81 Convención Bancaria

ACAPULCO.— Esta columna debe comenzar con una advertencia. Si bien es cierto que se trata de un juego de imaginación, le recomiendo que la guarde para que determine, dentro de un año, qué tanto se cumplió de lo señalado en este espacio y/o cómo evolucionaron los temas a lo largo de este lapso.

Imagine que hemos llegado a la 81 convención bancaria y cuáles serían los temas. De entrada, habría que analizar quién sería el gobernador del Banco de México en sustitución de un Agustín Carstens que, desde ahora, está seguro de que no existe ninguna posibilidad que prorrogue su estancia en el instituto emisor.

Lo más probable es que el nuevo gobernador del Banxico sea Alejandro Díaz de León. Este hombre, el más reciente de los miembros de la actual Junta de Gobierno, tiene su fortaleza dentro del propio banco central y, en particular, de quien sería su antecesor, puesto que se entiende que sería la persona que mejor podría llevar la transición hacia una institución más dinámica y proactiva.

En el camino no faltarán quienes digan, de una manera falsa, que este hombre es del equipo de Luis Videgaray o que fue impuesto por el gobierno de Enrique Peña Nieto; sin embargo, llegado el momento de la decisión, no serán más que anécdotas.

En el camino, lo que podría desviar este pronóstico es si, en algún momento, José Antonio Meade es visto como el lógico luego de seguir cumpliendo un excelente trabajo como secretario de Hacienda, lugar que sería ocupado por su subsecretaria Vanesa Rubio.

Hay quienes creen que Meade o el propio secretario de Relaciones Exteriores podrían ser gobernador del Banco de México; sin embargo, es mucho más probable que alguno de ellos esté muy cerca o sea el candidato del PRI a la elección de 2018.

Ciertamente, la interlocución con las autoridades disminuye de una manera muy importante y se pierde el peso específico que se logró con base en una política de planchar excesivamente los temas,

Sin embargo, parecería que la gestión avanza mucho más enfocada en temas internos de la propia asociación, pero se habría perdido la muy poderosa voz política que han construido, especialmente en tiempos en los que la elección presidencial podría enfrentar al país a un cambio de rumbo económico por primera vez desde la administración de Ernesto Zedillo y hacer que los fundamentos que han permitido a los bancos 16 años de estabilidad se tambaleen o, en el extremo, puedan ser perdidos.

Previo a la 81 Convención Bancaria se debatiría si es conveniente o no invitar a los candidatos a la Presidencia de la República,como ha sido la tradición, o mejor conseguir a un orador sobre algún tema técnico de la banca o su regulación. No faltaría el que piense invitar a Carstens.

Tal vez se impondría la tradición, pero teniendo un muy especial cuidado en que ningún aspirante presidencial pudiera sentir que tiene la mayoría del apoyo de los banqueros o algo así. Bastaría recordar la pasarela pasada, en la que Josefina Vázquez Mota tuvo su mejor acto de campaña.

Una regulación inicial de 70 páginas, de las primeras en el mundo, puesto que los únicos que han avanzado de manera importante en el tema son los del Reino Unido, en la cual se establecen cuatro categorías iniciales y un espacio para su desarrollo y registro.

Como sucede con este tipo de intermediarios, dicen que están de acuerdo con la regulación, pero no saben si la autoridad sí; que la CNBV no entiende bien el concepto, puesto que, según ellos, es lo más innovador desde el Titanic.

En mi ejercicio de predicción se llegará a la próxima convención con un sector en el cual ya se presentaron algunos fraudes (superiores a los que, hasta el momento, se han podido contener) y que dejó de ser visto como la panacea a la luz de que, una vez regulados, la posibilidad de quedarse con dinero ajeno deja de ser tan atractiva.