David Páramo

Análisis superior

David Páramo

19 Jun, 2017

Guerra de castas recargada

El viernes, el Inegi dio a conocer el módulo de movilidad social que en uno de sus apartados le pide a los encuestados que tomen un Pantone con 11 posibles tipos de piel y, con base en ellos, determinen su nivel de éxito profesional.

Sé que en países como Estados Unidos, donde tienen tradiciones recientes de segregación y racismo, se realizan estudios similares; sin embargo, me parece ocioso que se haga con una metodología subjetiva como pedirle a una persona que opine qué tan güerito es y cómo eso le ayuda en la vida; cuánto se avanza con respecto a los niveles de escolaridad y oportunidades de los padres. Sería mucho más preciso que el estudio se hiciera con base en la estatura, número de calzado o talla de cintura.

El estudio en sí mismo resulta bastante intrascendente en un país que realmente tiene problemas de clasismo. En el libro Mirreynato: la otra desigualdad, Ricardo Raphael hace una descripción sobre la relevancia de los signos externos de riqueza donde no importa el color de piel. Haga un análisis de las publicaciones de mirreyes en redes sociales y verá que algunos pertenecen a los colores más oscuros del Pantone que usó el Inegi.

En una nación incluyente, el color de piel, sexo, raza, religión, género, preferencia sexual, deben ser irrelevantes. Hacer notar la diferencia es una forma inaceptable de racismo. Cuando se ve la diferencia se está recurriendo a formas que se pretenden erradicar.

SANTAELLA

El presidente del Inegi, Julio Santaella, no pudo contenerse ni hacerse a un lado de la legión de imbéciles que, de acuerdo con Umberto Eco, pueblan las redes sociales, y tuiteó el viernes: “Las personas con piel más clara son directores, jefes o profesionistas; las de piel más oscura son artesanos, operadores o de apoyo”. En este comunicado, a través de su red social, comete una gran cantidad de errores.

Primero. El Inegi, evidentemente, se refiere a sus miembros, no debe hacer interpretaciones de los hechos estadísticos. Sólo presentarlos para que sean otras instancias, públicas y privadas, las que hagan las interpretaciones.

Imagine si Santaella o algún otro miembro del Inegi tuitearan sus opiniones sobre el crecimiento del PIB o de la inflación. Otra posibilidad, que el presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova, tuiteara sus opiniones, sobre el proceso electoral en el Estado de México o cualquier otra entidad.

El Inegi debe abstenerse de hacer opiniones, por más populares o arraigadas en el imaginario popular que puedan estar.

Segundo. La paupérrima redacción del tuit hace una interpretación absolutista sobre los resultados del módulo. Inadmisible opinar para el Inegi, lamentable hacerlo en esos términos.

Si fuera cierta la opinión de Santaella, ¿por qué el hombre más rico de México y entre los primeros del mundo es moreno? ¿Por qué el Presidente de la República es moreno? ¿Será que en las opiniones del Pantone y los frívolos los ven como si fueran arios?

Si fuera cierta la opinión de este hombre, entonces el PRI debe nombrar como candidato a Enrique de la Madrid, puesto que se ve más blanquito que José Antonio Meade, Luis Videgaray, Aurelio Nuño. Miguel Ángel Osorio Chong deberá abstenerse.

En el PAN es claro que el candidato debería ser Ricardo Anaya, puesto que es más blanco que Margarita Zavala o Rafael Moreno Valle. Este absurdo Pantone y los tuitazos de Santaella explicarían las derrotas de Andrés Manuel López Obrador, Delfina Gómez, Juan Zepeda o Josefina Vázquez Mota. 

Tercero. En mi cuenta de Twitter establecí que era inadmisible el racismo del presidente del Inegi y me respondió: “Perdón, David. Estoy refiriendo los resultados estadísticos del Módulo de Movilidad Social. Es nuestra triste realidad”. El presidente del Inegi confirma que está interpretando los datos de este análisis.

En prácticamente cualquier otro país, más sensible al racismo, las comisiones de derechos humanos deberían estar exigiendo explicaciones, si no la renuncia del funcionario, puesto que se trata de una interpretación inadmisible por parte de un funcionario público que no debería andar haciendo interpretaciones. 

REALIDAD

Cuarto. Si realmente fuera cierto lo que equivocadamente opina Santaella, es posible que cuando este hombre obtuvo el apoyo de Agustín Carstens no fue con base en su talento, sino que el gobernador del Banco de México le pasó el Pantone y tenía el tono correcto para presidente del Inegi.

Si fuera cierta la afirmación del presidente, verifique el color de piel de sus hijos: entre más morenos, invierta menos en su educación; si es más blanco de piel tendrá un mayor éxito. Espero que usted también pueda ver la muy profunda estupidez que es decir que el color de piel determina el grado de éxito en México.

La única triste realidad es que el presidente del Inegi mostró realmente quién es y mermó la credibilidad del instituto.

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