Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

10 May, 2017

La embajadora mexicana que quiso jugar a Sherezada

Sí hay embajadores mexicanos como Jaime Nualart, en Tailandia, que realmente están apoyando al turismo mexicano; hay otros con los que aplica la frase de “no me ayudes compadre” y un caso es el de Francisca Elizabeth Méndez Escobar.

La flamante representante de México ante los Emiratos Árabes Unidos pidió una cita la última semana de abril con un grupo de altos directivos de Etihad Airways, que dirige Peter Baumgartner.

Lo anterior ocurrió en el marco de la Arabian Travel Market, que se llevó a cabo en Dubái del 24 al 27 de abril.

El propósito era reunir a las autoridades turísticas de la Ciudad de México, cuyo secretario es Armando López Cárdenas, para plantear la posibilidad de abrir una ruta entre Dubái y la capital mexicana.

Para empezar, la diplomática llegó 25 minutos tarde, lo que si bien en México sería una equivocación justificable por el tránsito o cualquier otro invento; en los Emiratos Árabes Unidos es una falta imperdonable.

Aunque había registrado para la cita a Mireya Gil, directora del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) en España, la funcionaria llegó también con Darío Flota, quien es considerado el candidato más viable para encabezar el nuevo mega fideicomiso de promoción turística de Quintana Roo.

El problema, segunda metida de pata, es que Flota no estaba en la lista original, lo que fue como otra “raya al tigre” de la violación a lo políticamente correcto.

Pero lo bueno vino después, pues ya con ese mal ambiente y luego de escuchar a los directivos de Etihad decir que México no está entre sus planes prioritarios; la embajadora Méndez planteó que no era necesario un vuelo directo, sino que bastaba con uno vía Nueva York.

Mientras que Gil propuso considerarlo vía Barcelona, con el argumento de que se trataba de un destino muy demandado por los millennials que estarían encantados en visitar la ciudad catalana antes de llegar a México.

Todo esto, claro, sin tomar en consideración la situación actual de nuestro país respecto a las libertades aéreas.

El momento más divertido ocurrió cuando Méndez les informó que el aeropuerto de la CDMX ya está habilitado para recibir al Airbus A380, el avión más grande del mundo, y entonces los ejecutivos de Etihad ya de plano se sintieron como a la mitad de una película de Luis Buñuel.

Su respuesta fue que, aunque México no estaba en los planes prioritarios de la compañía, en caso de que algo fuera posible en el futuro, de ninguna manera arrancaría con ese gigantesco aparato.

Algo que molestó a la embajadora, quien defendió que México es el octavo país más visitado y que además ya está preparado para recibir ese avión.

Por supuesto, todo quedó en un “ya veremos”, que no volará a ningún lado.

Una oportunidad perdida, precisamente en un momento en que la visión equivocada del presidente estadunidense Donald Trump respecto al mundo árabe debería traducirse en oportunidades para su vecino del sur, cuya perspectiva de política internacional es muy diferente.

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