David Páramo

Análisis superior

David Páramo

2 Mar, 2017

Expectativas vs. realidad

En marzo del año pasado hice sendas entrevistas con el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, y con el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, en las que les cuestioné sobre la dicotomía entre los datos duros de la economía y la percepción generalizada de crisis entre amplios sectores de la sociedad, como ya lo demostraban los indicadores de confianza que mensualmente publica el Inegi.

Desde meses antes había iniciado, en todos mis espacios dentro de Grupo Imagen, el reto que hasta hoy mantengo: ¿Dónde está la crisis? La única regla es que no se trate de impresiones o datos aislados fuera de contexto o impresiones. Hasta el momento, nadie ha pasado de hablar de la deuda, tema que está controlado; el número de pobres, que ha disminuido; la precariedad de los niveles salariales, que han crecido en términos reales (¡ojo!, no se vaya con la finta del dato más reciente del Coneval, que toma arbitrariamente nueve años y en los que la caída del poder adquisitivo se concentra en el periodo 2007-10) o algunas otras barbaridades como seguir confundiendo la depreciación de la moneda con estabilidad de la economía.

Lo que ha sobrado es una gran cantidad de impresiones u opiniones que, en el extremo, contienen una gran cantidad de insultos que sólo muestran la pésima o nula capacidad de los que se pretenden convertir en críticos.

La dicotomía hoy es mucho más profunda. En las mediciones realizadas por el Inegi, correspondientes a enero, se registró la mayor caída en la confianza desde que este instituto la mide. En contrasentido, también ayer se conoció el índice equivalente en Estados Unidos que muestra el nivel más alto de confianza de los últimos 15 años. Lo que, paralelamente, demuestra que más allá del pánico de los mexicanos, Donald Trump es visto como positivo por el pueblo que gobierna.

CONFIANZA

En aquellas entrevistas, ambos funcionarios establecieron que la suma de buenas determinaciones y los resultados de la economía les irían ganando espacios de credibilidad. Ambos, por separado, coincidieron en decir que la consistencia en las políticas irían generando cada vez mayor confianza.

Parece que, a pesar de que la desconfianza sigue creciendo entre la masa —ésa que, con profunda razón, desprecia Cayo Marcio Coriolano—, entre los círculos financieros la credibilidad del manejo de las políticas fiscal y monetaria está alcanzando, incluso, para que el mercado se vaya con mentiras y las tome de una forma muy positiva.

Los datos sólidos, inobjetables, de la economía, muestran una profunda resiliencia ante la volatilidad del tipo de cambio, la abrupta caída del precio del petróleo y su tenue recuperación, el cambio de paradigmas en la relación con Estados Unidos, así como la confirmación de la dicotomía entre la impresión que tienen las masas y las decisiones que toman: dicen que tienen menos confianza en la economía, pero el crédito sigue creciendo a tasas de dos dígitos, al igual que la venta de automóviles, la venta de casas, el consumo en las tiendas de autoservicio y departamentales, que sigue creciendo de una manera sólida.

Movimientos como los que ha hecho recientemente la Comisión de Cambios, al anunciar que a partir del próximo lunes iniciará el programa de subastas de coberturas cambiarias hasta por 20 mil millones de dólares, pagaderos en pesos, o hasta el falso rumor de que el Banco de México y el Sistema de la Reserva Federal harían una operación de swaps, han venido fortaleciendo al peso frente al dólar.

Desde que Trump asumió el cargo, el peso ha sido la moneda que más se ha apreciado en el mundo. El martes, a pesar de que había fuertes especulaciones en torno al contenido del primer mensaje del Presidente de Estados Unidos ante su Congreso, el peso prácticamente se mantuvo sin cambio.

Ayer, una información falsa, desmentida por el propio Carstens, fue usada por el mercado como catapulta para que el peso tocara mínimos en 19.72 por dólar y, a pesar de que rebotó, terminó con un avance del 1.51%, equivalente a un fortalecimiento de 30 centavos al cierre de la sesión.

El rumor fue dado por bueno toda vez que el Banco de México y la Secretaría de Hacienda han demostrado no sólo una gran creatividad para evitar la especulación, sino que han venido construyendo un entrono especialmente positivo a sus acciones en medio de un mar bastante complejo.

Es claro que la continuidad en las políticas económicas y las manos firmes en el timón de Carstens y José Antonio Meade han logrado ganar la confianza de los agentes económicos en beneficio de las mayorías que, incluso, hoy siguen sin confiar o critican a las autoridades.

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