Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

18 May, 2017

¿En verdad piensa que eso arreglaría algo?

Este martes por la mañana leí un tuit de una persona a la que sigo (perdón, pero así se dice), el cual me causó cierta preocupación o extrañeza; no tanto por el texto mismo, sino por la ingenuidad que deja ver quien lo escribió.

Él, investigador de renombre y especialista en el tema de moda, combate a la corrupción, tuiteó lo siguiente: en lugar de promesas.....qué tal si le pedimos a los candidatos COMPROMISOS!!! (Lo transcribo tal cual; los golpes severos a la gramática, aclaro, le pertenecen a él, no a mí).

Sorprende sobremanera la forma cómo trata la gramática; es lamentable el uso que hace de los puntos suspensivos y lo peor, utilizar el signo de admiración en lugar del de interrogación y, ¿no sabe que en español deben escribirse los dos, al principio y al final de la frase?

De él, la institución en la cual labora dice textualmente: Es licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y realizó una maestría en Política latinoamericana Comparada en la London School of Economics (LSE). Actualmente imparte clases de Derecho Constitucional y Derecho Administrativo en el ITAM. Es autor del libro “El combate a la corrupción, la gran tarea pendiente en México”. (He transcrito el texto, tal cual aparece en la página de aquella institución en la cual labora).

En fin, dejemos al Maestro de la London School of Economics donde, espero, haya escrito mejor inglés, y mostrado un poco más de respeto por la gramática inglesa que el que deja ver por la española. Vayamos entonces al texto de su tuit: En lugar de promesas... qué tal si le pedimos a los candidatos COMPROMISOS!!!

¿En verdad piensa el Maestro, que con pedirle compromisos al candidato como sustituto de las promesas incumplibles que suelen hacer, lograrían los electores ver concretados dichos compromisos? ¿En verdad piensa que con eso bastaría?

Dicho de otra manera, ¿bastaría con que un candidato se comprometiere, para que fluyeren los recursos que permitirían sufragar las obras de infraestructura de todo tipo, y las entregas de subsidios a todos y por todo por ejemplo? ¿Tan poderoso es el hecho mismo de comprometerse?

La verdad es otra, muy diferente a la ingenuidad que deja ver ese tuit del Maestro; por si lo ignora, no hay medio de apremio que obligue a candidato alguno, a concretar éste o aquel compromiso que hubiera hecho a los pedigüeños que pululan en los actos políticos de las campañas electorales.

La pregunta que podríamos hacer al Maestro —dada la realidad de la relación perversa que hay entre candidatos y electores: Voy viviendo ya de tus mentiras; miénteme más, que me hace tu maldad feliz—, es si ha participado en alguna campaña de algún candidato, del partido que hubiera sido.

De haberlo hecho, ¿piensa que, para ver concretada una petición de éste o aquel grupo, sería suficiente que el candidato victorioso se hubiese comprometido? ¿Es aceptable que un académico con sus credenciales, tanto académicas como profesionales, afirme lo que transcribo?

No cabe duda que en esa escuela, la London School of Economics (agrego: and Political Sciences), han encontrado la solución a toda carencia. Lo dice con claridad meridiana el Maestro: Nada de promesas, únicamente compromisos, y ya está.

¿Qué explica este pensamiento mágico de quienes salen del país a la búsqueda de un grado académico, en una institución de prestigio? ¿Allá se volvieron así, o ya iban desde aquí? ¿Acaso no les enseñaron allá —en caso de que lo ignoraran—, que poco importa si un candidato promete o se compromete? ¿Cuántos maestros como él, y cuántos doctores de esa misma escuela inglesa, piensan como él?

Por último, la duda que quedaría —que espero despeje en otro tuit—, es si efectivamente está convencido de la justeza de lo que afirmó en el tuit transcrito.

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