José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

José Manuel Suárez-Mier

16 Jun, 2017

Libre comercio según los sindicatos

El lunes pasado, justo antes de que venciera el plazo para enviar comentarios sobre la renegociación del TLC de Norteamérica, la principal federación de sindicatos obreros de EU –la AFL-CIO, por sus siglas en inglés– envió los suyos a la Casa Blanca.

Es un documento que me hizo viajar un cuarto de siglo atrás, cuando un grupo de funcionarios del gobierno de México andábamos por toda la geografía de EU tratando de vender las virtudes del TLC a un público ignorante y a veces belicoso, y con frecuencia en debates contra los enemigos del libre comercio como la AFL-CIO.

Sus propuestas para negociar, bajo premisas falsas que nada tienen que ver con la realidad, siguen siendo las mismas de entonces: los obreros siempre pierden con los acuerdos de libre comercio, sesgados para perjudicarlos y beneficiar a “corporaciones globales que se enriquecen explotándolos.”

Como no se atreven a salir del clóset y mostrar su radical proteccionismo, los sindicatos ofrecen consejos ambiguos, pero que garantizarían el rotundo y expedito fracaso de cualquier negociación. Algunos botones de muestra:

Democratizar el proceso de negociación, lo que debe entenderse como abrir la negociación a quien quiera participar. Los principales perjudicados de acabar con el libre comercio, los consumidores que se benefician de productos baratos y de alta calidad, no tendrían suficientes incentivos para hacerlo, mientras que los grupos interesados en protegerse de la competencia externa asistirían de tiempo completo. Además, un acuerdo comercial negociado en un estadio deportivo, nunca llegaría a nada.

• Incorporar enérgicas potestades laborales que prioricen el derecho a sindicalizarse y a la negociación colectiva, lo que hay que traducir como que una mínima facción de líderes sindicales pueda obligar a la gran mayoría de trabajadores a formar sindicatos, aunque no lo quieran.

• Eliminar los “juzgados corporativos”, como ellos llaman a las instancias que hay en los tratados vigentes para solucionar disputas entre inversionistas y los gobiernos en donde operan, y que dan certeza a los primeros que no serán objeto de abusos del poder público para expropiarlos o modificar leyes a su antojo.

• Crear fuentes de trabajo mediante la adopción de reglas obligatorias que eviten la manipulación cambiaria en Norteamérica, lo que permitiría crear entre 2.3 y 5.8 millones de trabajos en los siguientes 3 años. Esta descomunal estupidez es además de una enorme deshonestidad, pues se basa en un estudio para Asia en el que no se menciona a México o Canadá ¡ni una sola vez! 

• Proteger que las compras de gobierno sean responsables (sic), y congruentes con la política de “comprar sólo en EU.” El TLC debe apoyar la creación de trabajos eliminando compromisos sobre adquisiciones gubernamentales. En una zona de libre comercio como el TLC norteamericano el compromiso es y debe seguir siendo que los gobiernos privilegien comprar bienes y servicios del área, ¡no los de EU!

• Eliminar reglas que limiten la protección de trabajadores, consumidores y el medio ambiente, lo que implica adoptar estándares y regulaciones burocráticas discrecionales utilizables como armas proteccionistas sin recurso de apelación.

• Proteger a los consumidores y asegurar la estabilidad financiera, con medidas que limiten la expansión de servicios financieros (sic) y permitan la adopción de controles de capitales para asegurar la estabilidad del sistema financiero.

El escrito de la AFL-CIO no deja duda de su oposición a ultranza al libre comercio, ¿le harán caso en el gobierno de Trump?

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