Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

8 Jun, 2017

Cuidado con los síquicos de la economía y la política

Seguramente a usted le suenan conocidos nombres como Walter Mercado, Madame Zasú y Samira; el del Profesor Zellagro y su tirada vikinga, es para iniciados en esto de la afición a consultar a personas con dotes adivinatorias. A todos ellos, desconozco la razón, se les conoce como síquicos, y los que acuden a ellos buscan, esencialmente, que les adivinen el futuro.

En un espacio más regional, no de la difusión y presencia internacional de aquellos, en Sonora tenemos una palabra de origen árabe, zahorí, la cual, nos ha permitido asestar un duro y certero golpe al español porque, en vez de pronunciarla correctamente y decir zahorí (Persona a quien se atribuye la facultad de descubrir lo que está oculto, especialmente manantiales subterráneos; persona perspicaz y escudriñadora, que descubre o adivina fácilmente lo que otras personas piensan o sienten), decimos saurino.

La utilizamos, en el norte del país, no únicamente en Sonora, para designar a aquél que la gente llama adivino o clarividente; alguien que, piensan, adivina el futuro. Síquicos, saurino o zahoríes o adivinos, no pocos les reconocen dotes adivinatorias con las cuales, como dije, a quien los consulta y paga, le adivinan su futuro.

En México, no de ahora sino desde hace algunos años, han aparecido en los espacios mediáticos, remedos de síquicos y zahories, y de saurinos y adivinos, que dicen poseer dotes adivinatorias como aquéllos cuatro, con una limitación que vale la pena aclarar. Sus dotes no les alcanzan para adivinar el futuro, así, en general, sino únicamente en dos espacios: La economía, y la política.

Esto ha quedado de manifiesto de manera más que evidente, en los últimos meses. Si usted hubiese querido conocer anticipadamente, por ejemplo, el nivel de la paridad peso-dólar, y los nombres de los candidatos triunfadores en las elecciones a gobernador en Coahuila, Edomex y Nayarit, ahí habrían estado presentes esos síquicos económicos y políticos para responderle.

¿No le bastaban los nombres de los ganadores de las elecciones, sino también conocer los porcentajes de votos que alcanzarían, y la ventaja que le sacaría el ganador al segundo lugar? ¡Pues a preguntarles!

El domingo por la noche o desde este lunes por la mañana, ¿quería conocer las características de los votantes, y también los porcentajes de quienes siendo seguidores de este candidato decidieron dejar el barco, e irse a apoyar a otro? Sin problema alguno; delo por hecho. Estos síquicos, zahoríes o saurinos, o adivinos, gustosos y con una seguridad que ni Walter Mercado muestra a quien lo consulta, le daban los datos solicitados.

Por otra parte, si su interés era y es conocer el nivel de la inflación para este año y el siguiente, pregunte y ahí estará el saurino amigo que le responderá, ésa y cualquier otra interrogante relacionada con indicadores económicos.

Hasta ahí, todo marcharía a las mil maravillas si no fuere por un pequeño detalle; al igual que los síquicos citados al principio, los que aquí se dedican a predecir el futuro económico y político son, también, una caterva (Multitud de personas o cosas consideradas como conjunto desordenado o de poco valor e importancia) de charlatanes que viven de engañar incautos. Con una jerga seudo técnica —aparentemente especializada—, sueltan pronósticos a la menor provocación. ¿Erraron? ¡Eso qué importa! A dar un nuevo pronóstico, y ya está.

¿Los ha consultado, o quiere hacerlo? Simplemente sintonice sus apariciones en los programas donde pontifican, y ya; gratuitamente conocerá el futuro de la economía y la política de México.

¿Qué le parece? ¿Cómico en verdad? Por desgracia, más que comicidad, es una carencia total de honradez intelectual.

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