David Páramo

Análisis superior

David Páramo

15 May, 2017

Contra los chupaductos

La estrategia del Estado mexicano en contra de los grupos de la delincuencia organizada que se dedican a chupar ductos de Pemex y revender el combustible se realiza en dos partes: la primera es la acción del Ejército mexicano y las demás fuerzas del orden en contra de las bandas que operan a pie de tubo y la segunda va en contra de los delincuentes de cuello blanco que están implicados en estas operaciones.

En el primer caso, la empresa productiva del Estado está tomando una serie de medidas que funcionaron en Colombia, como marcar combustible, poner pelotas, llevar a la prensa a los operativos, hacer acciones sociales en las comunidades, aumentar el número de válvulas, aumentar la vigilancia en los ductos. Si bien estas medidas funcionan, se sabe que no son suficientes y se requiere una acción de inteligencia financiera.

José Antonio Meade y José Antonio González Anaya fueron subsecretarios de Hacienda y por lo tanto vivieron la molestia por el robo del IEPS a los combustibles o la falta de información correcta por parte de Pemex en cuanto a los volúmenes de compra y venta de combustibles.

De hecho, el secretario de Hacienda encabeza el grupo de lucha en contra de estas bandas de delincuentes, en reuniones que se realizan todos los lunes por la tarde. González Anaya dedicó unos cuatro meses a poner orden en las cuentas de Pemex, que increíblemente no intercambiaban información entre lo que las gasolinerías compraban y lo que registraban como vendido, lo que permitía casos de estaciones de servicio que no adquirían el producto, pero seguían expendiendo.

Se han corregido ilegalidades como la venta de bombas con o sin software (que se ajustaban dinámicamente para evadir controles) y se está auditando a quienes las usan.

MAYOREO

Ahora también se está cruzando información con el SAT, lo que hace cada vez más difícil y riesgoso adquirir el producto robado en los 12 mil puntos de venta establecidos. Si usted cree que las ventas en las carreteras y mercados de gasolina son el negocio de los chupa ductos, está profundamente equivocado. El problema son las estaciones de servicio y algunas industrias.

En los 15 casos en los que hasta el momento se han encontrado irregularidades se realiza un operativo en el que primero la Unidad de Inteligencia Financiera congela todas las cuentas vinculadas con los dueños de la estación de servicio. En el operativo participan Ejército y PGR, Profeco, SAT y se realiza un cruce de datos en los cuales se vincula a proceso no sólo por comprar gasolina robada.

El objetivo es subir de tal manera el riesgo para las estaciones de servicio que operan en el país, que decidan no comprar el combustible robado ante el tamaño del castigo que podrían recibir. Hasta antes de estas acciones había una gran impunidad.

Estas mismas acciones se están comenzando a tomar en el caso de las empresas que compran combustible robado para sus procesos industriales y sus flotillas. De hecho, ya se habla del caso de un ingenio que no únicamente roba el combustible para sus procesos industriales, sino que le paga a los cañeros con diesel robado y que en los próximos días podría recibir la acción de la autoridad.

SOCIEDAD

Derivado de los grandes traumas nacionales, hay quienes creen que quienes roban los ductos son campesinos, quienes ante la desesperación tienen que delinquir, como si eso fuera un concomitante o una justificación. Eso sólo puede ser creído por una profunda estupidez o gran mezquindad política de aquellos quienes con tal de buscar el poder se ponen del lado de los delincuentes.

En las regiones donde hay mayor robo de combustible, casi el 80% de estas poblaciones están siendo atendidas por algún programa social del Estado. Las acciones de estos grupos delincuenciales llegan a extremos como invitar a buffet de ductos rotos.

Generalmente, las tuberías están enterradas, pero donde hay canales de riego de Conagua están expuestos. Así los delincuentes invitan a la población a que participe en recoger el diesel previo pago de 500 pesos y les recompran la cubeta entre 2 y 4 pesos. Utilizan a niños y mujeres para recoger este producto en algo que, a no dudar, puede generar una gran tragedia.

Si bien es cierto que el robo de combustible es una práctica añeja, la realidad es que en los últimos años ha crecido exponencialmente, generando riqueza para delincuentes organizados, quienes hoy obtienen mayor rentabilidad que el narcotráfico.

Sin embargo, habría que esperar que la coordinación de acciones de diferentes áreas de la autoridad haga que este problema disminuya en forma exponencial como ocurrió en Colombia.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube