Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

27 Abr, 2017

¿Por qué no dicen que es poco o nada lo que pueden hacer?

En las colaboraciones más recientes, he comentado con usted acerca de la oferta de los candidatos en campaña; aquélla, como sabe, está conformada por un conjunto numeroso de promesas a incumplir, ocurrencias de todo tipo y ofertas, por ejemplo, como ésa que es recurrente: apoyar a los campesinos para elevar la productividad en su actividad.

Tomemos esto último como un buen ejemplo de lo que quiero señalar. Vamos a suponer sin conceder, tal cual dirían los abogados, que es sincero lo que dicen, de apoyar a los campesinos para elevar la productividad —bajísima hoy—, en la explotación del minúsculo pedazo de tierra que usufructúan en algún ejido o una pequeñísima superficie privada, en la geografía de alguno de los tres estados donde elegirán, este 4 de junio, gobernador: Coahuila, Edomex y Nayarit.

De entrada, debo decirle que lo que aparenta ser un compromiso, es también una promesa a incumplir. La razón es de una simpleza tal, que sorprende que aún hoy, haya quien toque el tema con un candidato a un puesto de elección popular. 

Esto lo digo porque, en tanto no se atreva el Congreso de la Unión a remover la fracción XV del artículo 27 de la Constitución, cuyo texto vigente establece límites absurdos de la superficie que un particular puede poseer, será imposible llevar el capital y la tecnología necesarios para elevar la productividad en el campo mexicano.

La mentalidad anquilosada y aceda del pasado que priva entre los políticos —en lo que se refiere al campo—, da por resultado que lo que se prometa, diferente a la abrogación de aquella fracción, es demagogia.

Además de este ejemplo, hay muchos más. ¿Pero a qué se debe esta abundancia? A que los gobernadores carecen de facultades para modificar leyes a su gusto, pues ésta es una facultad del Legislativo, tanto en el orden estatal como en el federal. Es cierto, tienen Facultad de Iniciativa; sin embargo, no olvidemos que en muchos temas de la gobernación estatal, se está ante materias exclusivas del orden federal, no del estatal en lo que se refiere a la parte legislativa de las mismas.

Esto último significa, para decirlo claro, que lo tomaría en cuenta el Congreso de la Unión en sus dos Cámaras sería, no únicamente las especificidades de la entidad cuyo gobernador hubiese presentado la iniciativa correspondiente, sino las del país entero.

En consecuencia, cuando un candidato a gobernador no puede modificar —aun cuando quisiere—, elementos de leyes federales como la Federal del Trabajo y la Agraria, por ejemplo, toda promesa que haga al respecto carece de todo sentido y factibilidad. Es decir, se vuelve —lo que diga—, en una ocurrencia.

Pero, ¿por qué no decir a los campesinos que solicitan esto o aquello en materia agraria, que él, en caso de triunfar, lo más que podría hacer sería, dada su facultad de iniciativa, elaborar una que enviaría al Congreso de la Unión. Ahí, simplemente seguiría el proceso normal establecido.

Asimismo, las más de las veces, los candidatos poco pueden hacer en aquellos temas que más les interesan a los ciudadanos. La seguridad, los temas laborales y las cuestiones relacionadas con el crédito, la educación, la salud y los sistemas de pensiones entre muchos otros, son materia federal y ahí, los gobernadores nada pueden hacer, salvo respetar y hacer cumplir la ley vigente.

Luego entonces, ¿por qué prometen algo en ámbitos que saben les son ajenos? ¿Cinismo, demagogia, afán de obtener votos a costa del engaño, o se aprovechan de la ignorancia y desesperanza del ciudadano?

¿Tiene remedio eso? Por supuesto; el primer paso sería, sin duda, hablar con la verdad; decirle al peticionario que en eso que pide, él nada puede hacer, y decirle el porqué.

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