David Páramo

Análisis superior

David Páramo

24 Mar, 2017

Fantasmas de Acapulco

ACAPULCO.— Tradicionalmente en las convenciones bancarias suele aparecerse alguna clase de fantasma que, sin ser el tema central de la reunión de los miembros de la Asociación de Bancos de México,  genera cierto ruido.

En los últimos meses las llamadas fintech (que no son otra forma más que hacer lo mismo que los bancos con menores estándares de regulación) se han puesto de moda. Son vistas como el nuevo paso en el financiamiento y sus promotores no se cansan de hablar virtudes sobre ellas.

Sin embargo, no son muy diferentes a las cajas de ahorro y otras figuras que en las últimas décadas han iniciado con objetivos que parecen muy nobles, benéficos e innovadores, pero que rápidamente se prostituyen y terminan siendo fraudes para personas que ponen su dinero.

Si le suena parecido a las pirámides y sus nuevas formas llamadas flor de la abundancia o cualquier otra cosa similar, no está tan equivocado. La única diferencia es el monto y el lujo con el que se realizan las operaciones.

La confianza en unos casos se deposita en personas conocidas y, en otros, en el  uso de las tecnologías como si el vehículo fuera lo importante cuando la trascendencia se encuentra en los hechos no en las formas.

Hace unos meses ya se registró el primer caso del quebranto en una fintech que pudo ser cubierto; sin embargo, fue la primera muestra de un grave peligro latente.

En estos casos, como en el de las cajas de ahorro o cualquier otro esquema no regulado o sujeto a una mínima regulación, sus promotores se venden como gente honesta, capaz y que tienen las mejores intenciones como si en los intermediarios financieros no existieran estas características.

REGULACIÓN

Seguramente por ahí ha leído o escuchado que algunas fintech dicen estar a favor de una regulación adecuada. En los casos de las cajas de ahorro como El Arbolito también se hablaba en estos términos.

Sin embargo, lo único que puede dar certeza es la aplicación de normas de control sobre estas figuras que garanticen, primero y ante todo, la seguridad de los depósitos y después, el tema de los créditos.

No han faltado quienes creen que los bancos temen a esta nueva figura, que en el extremo fácilmente podrían incluir dentro de sus operaciones normales, como si fuera una competencia en materia de créditos. Nada más alejado de la realidad, puesto que pasarían años antes de que le hicieran mella a las utilidades de los bancos.

El problema de fondo tiene que ver con la seguridad de los depósitos, es decir, los recursos que confían las personas de una manera la mayoría de las veces bastante ingenua.

El que gente apueste por las fintech no es muy diferente a la que metió su dinero a Ficrea o alguna de estas figuras que terminaron siendo un fraude para quienes depositaron su confianza en esas figuras.

Es difícil comprender la mecánica mental, quizá sea simple avaricia, de alguien que prefiere meter su dinero en un intermediario que le ofrece más rendimiento o la promesa de ser accionista de un negocio en caso de funcionar, que en instituciones debidamente reguladas como los bancos que por principio de cuentas tienen que pagar cuotas al IPAB. ¿Cree realmente que muchas fintech serían atractivas si tuvieran que cumplir con estándares de regulación, tan sólo en la protección de los depósitos, similares a la banca?

Ya sabe la respuesta y si mete dinero en ellos, debe estar preparado para enfrentar las consecuencias si alguien decide no devolverle su dinero con cualquier pretexto.

REGULACIÓN

En los pasillos de la Convención Bancaria ha circulado un proyecto de regulación para las fintech de unas 70 páginas que busca hacer que este sector esté debidamente regulado. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores, presidida por Jaime González Aguadé, tiene las mejores intenciones de evitar quebrantos; sin embargo, la pregunta que subyace es si será capaz de evitar que se dé un quebranto, es decir, si la regulación será suficiente.

Es fácil perderse en lo accesorio y hablar en términos de competencia económica, pero lo verdaderamente importante es determinar si se podrá o no garantizar de una manera adecuada el interés de los depositantes o si, en el menos malo de los casos, tendrán información suficiente en torno a los gravísimos riesgos que corren por poner su dinero en instituciones que no ofrecen más garantías que la reputación de personas poco conocidas en el sector financiero.

GRAN REACCIÓN

El gobierno mexicano, a través del secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, finalmente tuvo el valor y la determinación para levantar la voz en contra de los atropellos que vive el pueblo venezolano por la falta de democracia y libertad económica.

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