José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

28 Abr, 2017

El caso para remover a Trump

Allan Lichtman, respetado historiador y excolega mío en  American University, acaba de publicar un magnífico libro con el título de este artículo, en el que describe con precisión las razones por las que él considera que el Congreso de EU removerá a Donald Trump de la Presidencia.

El procedimiento de remoción de funcionarios públicos lo define la Constitución de EU de la siguiente forma: “El Presidente, el vicepresidente y todos los funcionarios civiles de Estados Unidos serán removidos de sus puestos al ser acusados y declarados culpables de traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”.

Cabe aclarar que el texto del profesor Lichtman no es una lista de buenos deseos de quien malquiere al Presidente por razones políticas, todo lo contrario, se trata de un análisis puntual del marco jurídico que define los términos y procedimientos de la remoción y que estudia los precedentes históricos de tres mandatarios a los que se les inició el proceso, uno de los cuales —Richard Nixon— renunció para evitar juicio.

Además de su calidad académica, otro argumento de peso para leer con esmero este libro es la historia de aciertos de Lichtman en pronosticar todas las elecciones presidenciales desde 1984 hasta la última, lo que le mereció un mensaje de puño y letra de Trump felicitándolo por su acertado vaticinio, aunque el Presidente electo no leyó su siguiente predicción, “que después de ganar sería removido del cargo”.

El autor afirma que en el breve lapso transcurrido entre la elección y la publicación de su libro, las palabras y actos de Trump han reforzado el caso para su remoción, pues “un Presidente que parece no haber aprendido nada de la historia… está preparando el escenario que puede culminar en su remoción por las incontables ofensas y violaciones cometidas”.

Su argumento central consiste en la prioridad de precisar en qué momento la remoción del Presidente se torna impostergable para proteger los intereses vitales y las libertades constitucionales de su país, a partir del principio que la remoción de un Presidente inepto o criminal no pone en entredicho a la institución presidencial.

El autor muestra cómo Trump ha roto todas las reglas usuales para hacer política y gobernar, y ha intentado extender su autoridad casi hasta el punto de ruptura. Ha nombrado miembros del gabinete elegidos para destruir las instituciones que tienen bajo su cargo, y ha empujado al país hacia una crisis legal y constitucional. 

Por vez primera accede a la Casa Blanca alguien sin ninguna experiencia de servicio público o militar —consiguió cinco dudosas posposiciones para eludir Vietnam— o con una historia escandalosa de enriquecerse a costa de otros, al tiempo que sus mentiras, desprecio a la ley y constantes conflictos de intereses son legendarios.

Sus dudosos tratos y conexiones con Rusia, que el FBI investiga, pueden culminar en que se le acuse de traición, y su desdén por los frenos constitucionales y la auténtica división de poderes, van a desembocar en abusos de poder graves y en erosionar el menguante apoyo de los congresistas de su partido.

Lichtman analiza la relación de Trump con el género femenino y afirma que “su necesidad de halago, atención y adoración conducen a una completa falta de respeto por la dignidad y autonomía de las mujeres. Anhela la compañía de mujeres glamorosas y desdeña a las que no alcanzan sus patrones de belleza y no puede evitar embestirlas sexualmente con su consentimiento o sin él”.

El autor afirma que Trump puede ser removido por su conducta depredadora hacia las mujeres, pues el poder es un poderoso afrodisíaco y las ocasiones favorables para que el Presidente ejerza su inclinación insana se multiplican, además que ya surgieron demandas en su fase como estrella en “reality shows”.

¡Ojalá que Lichtman acierte de nuevo!

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