David Páramo

Análisis superior

David Páramo

24 Abr, 2017

Antifrágil

Para definir qué ha sucedido con la economía mexicana durante este sexenio y una buena parte del anterior, quizá, es necesario utilizar el término acuñado por Nassim Taleb: antifrágil.

Al principio de su libro Antifrágil afirma que “hay cosas que se benefician de la crisis: prosperan y crecen al verse expuestas a la volatilidad, al azar, al desorden y los estertores”. Sin duda, la crisis financiera de la década de los noventa, la caída de la economía global en 2008-9; el cambio de paradigma de largo plazo en los precios del petróleo, la volatilidad del tipo de cambio o, incluso, lo que este mismo autor denominaría como un cisne negro, la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos, han terminado beneficiando a la economía mexicana.

Diversos funcionarios del gobierno e incluso quienes justipreciamos las grandes virtudes de la ortodoxia económica y el control sobre las finanzas públicas, han utilizado palabras como fortaleza o resiliencia para tratar de explicar las razones por las cuales la economía mexicana ha mantenido el crecimiento sostenido con una baja inflación, lo que ha redundado en el crecimiento del empleo y, por lo tanto, de los niveles de bienestar de la población.

Taleb precisa: “La antifragilidad es más que resiliencia o robustez. Lo resiliente aguanta los choques y sigue igual; lo antifrágil mejora.” Cuando habla de la robustez detalla que “es claro que ante un suceso aleatorio no basta con ser robusto”.

Y, justamente, la economía mexicana ha mostrado esta cualidad que, de acuerdo con el autor, hace que cualquier tipo de sistema evolucione o desaparezca. De hecho, uno de sus axiomas más populares es aquel que sostiene que “lo que no es antifrágil, tiende a desaparecer”.

Ante la caída de las exportaciones petroleras, el país tuvo la habilidad de diversificar no sólo sus exportaciones, sino las fuentes de ingresos de las finanzas públicas. A contracorriente de lo que se creía una panacea de ser una nación dependiente del petróleo, hoy el país es antifrágil a la caída de los precios de un producto que se cotiza en el mercado internacional.

Algo similar deberá suceder más allá de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Mucho más allá de los dichos del presidente Trump, lo cierto es que será una negociación en la que las partes deberán salir beneficiadas o, de plano, no estar en un convenio comercial.

Más allá, las empresas mexicanas deben comprender que no es una buena estrategia tener el 80% del negocio concentrado en un solo mercado. Es indispensable que encuentren otros destinos para colocar sus mercancías.

BANCOS

Quizá, el ejemplo más terminado sobre la antifragilidad de la economía mexicana es el sector bancario.

Tras la mala privatización que hizo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que derivó en la peor crisis de la historia financiera del país con un costo, verdaderamente, elevado para la sociedad, las instituciones de crédito y sus autoridades aprendieron la lección.

Hoy la banca vive su más grande periodo de expansión histórica, colocando recursos cada vez entre un mayor número de personas a tasas históricamente bajas. Se generó un entorno de gran competencia en el que el propio mercado genera que a pesar del aumento de la tasa de referencia establecida por Banco de México, la inmensa mayoría de los créditos no haya aumentado sus tasas de interés.

Algo similar sucede en el sector de las telecomunicaciones donde se logró pasar de un esquema de muy baja competencia, lo que dañaba el interés superior de los usuarios, a un modelo en el que los costos se han desplomado.

ANTIFRAGILIDAD

Gran parte de las explicaciones que no pueden dar muchos hoy sobre los resultados sobresalientes de la economía mexicana tienen mucho que ver con la intención de analizar el presente con herramientas del pasado, es decir, se parte del grave error de suponer que existe una suerte de constantes que realmente nada tienen que ver.

Gran parte de los errores de análisis que se cometen en los tiempos modernos tienen que ver con la visión puesta en el pasado, con no entender que existe una gran cantidad de hechos inéditos que suceden en todo momento y que modifican la realidad.

Otro de los grandes factores tiene que ver con lo que Taleb llama la “Asociación Internacional de Gente Con Contactos Importantes… académicos con demasiado poder, pero sin ninguna responsabilidad real o nada que perder.”

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