José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

5 May, 2017

Fantasilandia

Entre las muchas razones presentadas por el profesor Allan Lichtman —en el texto que comenté la semana pasada— que pueden conducir a la remoción de Donald Trump de la Presidencia, destaca, a mi juicio, la cantidad de mentiras que inventa con una frecuencia increíble y con respecto a tantos temas que el sólo hecho de darles seguimiento se ha vuelto un próspero segmento de las empresas noticiosas.

En EU los fact-checkers, que yo traduciría como caza-mentiras, han venido laborando horas extra desde que apareció Trump en la escena política, por la cantidad de falacias que espeta cada vez que abre la boca, que es todo el tiempo, pues padece una grave incontinencia verbal.

El equipo de casa-mentiras del Washington Post publicó la síntesis de sus hallazgos con motivo de sus primeros cien días en la Casa Blanca:

• 488 falsedades o afirmaciones erróneas, un promedio de 4.9 diarias.

• 10 es el número de días sin falacias presidenciales, el 10% de su Presidencia. En 6 de esos días, Trump estuvo jugando golf.

• 4 fueron los días con 20 o más afirmaciones falsas.

• 75 Pinochos, galardón otorgado por los caza-mentiras a los sofismas de los políticos, de uno a cuatro según su grado creciente de falsedad. Como candidato, Trump le ganó a Hillary 5 a 1 en Pinochos recibidos.

Los temas sobre los que mintió con mayor frecuencia son los relativos a la creación de empleos (94 veces), a la migración (67) y a la política exterior (66). Además de las mentiras, está la hipocresía de Trump: decretar que hay que buy America, hire Americans, cuando es sabido que los productos que llevan su nombre o que se usan en sus hoteles y casinos son fabricados mayoritariamente en 12 otros países.

Además de mentir a sabiendas que lo hace, le da por falsear los hechos y la historia. En el primer caso está la afirmación de que hay 100 millones de desempleados en EU —42%— cuando el monto oficial es de 4.7 por ciento. Las absurdas cifras de Trump incluyen a jubilados, niños, quienes laboran en el hogar y quienes no están buscando trabajo.

En el segundo caso, apenas el lunes pasado se le ocurrió decir que el desastroso presidente Andrew Jackson (1829-1837), su nuevo héroe, hubiera evitado la Guerra Civil “…y que realmente estaba muy enojado” por lo que estaba ocurriendo. El esclavista Jackson ¡llevaba muerto 16 años cuando se inició ese conflicto bélico!

La proclividad de Trump a mentir es legendaria, como lo apunta en uno de sus libros al afirmar que “la gente quiere creer que algo es lo más grande, lo más estupendo y lo más espectacular. A esto lo llamo ‘hipérbole veraz’, una forma inocente de exagerar”. Tal comportamiento del Presidente de la gran potencia es en extremo alarmante.

Sus constantes falacias, incluyendo presumir sus numerosos logros como Presidente, cuando ha fracasado en todo salvo en llenar una vacante en la Suprema Corte, permiten sugerir la hipótesis de que Trump cree sus propias mentiras y así construye un mundo de fantasía totalmente alejado de la realidad.

La Fantasilandia trumpiana se nutre de lo que él y sus secuaces en la Casa Blanca llaman “hechos alternativos”, donde las mentiras no son mentiras, lo que recuerda la creación de George Orwell en 1984, su distopía sobre el “doble-pensamiento” que crea un gobierno totalitario para mentir y manipular a su antojo a la población.

Un Presidente sin credibilidad y enfermo de narcisismo patológico, definido como “un exagerado sentido de la singularidad e importancia de uno mismo, una necesidad anormal de atención y admiración, preocupación con autoquimeras grandiosas y desarreglo en las relaciones interpersonales”, plantea serios retos para su gestión, para EU y para el mundo, pues quien sufre tal perturbación es inseguro e inestable.

La casa de juegos Ladbrokes de Londres indica que el monto de las apuestas va 5 a 1 a que Trump será removido.

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