José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

17 Mar, 2017

Odio y agresión crecen en EU

Una de las graves consecuencias de la llegada al poder de Donald Trump, que tiñó su carrera presidencial de hostilidad hacia distintos grupos por razones étnicas o de género y religión, es que han empezado a ocurrir con creciente frecuencia acciones socialmente inaceptables antes de que este energúmeno apareciera en escena.

En los primeros meses del año hubo cerca de 200 incidentes contra la comunidad judía de EU, la mitad de los cuales fueron llamadas anónimas con amenazas de bombas a sinagogas, escuelas y centros comunitarios. Además, ha habido docenas de profanaciones de sepulcros, grafiti y agresiones contra judíos.

En la comunidad hispana de EU se vive una situación de pánico por el aumento indiscriminado de redadas a resultas de la orden ejecutiva de Trump contra residentes indocumentados, independientemente de que el único delito que hayan cometido fue llegar o permanecer en EU sin autorización.

Los reportes que se reciben en la comunidad es que ICE (autoridad responsable de hacer cumplir las leyes migratorias en EU) ha triplicado su tasa de detenciones y que, a diferencia de su actuación con Obama, cuando priorizaba detener a quienes hubieran cometido delitos graves, ahora se trata de perseguir a todos.

Las razias son ejecutadas en centros de trabajo, zonas habitacionales con alta concentración de hispanos, centros comerciales frecuentados por los paisanos y otros integrantes de la comunidad, y en puestos de control en carreteras y caminos vecinales donde los agentes detienen a los de aspecto latino.

Entre la comunidad musulmana en EU hay temor por el creciente ambiente agresivo contra sus integrantes. En Iowa, estado que ganó Trump, hay una la población musulmana que empezó a llegar antes de la 1ª Guerra Mundial y que se aproxima a 100 mil personas, cada vez son más frecuentes los mensajes de odio: “ya pueden largarse a su país, aquí no queremos ni negros (niggers) ni terroristas. #Trump”.

Nada de esto es nuevo, lo grave es que desde la llegada de Trump al poder, posiciones que estaban marginadas a extremos ideológicos lunáticos, como el sitio Breibert de su hoy consejero y estratega Steve Bannon, o comentaristas como Rush Limbaugh, se han vuelto socialmente aceptables al ser condonados por el Presidente.

Las agresiones de quienes integran la “canasta de deplorables”, como calificó Hillary Clinton al segmento de población que apoyó a Trump, salen cada vez más del closet de la discreción para hacer pública su antipatía y rechazo a cualquier cosa que no sea como ellos: blanco, de origen noreuropeo y con poca educación.

Hace un par de semanas se celebró una reunión del Mexico Fund, un fondo de inversiones que cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York y que les permite a los inversionistas que allí concurren invertir en papeles que se cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, en su gran mayoría acciones de empresas mexicanas.

Aprovechando el viaje, tres de sus miembros del consejo, todos ellos mexicanos, se fueron a cenar a un afamado restaurante francés de Nueva York, donde algunos de los comensales los empezaron a ver feo cuando se percataron de que hablaban en español y al dirigirse a la puerta después de cenar, una señora de una mesa cercana les aventó un vaso con agua, entre insultos y gritos de que se largaran de allí.

Si tal cosa ocurre en un restaurante de lujo en la cosmopolita ciudad de Nueva York a gente educada y de refinados modales y vestimenta por el sólo hecho de hablar en español, ya se podrán imaginar, mis estimados lectores, el calibre de las agresiones de las que son objeto, no sólo los millones de indocumentados en EU, sino cualquiera que no sea como Trump y sus fanáticos seguidores.

Esto es lo que sucede hoy en Estados Unidos, y amenaza con ponerse peor.

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