Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

1 Mar, 2017

Crecen alcances del Proyecto Magdala en Israel

GALILEA.— En esta región de Israel, el Proyecto Magdala se está convirtiendo rápidamente en una historia donde la casualidad, la buena fortuna o, desde la perspectiva de la religión católica, la providencia, le están dando renombre a un grupo multidisciplinario mexicano, que encabeza el padre Juan Solana.

Este sacerdote, que pertenece a la orden de los Legionarios de Cristo, vivía en Nueva York, en donde trabajaba en la formación de jóvenes, cuando recibió la instrucción del Vaticano de viajar a Israel para construir un hotel para misioneros en esta zona.

El llamado Mar de Galilea o Lago Tiberíades tiene una gran riqueza cultural e histórica, pues según el Nuevo Testamento fue aquí donde sucedieron algunos de los hechos más significativos de la vida de Jesús.

Su bautizo en el Río Jordán, que lo alimenta; la multiplicación de los panes y los peces, y la mayoría de sus milagros son referidos aquí; así es que no sólo hay varios sitios arqueológicos notables y órdenes católicas que han construido templos y conventos.

Fue Antonino Fernández (qepd), uno de los fundadores de Grupo Modelo, quien hizo la primera aportación para que los Legionarios compraran un hotel que se llamaba Hawai Beach y que, si bien hubo que derrumbar completamente, tenían una gran ubicación frente al lago.

De hecho nadie sospechaba lo bien ubicado que estaba, pues durante los trabajos de cimentación fue descubierta una sinagoga del siglo I de esta era, junto con otros vestigios de la población de Magdala, donde vivió María Magdalena, discípula de Jesús.

Así es que el proyecto original tuvo que ser modificado y la Autoridad de Antigüedades de Israel fue notificada, por lo que ahora supervisa lo que ya es un proyecto religioso, turístico y cultural.

Según Solana, la idea es contar con un hotel de 160 habitaciones que ya está en marcha y que puede dar alojamiento a unas cien mil personas al año.

De hecho, el Proyecto Magdala, en el que ya está terminada la iglesia y descubierta en gran medida la sinagoga, recibió el año pasado más de cien mil visitantes y este año el número va en aumento.

Además, una arqueóloga mexicana, Marcela Zapata, quien ya estuvo trabajando en el proyecto, se encuentra ahora ahí por seis meses, pues se están identificando los restos de una de las actividades económicas principales que se llevaban a cabo en la zona.

Se trata de la salación del pescado, una técnica que fue inventada aquí mucho antes de que se aplicara al bacalao en los países nórdicos.

Ésta sería la prueba más relevante sobre la autenticidad del sitio y su vinculación con María Magdalena.

Al desarrollo ya se le conoce en Israel como el Proyecto Mexicano y es uno de los más sobresalientes del mundo de la arqueología en los últimos años.

Más allá del trasfondo religioso, el Proyecto Magdala ha abonado a la presencia de México en este país y está mostrando la capacidad de estos mexicanos para conducir un proyecto arqueológico fuera de la región de Mesoamérica.

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