David Páramo

Análisis superior

David Páramo

23 Mar, 2017

Nostalgia y reencuentro

ACAPULCO.— Esta es una convención con cierto sabor a nostalgia y reencuentro.

Por un lado, los banqueros saben que será la última vez que Agustín Carstens asista como gobernador del Banco de México (nadie puede descartar que algún día regrese como director gerente del BIS); sin embargo, más allá de extrañar al funcionario hay una sensación de gratitud por el largo, larguísimo camino recorrido por este hombre y los representantes de las instituciones de crédito.

Es claro que la banca, tal y como la conocimos, se configuró en una buena manera bajo el mando firme de Carstens, un hombre que se juró que bajo su guardia no se daría ninguna crisis bancaria y el último día de noviembre dejará el Banco de México con uno de los sistemas financieros más sólidos, capitalizados y competitivos del mundo.

Nostalgia también por la despedida de Luis Robles Miaja como presidente de la ABM. Quizá algunos banqueros millennials no alcanzan a comprender la importancia de este hombre en la edificación de la banca mexicana que, sin lugar a dudas, hoy vive el mejor momento de su historia.

Desde mucho antes de encabezar formalmente el gremio bancario, Robles Miaja fue un hombre que jugó un papel fundamental en temas tan delicados como la apertura a la inversión extranjera para paliar la crisis de 1995 y los efectos de la pésima privatización; sino en la negociación política que se dio con todos los partidos para lograr el salvamento del sistema financiero a través de la medicina del Fobaproa.

Así como la construcción de un sector bancario sólido y poderoso como el que hoy se tiene. Es difícil comprender la historia de la banca mexicana sin hacer un recuento de la figura de este hombre que, una vez pasado el tiempo y disminuidas las envidias de quienes lo ven como un árbol que proyecta demasiada sombra, dejarán ver a uno de los cinco hombres más importantes en toda la historia de la banca nacional.

El tiempo, no los reconocimientos que recibirá en estos días durante la 80 convención bancaria, será el que se encargue de poner en su lugar el legado de Robles Miaja, las envidias de los pequeños se irán diluyendo con el peso de sus hechos.

REENCUENTRO

El segundo sabor de esta reunión de banqueros es de encuentro con un hombre quien difícilmente pudo haber tenido un inicio más ríspido con los miembros de la ABM. Quizá el estertor de la campaña política o el incidente de Josefina Vázquez Mota en la reunión de candidatos presidenciales durante la convención de 2012 generó una suerte de animadversión con quien fuera el primer secretario de Hacienda durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Luis Videgaray muy rápidamente demostró que el fondo es mucho más importante que las formas. Alejado de los recovecos de la política, estableció una relación de eficiencia y proactividad con los banqueros tanto en las reuniones públicas como en las privadas.

Los temas eran resueltos de una manera ejecutiva y eficaz, lo que permitió avanzar con gran celeridad en la Reforma Financiera que ha logrado que los bancos presten a más personas a las menores tasas de interés de la historia. De las reformas estructurales planteadas al principio de este gobierno, ésta fue la que implicó mayores cambios a leyes y ordenamientos.

Quizá la manera más relevante de explicar cómo se vinculó con los banqueros fue que dejó de tener una cena de cortesía durante las convenciones bancarias en los cuales se atendían los temas con gran eficiencia. De la primera reunión surgió la mecánica para la subrogación de créditos que ha tenido un impacto fundamental en el mayor acceso al crédito con las menores tasas de interés desde 1820, que se fundó el primer banco en México.

FUTURO

Como le informé ayer, no es una casualidad que los bancos hayan tomado la determinación de hablar de liberalismo en contra del populismo desde un punto de vista global, pero con importantes repercusiones en México.

Este país ha caminado un duro, difícil y doloroso camino para dejar atrás los crímenes contra la población que dejó el populismo de Luis Echeverría y José López Portillo, ese sistema estatista al que algunos quieren volver.

Llevamos más de 25 años tomando buenas decisiones en materia económica y, por lo tanto, los banqueros consideraron como una obligación establecer en su reunión anual una advertencia a tiempo de lo que significa volver al pasado.

No podemos, no debemos, como sociedad perder los muy importantes avances en un cuarto de siglo sin, por lo menos, saber cuáles serían las consecuencias del populismo.

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