Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

17 Jun, 2017

La caligrafía del embajador chino

El embajador de China en México, Qiu Xiaoqi, es un artista, todas las mañanas su primera actividad es practicar el arte de la caligrafía tradicional. La actividad artística del diplomático me permitió entender cómo es que China ha logrado mantener un continuo cultural más significativo de la historia humana que se extiende durante varios milenios. La pensadora Hanna Arendt, decía que: “el arte cumple con nuestro anhelo por la permanencia en un universo definido por el cambio”, es decir, las obras de arte nos conectan con la inmortalidad, sin embargo, la caligrafía china conecta no sólo con la inmortalidad individual, sino también cultural, debido a que en las obras se escriben poemas que datan de milenios anteriores y que conectan a sus autores con la herencia civilizatoria que heredaron.

El siglo XXI está definido por el surgimiento chino que es el mayor fenómeno económico en la historia de la humanidad y que representa retos y oportunidades para todo el mundo incluyendo a México. Nuestro país ha visto a China como una entidad lejana y exótica con la que hay muy poco contacto comercial, sin embargo, es tal la potencia de la nación asiática que en poco tiempo se ha convertido en nuestro segundo socio comercial, con un volumen anual de 74 mil 927 millones de dólares. China es el tercer mercado de exportación más importante para México, con cinco mil 407 millones de dólares, sólo después de Estados Unidos y Canadá. En cuanto a las importaciones, China es por mucho el segundo país del que más importamos, con 69 mil 520 millones de dólares, luego viene Canadá, de donde importamos poco más de nueve mil millones de dólares.

El lugar común nos dice que las economías de México y China no son complementarias y que por lo tanto los lazos económicos serán limitados, dicho argumento tiene sentido cuando se habla de una economía mediana, no obstante, en el caso chino habría que reconsiderar. No es sencillo encontrar las áreas en donde México puede incursionar en el mercado chino, pero por el tamaño del mercado vale la pena intentarlo. El asunto se hace más relevante al considerar el cambio geopolítico que ha significado el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que ha mostrado la fragilidad de la economía mexicana en cuanto a la dependencia con la Unión Americana.

Otro aspecto de vinculación que permitiría ampliar la relación entre ambas naciones se da en materia de turismo. En una cena reciente, el embajador Qiu Xiaoqi contaba que hay 100 millones de turistas chinos en el mundo, sin embargo, el año pasado únicamente 100 mil llegaron a México, con un gasto promedio de dos mil dólares, sin considerar boletos y hospedaje. De acuerdo con el diplomático, los 100 mil turistas podrían multiplicarse por diez. Además, la esposa del embajador nos señalaba una ventaja adicional de la Península de Yucatán y es que a los hablantes de la lengua maya se les facilita el aprendizaje del chino. No obstante, aunque el diplomático no lo dijo por cortés, es evidente que tenemos que resolver el tema de seguridad para ser atractivos en turismo.

Para entender el siglo XXI es necesario entender a China y para comprender a la nación asiática es necesario ver más allá de las cifras y dimensionar que se trata del continuo civilizatorio más largo de la humanidad. Y bajo esa perspectiva debemos plantear nuestra relación político-económica y cultural, que permita darnos cuenta en ambos lados del océano Pacífico que hay grandes ventajas geopolíticas en un acercamiento de largo plazo. México tiene en el embajador Qiu Xiaoqi un hombre que sabe del poder y arte de la palabra escrita, algo que debemos aprovechar.

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