Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

6 Jun, 2017

Créame, no importa quién haya ganado, México seguirá en pie

¿Sabe usted por qué estoy contento, una vez que han terminado las campañas y casi saber quiénes fueron los ganadores en Coahuila, Edomex y Nayarit? Por algo tan sencillo como esto: Ya me tenía harto tanto émulo de Walter Mercado y el Profesor Zellagro con sus juicios apocalípticos que anunciaban tragedias, muy cercanas éstas a la desaparición del país y de algunos partidos.

Si este partido ganare el Edomex, que los demás partidos se despidan del 2018, porque su derrota estaría garantizada y tonterías y subjetividades por el estilo. Nada de análisis serio, sólo juicios catastróficos, carentes de sustento alguno. 

Escribo esta colaboración, la mañana del domingo 4, el día mismo de las elecciones. La razón está en el título de esta colaboración: No importa quién haya ganado, lo que seguiremos viendo en México y en los tres estados donde habrá nuevo gobernador será, más de lo mismo. De ahí que juzgue aquellos pronósticos apocalípticos como frívolos, ligeros.

Demagogia y más ocurrencias; empeoramiento de problemas como la insolvencia de los sistemas de pensiones, saturación y falta de recursos en los sistemas públicos de salud, caída permanente de la calidad de la educación y por encima de todo esto, lo de siempre: catervas (Multitud de personas o cosas consideradas como conjunto desordenado o de poco valor e importancia) de sinvergüenzas que llegarán a enriquecerse, ofensiva y cínicamente en el menor tiempo posible.  Esto es lo que veremos en Coahuila, Edomex y Nayarit, al margen de quién haya sido el ganador. ¿Acaso esto es nuevo para usted? ¿Ya ve? ¡Más de lo mismo!

Este país, aun cuando nos neguemos a aceptarlo, vivirá por siempre. Vea usted y dígame si no; desde la llegada de Hernán Cortés, hemos hecho esfuerzos sobrehumanos y no hemos podido acabar con él. El intento más acabado —que por poco logró su objetivo— fue la docena trágica de Echeverría y López Portillo y ya ve, aquí seguimos, vivitos y coleando.

¿Acaso piensa usted que Delfina Gómez, de la que aquellos analistas dicen que su victoria sería el detonante para la debacle definitiva del país —al asegurar la victoria inevitable de López el año próximo—, en verdad acabaría con el Edomex? ¿Y aquél, tiene los tamaños suficientes, por ejemplo, para superar la fuerza destructora de la corrupción del sexenio de Miguel Alemán, que parece haber sido desplazada por este gobierno del liderazgo que mantuvo durante decenios? ¿O la tendría para desarrollar y aplicar políticas públicas peores, que las ya pésimas de LEA y JLP?

¿En verdad piensa usted que el émulo Versión Conasupo de Abdalá Bucaram (rockero y loco presidente de Ecuador, destituido por el Congreso de ese país), sería capaz de destruir al Edomex?

Ahora bien, si alguno de los dos restantes —Alfredo y Josefina— saliere victorioso, tenga la plena seguridad que gobernaría dentro de las reglas que el país se ha dado desde hace años. En otras palabras, el país no se acabará; menos aún el Edomex y tampoco los partidos.

Regresemos pues a nuestros voceros del Apocalipsis. ¿Qué excusa darán a quienes les hicieron caso y repitieron, cual loro bien educado, el negro panorama que decían nos esperaría, de ganar la primera? ¿Habrá, de parte de ellos, autocrítica alguna? ¿Reconocerán que se equivocaron, que hablaban a lo tarugo sólo para llamar la atención de ingenuos y despistados? Y de hacerlo, ¿sería mucho pedirles, que se comprometieren a no caer otra vez en lo mismo?

Por otra parte, ¿pensaría usted factible que los victoriosos pudieren concretar las ocurrencias que su ignorancia les aconseje, por ejemplo, en materia económica? ¿Podrían acaso irse por la libre, y otorgar subsidios sin freno alguno? ¿De dónde sacarían los recursos?

Ya lo verá; todo será, más de lo mismo.

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