Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

24 Jun, 2017

Vietnam: Hanoi (Parte II)

Llegas al aeropuerto de Hanoi y te trasladas a la ciudad por una súper carretera. Hay suburbios con edificios bien construidos, conviviendo con arrozales y mucha agua. Hay zonas donde hay modernas fábricas de empresas multinacionales. Aunque el salario promedio es menor a los doscientos dólares mensuales, no se ven signos de pobreza ni mendigos. La ciudad está reconstruida después de los bombardeos de la guerra con Estados Unidos y aún se sienten huellas de esa tragedia. Los dirigentes fundadores, en especial Ho Chi Minh, tenían la ideología comunista ortodoxa, similar a los chinos y los soviéticos. Se prohibía la propiedad privada y los diferentes cultos religiosos. El ejército y el partido comunista eran (y siguen siendo) los que gobernaban el país.

Una vez estabilizada la situación militar, el problema era que, a pesar de su riqueza, el país no proveía suficientes alimentos ni empleos a su población. Siguiendo el ejemplo chino, la nueva generación de líderes tomó una decisión histórica y, en 1990, abrieron el país a inversiones extranjeras, permitieron las microempresas de supervivencia y desarrollaron planes de vivienda e infraestructura muy amplios y los resultados saltan a la vista. Hay construcciones por todas partes, se amplían carreteras y hay negocios de todo tipo. Hay regulaciones estrictas, pero pienso que las autoridades se hacen un poco de la vista gorda, porque hay comercio informal, sobre todo en el barrio viejo de Hanoi. Siento que por ser la capital y la triunfadora de la guerra, al anexar al régimen de Vietnam del Sur han mantenido mucho más control y prebendas para la clase dirigente que en otras partes.

Las maquiladoras de ropa y artículos de exportación dan mucho empleo barato y los vietnamitas me parecen personas muy trabajadoras. El medio de transporte preferido es el de las motocicletas que, a un costo de un par de miles de dólares, transportan a la familia y paquetes por todas partes.

La industria hotelera se está desarrollando a pasos agigantados en Hanoi pero, sobre todo, en las zonas de playa como Da Nang, la bahía de Halong y otras con hoteles de lujo y restaurantes.

Nos tocaron actos de corrupción hormiga por parte de agentes de tránsito sin causa alguna, a diferencia de nosotros, que si se comete una falta, se arregla con mordidas.

La clase empresarial vietnamita en la capital está creciendo y ya hay grupos familiares de hijos u otros parientes de funcionarios públicos que se han educado en el extranjero y, no lo duden, han aprovechado las influencias de sus padres. La ciudad es caótica en su tráfico y la gente es amable y curiosa con los extranjeros. Es una economía media y en crecimiento, y espera entrar de lleno al libre comercio con el grupo de países asiáticos encabezados por China. Hay bellos museos de arte, el mausoleo de Ho Chi Minh y templos centenarios. Vale la pena visitarla.

Continuará.

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