Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

22 Jun, 2017

La codependencia entre áreas naturales protegidas y turismo

Si la Comisión Nacional de Áreas Nacionales Protegidas (Conanp), cuyo titular es Alejandro del Mazo, tiene como principal tarea proteger estos sitios en donde se concentra gran parte de la riqueza natural de México, no puede ignorar que en las mismas viven tres millones de personas.

La Sustentabilidad es el tema de este año para la Organización Mundial del Turismo (OMT) y el binomio conservación-viajeros debe tener una relevancia creciente.

Cuando eXperiencias Xcaret, que comanda Miguel Quintana, tomó hace décadas la concesión de Xel-Ha, proliferaron los comentarios críticos en su contra.

En términos generales, se hablaba de que era inadecuado que un grupo privado se beneficiara económicamente de la explotación de la riqueza natural que pertenecía al pueblo de México.

Esos lugares comunes, “el pueblo de México”, terminan haciendo mucho daño, pues la visión de que la riqueza natural del país se cuida sola y no la debe disfrutar nadie, llega directamente a la depredación.

Al cabo de los años, los accionistas de ese grupo, ciertamente, han ganado mucho dinero; pero también han conservado Xel-Ha, han contribuido a que las comunidades locales obtengan beneficios relevantes e incluso han sido clave para la preservación y reproducción de especies, como las guacamayas.

Del Mazo coincide con esa visión y en estos años se han encontrado más fórmulas para que el turismo contribuya al cuidado de estas áreas y a aumentar los ingresos de sus habitantes.

Algunas de ellas tienen cargas de visitantes importantes, como es el caso del Cañón del Sumidero, a donde llega medio millón de turistas cada año; sin olvidar los parques marítimos de Cozumel o Tulum.

Hay otras áreas naturales protegidas que ya están siendo reconocidas como Patrimonio de la Humanidad, como las Islas Revillagigedo, y otras más que están en proceso de serlo, como la reserva de la biosfera de Tehuacán-Cuicatlán.

Incluso hay alianzas entre la Conanp y grupos privados, como el propio Xcaret, para repoblar zonas con especies endémicas que tuvieron que reproducirse en cautiverio.

De hecho, y para no ir más lejos, después del trabajo de este grupo; en los últimos años la población de guacamayas se ha más que duplicado en México, cuando en un momento llegó a ser una especie señalada en peligro de extinción.

Además, la Conanp está trabajando con la Policía Federal para el fortalecimiento de una División de Gendarmería especializada en temas ambientales, que está contribuyendo a la disminución de los delitos asociados  a este tema.

Es cierto que la pobreza y la falta de oportunidades son el binomio que genera la mayoría de los problemas de depredación de las especies animales y vegetales; pero también es verdad que en el turismo puede estar parte de la solución.

Difícilmente habrá mejores guías de turistas para visitar estos lugares que los oriundos de los mismos; sin olvidar que artesanos y productores comprometidos con la sustentabilidad pueden encontrar allí su mercado natural.

Así es que es un avance que Del Mazo comparta esta visión, diferente al “fundamentalismo” que ha caracterizado a algunos de sus antecesores.

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