Buenas prácticas de sexting

CIUDAD DE MÉXICO.- El sexting es una actividad que consiste en el intercambio de mensajes de texto, fotos o video con contenido sexual generado por los usuarios. Comúnmente se realiza a través de aplicaciones de mensajería, aunque también se lleva a cabo en otras redes sociales.

Todo el mundo tiene el derecho a realizar sexting.

El tema es cómo decides caso por caso, hasta donde quieres llegar, que tengas una idea bien informada de las ventajas y desventajas de las aplicaciones, y cuales son las prácticas adecuadas para los riesgos que existen”, comentó Carlos Brito, director de Incidencia en la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).

No existe una guía sobre lo que Sí y No se debe hacer en el sexting. En este caso, la labor de R3D es formar criterios e informar para que la gente pueda elegir. “Cada quien escoge la libertad sexual y se protegen según las herramientas que tienen a su alcance”, señala Brito.

Por medio de talleres la Red en Defensa de los Derechos Digitales se acerca a las personas para intercambiar ideas y así comenzar a armar un manual de buenas prácticas de sexting adecuado a México.

Carlos Brito señala que en el sexting hay dos realidades de las que se debe partir: 1) no hay prácticas sexuales 100% seguras (ni online ni offline), 2) pero eso no significa que se vea mermado el derecho a ejercerlo.

Esto no es una guía, sólo son recomendaciones de lo que se en los talleres, para tener mejores prácticas al momento de tener sexting.

Mapa de riesgos de aplicaciones. Realizar un mapa de aplicaciones que ya usamos y otro de las que podemos usar. Luego, localizar donde ya se hizo y donde se podría. Por ejemplo, desde plataformas como WhatsApp, Telegram o Snapchat, como hasta sexting con desconocidos en apps como Tinder, Grinder, Facebook Messenger, correo electrónico o hasta YouTube.
Generar un criterio. A partir del mapa de riesgos, se deben valorar las ventajas que tienen las apps. Por ejemplo, saber si los mensajes que se comparten están cifrados; ver las opciones de historial (si se puede borrar o se almacena en el dispositivo) y verificar que las políticas de borrado de las empresas sean reales (puede ser que la información se quede almacenada en los servidores de la compañía).
Escenarios. El segundo mapa de riesgos que se debe elaborar tiene que ver con todas aquellas cosas que podrían salir mal. Cada persona evalúa el riesgo que puede asumir.
Comparar. Una vez que se tenga el mapa de riesgos de aplicaciones, ver cómo empata con la evaluación de los escenarios.

Una vez hecho esto, se debe elaborar una guía de buenas prácticas:

Anonimizar. No todo el mundo quiere hacerlo, pero es una buena opción que ayuda a minimizar riesgos potenciales. Por ejemplo, cuidar ciertos aspectos del encuadre de la foto o video, uso de stickers para cubrir la cara, herramientas de edición rápida y hasta cuidar el entorno.
Acceso al dispositivo. Tener una buena contraseña para el celular y las aplicaciones.
Posibilidad de localización en caso de perder el dispositivo y de bloqueo con el IMEI si es robado.