David Páramo

Análisis superior

David Páramo

7 Mar, 2017

Democracia inoportuna

La mayoría de los miembros de la Asociación Mexicana de Bancos puede estar muy contenta porque luego de mucho tiempo de pedirlo, logró avanzar hacia una democracia plena en la que cada una de las instituciones de crédito tuvo un voto para elegir a quién se encargará de representarlas durante el siguiente periodo.

Hasta antes de la elección, el esquema mucho tenía que ver con una suerte de cuotas que comenzaban por dar un peso específico a los bancos más grandes que aportan más para el sostenimiento de la asociación y, más allá, que tienen mayores oficinas para ser las áreas de apoyo del presidente de la ABM.

A partir de ahí se iba construyendo un sistema de cuotas, turnos si lo prefiere, en el que se iban rotando las presidencias con base en el interés de los presidentes o directores generales. Mantener este esquema causó en algún momento que hubiera miembros que llegaron a hablar de la posibilidad de separarse de la agrupación y crear la propia, lo que, sin lugar a dudas, hubiera sido perfecto para la autoridad, ya que podría dividir fuerzas ante el gremio como sucedió en Argentina.

En aquel momento se dio un paso fundamental, puesto que se redefinieron no sólo las vicepresidencias, sino también cuáles serían los ámbitos que serían atendidos gremialmente y en cuáles cada banco debería ir por su cuenta. Si bien es cierto que se trata de un gremio sólido, también es un hecho que no siempre existen intereses comunes entre los diferentes tipos y modelos de bancos.

SUCESIÓN

La sucesión en la que Luis Robles Miaja asumió como presidente de la ABM no estuvo exenta de complicaciones, toda vez que algunos de los miembros esperaban que la abrupta e injusta salida de Javier Arrigunaga de la dirección de lo que hoy es Citibanamex hubiera dado espacio para la democracia tan deseada.

En aquel momento se tomaron dos determinaciones. La primera de ellas fue que el presidente del consejo de administración de BBVA Bancomer ocuparía por primera vez el cargo durante un periodo normal y que, más allá, se analizaría la posibilidad de seguir un camino en el que cada una de las instituciones de crédito representara un voto.

Al final del día se logró este esquema y, como seguramente está enterado, la mayoría de los banqueros (luego se avanzó a la unanimidad) eligió a Marcos Martínez como presidente de la ABM y a Carlos Rojo Macedo como vicepresidente, en sustitución de Luis Niño de Rivera.

Se trató de un proceso transparente en el que los participantes hicieron algo parecido a actos proselitistas o, por lo menos, tuvieron que hacer un esfuerzo para obtener las buenas intenciones de sus colegas. Hasta ahí, la historia suena de maravilla.

EQUIVOCACIÓN

Incluso antes de que el presidente del consejo de administración de Santander asuma como líder de los banqueros, ya hay quienes se preguntan si no se trató de una decisión equivocada, puesto que se trata de un hombre que, en muchos sentidos no está inmiscuido y/o interesado en los asuntos del gremio.

No son pocos los dirigentes de comités que consideran que el desconocimiento de Martínez sobre muchos temas sólo es comparable con el desinterés que tiene en ellos. Los que lo ven con buena voluntad consideran que se trata de un hombre que confía en sus equipos y que se irá interiorizando con los temas que tienen que ver con el gremio.

Quienes lo ven con mala voluntad creen que este hombre consiguió la presidencia de la ABM como una suerte de escudo para mantenerse en el cargo dentro de Santander, donde, aseguran, ya comienza a aburrirse luego de que dejó la operación del banco en manos de Héctor Grisi.

Otros más están muy preocupados por la forma en la que la pareja Martínez-Rojo atenderá los asuntos de la representación gremial, puesto que el primero ha dado muestras sobradas de no estar interesado en tener una posición preponderante. En su gestión pasada como presidente de la ABM, la institución tendió a hacerse pequeña y poco activa en los temas que tienen que ver con la iniciativa privada.

Del segundo, poco es lo que pueden decir, puesto que no ha sido un hombre que por lo menos hasta el momento haya tenido una posición gremial de alta exposición; sin embargo, quienes le conocen, dicen que se trata de un hombre de alta experiencia y mejor voluntad.

A unos días de la toma de posesión de Martínez como presidente de la ABM, ya hay quienes creen que se equivocaron y líderes de iniciativa privada que están convencidos de que extrañarán mucho al dueto formado por dos grandes hombres: Robles y Niño.

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