Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

4 Jul, 2017

¿Qué piensan de estos problemas los que hoy recorren el país? ¿Quién lo sabe?

Una de las conductas que evidencia a nuestra clase política, más que su cobardía, su ignorancia, es jamás tocar temas que consideran que en nada reditúan en materia de rentabilidad electoral y, de tocarlos, sí enemistades con algunos grupos de interés y/o poderes fácticos y de pilón, perderían votos o cuando menos, simpatías de algunos ciudadanos.

En consecuencia, campañas van y campañas vienen sin que digan algo al respecto. Hoy, desconocemos qué piensan Margarita Zavala, Pedro Ferriz y Jaime Rodríguez, de temas tan importantes para la gobernación como la salud de las finanzas públicas y los niveles bajísimos de productividad de no pocas actividades económicas, así como de muchos otros. 

Entre éstos, destacan los sistemas públicos de pensiones y su carencia de sustentabilidad financiera; la quiebra, más que evidente, de los sistemas públicos de salud y educación, y la violencia sin control en amplios espacios del territorio nacional. Como complemento que agrava esto último, está la negativa a darle a las Fuerzas Armadas los recursos presupuestales que les urgen desde hace años.

¿Y qué piensan los tres de las conductas delictivas de un porcentaje muy alto de funcionarios en las estructuras de los tres órdenes de gobierno, al margen del partido al que pertenezcan? ¿Y qué piensan de esto y de lo otro? No lo sabemos y lo peor, todo así lo deja ver, jamás sabremos qué piensan de nuestros problemas estructurales y, de otros, quizás nunca conoceremos sus ideas para enfrentarlos y sentar las bases de su solución.

Llegamos entonces a lo que, sin duda, es un pesado lastre en nuestro quehacer político: la ignorancia total del ciudadano, de lo que éste o aquel aspirante o suspirante a ser candidato a un puesto de elección popular piensa, de los problemas que hemos venido arrastrando durante decenios.

Sabemos todo de sus relaciones con éste o aquel poderoso político; también, a qué grupo o facción política pertenece y quiénes son sus apoyos para llegar a una u otra candidatura, ¿y de su visión del desarrollo?, nada. ¿Qué nos han dicho los tres mencionados arriba? ¡Nada! Se han dedicado, la una, a golpear de manera sistemática y permanente al dirigente de su partido y a exigir que, de los cientos de miles de spots, le toquen algunas decenas de miles.

¿Y Pedro? A subir fotos de sus intervenciones públicas, y a compartir comentarios e ideas generales, las más sin sustancia alguna, alejados de los problemas estructurales y las causas que los explican. Dada su inexperiencia en el sector público, y su experiencia de decenios en los medios de comunicación, tiende al comentario efectista, carente de relación directa y efectiva con los problemas centrales del país y sus causas, y con la gobernación.

¿Y Rodríguez? Aparte de su rotunda barriga, poco es lo que hay que comentar de él; sus improperios y metidas de pata, propias de un cacique pueblerino no de quien aspira a la Presidencia y gobierna el estado más avanzado en materia de modernidad económica en México, lo único que dejan ver es que el nivel que le acomoda —sin temor a equivocarme—, es la presidencia del Comisariado Ejidal de algún ejido en Nuevo León. No da para más.

Los otros, ilusos o sinvergüenzas, no tienen la menor posibilidad de alcanzar la candidatura independiente; son, en el mejor de los casos, fauna de acompañamiento o como diría Lenin, idiotas útiles, o compañeros de ruta o de viaje, como cínicamente señalaría Lev Davídovich Bronstein, conocido como León Trotsky.

¿Qué nos queda entonces de las campañas que llevan a cabo? Nada. ¿Serán candidatos? Pienso, en los tiempos que corren, que ninguno de aquellos tres, menos alguno del resto. Sin embargo, ¿para qué adelantar vísperas? Que sigan recorriendo el país, e ilusionen a algunos ingenuos.

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