José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

3 Mar, 2017

Plan macro en Álamos 24

En mi columna anterior comenté las razones que explican el asalto nacionalista al orden liberal global y la urgencia de profundizar las reformas liberales emprendidas, casi siempre a medias o mal, para retomar la ruta del progreso económico sustentado en una auténtica economía de mercado, que se discutieron hace quince días en el coloquio de Álamos, en el bello pueblo minero de ese nombre.

El complemento de esta rica reunión fue el análisis de la experiencia extraordinaria que han tenido los bancos centrales tratando de atajar y revertir los devastadores efectos de la Gran Recesión iniciada en 2008 y cómo restaurar una política monetaria más “normal” al tiempo que se desinflan sus abultados balances.

Las críticas al híper-activismo de los bancos centrales en la última década fueron severas:

•La base monetaria se ha cuadruplicado y el monto de deuda pública llega a niveles temibles, aunque su servicio no ha subido en forma acorde, debido al nivel insólitamente bajo de las tasas de interés a resultas de la expansión del dinero.

•Los pagarés de deuda respaldados por créditos hipotecarios que fueron el detonador original de la crisis, hoy son parte del activo de los bancos centrales y representan un peligro grave para su salud financiera.

•Que los bancos centrales paguen intereses por reservas excesivas que les depositan los bancos comerciales, es un claro desincentivo para que éstos presten.

•A resultas de la sobrerregulación que emprendió el Congreso de EU tras la crisis, el Fed se volvió el regulador principal del sistema financiero, sin responsabilidad ante nadie, lo que pone en entredicho su autonomía y eleva su fragilidad política.

• Está claro que los bancos centrales no deben jugar el papel de único responsable de la política macroeconómica, mientras los políticos posponen decisiones forzosas aunque impopulares en cuanto a política fiscal, y para elevar la competitividad.

•Se hizo hincapié en la profunda huella que deja el sector oficial con su enorme deuda en los mercados financieros, al tiempo que los reprimió con la prolongada y laxa política monetaria seguida, que conlleva un fuerte impuesto a los tenedores de bonos y un subsidio similar a los dueños de acciones, con efectos distributivos graves y la consecuencia política del resurgimiento del populismo a nivel global.

•Se señaló también la contradicción en la prioridad del gobierno de EU de reducir su déficit externo, al tiempo que se fortalece el dólar al subir las tasas de interés.

Además, la reunión contó con dos magníficas presentaciones del ilustre economista de la Universidad de Stanford, John Taylor, a quien se menciona como candidato puntero para reemplazar a Janet Yellen frente al Fed el año que entra.

Taylor presentó la nueva edición de su libro Principios esenciales: Cinco claves para restaurar la prosperidad de EU, en el que sustenta que retornar a los principios de libertad económica que su país ha abandonado en buena medida, es la única forma de mejorar las oportunidades del creciente segmento de la población perjudicado por políticas intervencionistas y una excesiva y costosa regulación de la economía.

La propuesta de Taylor es regresar a preceptos para manejar las políticas fiscal y monetaria de manera conocida, transparente y automática de acuerdo con principios sólidos que han dado resultados positivos cuando se han aplicado sistemáticamente, lo que es conocido en el caso de la política monetaria como la “Regla de Taylor”.

Finalmente, el mismo Taylor dio el discurso de clausura con una presentación por demás interesante de la interacción de la política monetaria en nuestro continente con los mercados financieros y de bienes y servicios, poniendo especial énfasis en el impacto de las políticas del Fed sobre el resto de las Américas.

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