neoliberal han fracasado o que este gobierno ha tenido un comportamiento total y absolutamente fallido de la economía.

Puede usar (no importa que no necesariamente sea cierto) para su argumentación el crecimiento de la deuda como porcentaje del PIB. Que en términos de dólares haya crecido la pobreza (no importa que esos mexicanos vivan y mueran en pesos) o hacer cualquier clase de pronóstico apocalíptico que comience por algo así: si a estas alturas del año reconocen que sólo crecerá la economía 1.5%, seguramente es porque ya están viendo la recesión, ya ves como son de mentirosos.

De hecho, seguramente le será fácil encontrar una gran cantidad de medios de comunicación y expertos que le ayuden a documentar su pesimismo. Seguramente encontrará un elevado número de especulaciones en torno a la incertidumbre y la nueva relación con el gobierno de Estados Unidos que (aun cuando no sea necesariamente cierto) le dirán que será devastadora para el pueblo de México.

Así, puede refocilarse en la tragedia económica por venir y lamentar la tragedia de los mexicanos en la que, sin lugar a ninguna duda, debe señalar como responsable al presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

CONTRAFACTUAL

Hay una segunda lectura que, a no dudar, será muchísimo menos popular y quienes la sostengan serán acusados de lamebotas, serviles, traidores a México, adoradores de Peña o cualquier otra descalificación sin ningún sentido.

Esta visión es que el secretario de Hacienda está haciendo una lectura correcta (muy similar a la de organismos financieros internacionales y empresas privadas, puesto que en los rangos más abiertos van del 1.2% al 1.8%) de la capacidad de crecimiento de la economía mexicana.

Se sabe que habrá una negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte que, eventualmente, podría llevar a la salida de este acuerdo comercial, ya sea por la parte mexicana o la de Estados Unidos. Esa información no podrá conocerse hasta junio, cuando el gobierno de Trump tenga los avales necesarios en el Congreso de su país.

Otro dato que se conoce es que México quiere terminar la negociación del acuerdo comercial, en cualquier sentido, antes de finales de este año. Sin embargo, el país ha puesto como condición que no negociará la parte comercial hasta que no tenga un acuerdo en todas las demás aristas de la relación entre nuestro país y Estados Unidos.

Se sabe que el Presidente de Estados Unidos plantea aplicar un plan fiscal que podría incluir impuestos a las ventas internacionales. En caso de aplicarse esta contribución, México tendría que hacer una serie de ajustes fiscales que tuvieran como corazón evitar daño a los consumidores mexicanos y mantener la competitividad del país.

Se sabe que la volatilidad en el tipo de cambio y los precios del petróleo se mantendrán. Los primeros en la medida en que la Fed tenga que reaccionar en las puntas del paquete económico del gobierno de Trump y cómo ajustará no sólo su política de tasas de interés, sino también las demás herramientas de política monetaria.

Así que, ante lo que se conoce, nadie puede esperar que 2017 sea un año de fuerte crecimiento o atracción de inversiones, sino que será un tiempo en el que muchos pagarán por ver qué está sucediendo, especialmente los inversionistas extranjeros. Ellos, una vez que vean definiciones, determinarán masivamente sus siguientes acciones.

Si me obliga a un pronóstico, le diría que serán muchas las empresas que redoblarán sus inversiones en el país, puesto que las posibilidades de perder o salir muy dañado en la relación con Estados Unidos son cada vez menores, ya que el país ha fijado muy bien los límites de la negociación.

SUBESTIMADOS

Al final, parecería que hay una importante subestimación del poder que pueden llegar a tener los empresarios mexicanos como motor de la economía. No son pocos los que aprovecharán estos momentos en los que muchos dudan para afianzar posiciones de mercado e, incluso, realizar importantes expansiones en un entorno de precios reducidos por la incertidumbre y el miedo de algunos.

De hecho, la economía mexicana ciertamente tendrá un triste año, pero si en 2017 se mantienen las líneas de acción, se logrará recuperar gran parte del terreno perdido.

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