Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

29 Jun, 2017

¿Quién piensa en los jóvenes hoy en día? ¡Ni ellos mismos!

No de ahora, sino desde hace muchas elecciones, el interés en éstas decrece, casi automáticamente, una vez que cierran las casillas y se conocen los resultados de las mismas, así sean preliminares.

Una o dos semanas después, por más reñidas que aquéllas hubieran sido, el interés y la atención de quienes se involucraban en discusiones casi interminables y ríspidas durante las campañas, ya las habían sustituido con los temas que nos son cercanos a los mexicanos. En unos casos, ¿tendría sentido negarlo o tratar de ocultarlo?, es el football el tema sustituto y en otros, el chisme de moda que involucra a alguna actriz de segunda, lo que ocupa el lugar de privilegio en nuestras discusiones.

¿Las elecciones? ¿Dónde hubo elecciones? Éstas dos preguntas expresarían, sin temor a equivocarme, lo que para no pocos mexicanos representa como tema de interés, la política y los temas que, lo aceptemos o no, afectan no únicamente nuestro presente sino lo más importante, el futuro de todos.

Paso, con los párrafos anteriores como fondo, a comentar un tema acerca del cual, estoy seguro, usted no ha prestado atención alguna: El papel de los jóvenes en las elecciones, no como candidatos, sino como simples ciudadanos.

Si uno revisare con cuidado los datos que el viejo IFE -hoy INE-, nos da en el documento cuyo título y liga le doy enseguida: debería coincidir conmigo en lo siguiente: Ni los mismos jóvenes piensan en su propio futuro. Procuraré explicarme.

(Estudio Censal de la Participación Ciudadana en las Elecciones Federales de 2012: http://portalanterior.ine.mx/docs/IFE-v2/DECEYEC/DECEYEEstudiosInvestiga... De interesarle el tema, bajo el mismo título -sólo cambiando el año-, encontrará documentos similares de otros años en la página del INE).

En las democracias, uno de los mejores instrumentos que los ciudadanos tienen, para que partidos y candidatos y los gobiernos que ellos encabecen les presten atención y atiendan sus necesidades, así fuere de manera limitada, es participar políticamente mediante la emisión de su voto.

Esto último, no necesariamente implica votar específicamente por un partido (Por favor, dejen de repetir ese barbarismo de: en específico; ¿no terminaron la primaria?), sino votar; dejar claro que los ciudadanos que pertenecen a éste o aquel grupo de edad, ¡votan!

En consecuencia, una vez que el polvo levantado durante las campañas y la elección se asienta, los documentos de análisis que aporta a los interesados el ayer IFE y hoy INE, desglosan el voto emitido por grupos de edad. Ahí, en cuadros y gráficas se demuestra que, en materia de participación con miras a ser tomados en cuenta por los gobiernos que conformen los candidatos ganadores, los menores de 40 años, participan menos que, por ejemplo, los electores que tienen de 40 a 79 años.

Estos porcentajes llevan, pragmáticamente, a los gobiernos, a favorecer con políticas públicas específicas y recursos presupuestales, no a los menores de 40 años sino por el contrario, a los que tienen más de 40. Dicho de otra manera, ¿por qué, ya en el gobierno, habrían de destinar tiempo y recursos del gasto público y diseñar y aplicar políticas públicas en favor de quienes ni siquiera se aparecen en la mesa de votación?

Revisar las cifras de participación de los electores menores de 40 años en las elecciones federales desde el año 1991 al 2015, demuestra su menor participación frente a la de los mayores de 40.

Por lo anterior, además de invitarlo a usted a revisar los documentos que recomiendo, debo decir que los jóvenes, ahora si, los menores de 30 años, si en verdad quieren ser tomados en cuenta, deberían acudir a votar en un porcentaje mayor que el exhibido desde el año 1991.

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