IMSS y política de salud pública

El superávit de más de seis mil 400 millones de pesos logrado, por primera vez en ocho años, en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es un ejemplo claro de que una correcta administración de recursos, sumada a una mejora en fiscalización de ingresos, puede hacer una gran diferencia.

La continuidad en el programa iniciado por José Antonio González y profundizado por Mikel Arriola es otra de las causas del éxito en este programa, donde no todo es resuelto a través de sistemas de compras de gobierno, sino mediante una serie de acciones que permiten reducir costos, trámites, facilitar atención médica y mejorar la salud financiera del Instituto. El ahorro en uso de reservas al cierre de 2016 fue de 15 mil 287 millones de pesos.

Empero, tiene todavía desafíos de sostenibilidad financiera y de salud importantes, como el país entero, pues aunque se logra un superávit financiero por primera vez en ocho años y se han restituido reservas por 23 mil 514 millones de pesos para fondear el costo de los seguros, la principal mutualidad y subsistema de salud debe hacer frente a la presión creciente de gasto en pensiones —que no cederá en los próximos 21 años, dado el comportamiento del perfil poblacional esperado— y, al mismo tiempo, sostener el costo de enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes, cáncer de mama y cérvicouterino, hipertensión, etcétera.

La primera representa un gasto creciente que este año será de 72 mil millones de pesos en cifras redondas y la segunda, más de 80 mil millones de pesos, contra ingresos totales por 260 mil millones de pesos. El ingreso se tendría que fortalecer al doble de la presión del gasto por año, o registrarse un cambio cualitativo en el proceso de atención de las enfermedades crónico-degenerativas, porque al final, lo único que ni el IMSS ni el sistema de salud han hecho es iniciar un sistema de medición de “control y sus resultados, entre las personas que ya están afectadas por las enfermedades crónico-degenerativas”.

Tan sólo en hemodiálisis y diálisis, si por cada cambio de proveedor que se determina en la subasta pública que baja costos, no se tuviera que retirar el catéter o la fístula para conectarlo, se podría reducir el número de infecciones y afectaciones colaterales en pacientes dializados.

Reducir costos puede ser, en este tipo de enfermedades y en la transición epidemiológica de México, un objetivo que se lograría mejor si estuviera ligado a resultados y se premiara al proveedor de equipos de diálisis por ello.  Creo que en algo así es sobre lo que ha venido insistiendo el jefe Meade, ¿no?

DE FONDOS A FONDO

#SubastaDeSlots… En el reglamento de la Ley de Aeropuertos vigente se incluye la posibilidad de que se realicen subastas de slots en México, un tema que ayer le comenté todavía está a discusión, entre la regla propuesta por la SCT, de Gerardo Ruiz Esparza, en Cofemer, y la resolución externada ayer por el pleno de la Cofece, que preside Alejandra Palacios.

Si la subasta fuera económica, tal vez la asignación de slots en el saturado AICM, que encabeza Alexandro
Argudían, sería ineficiente, porque ocuparía el horario el que tuviera más dinero y no habría una distribución equitativa, por lo que, tal vez, aprovechando la revisión del reglamento, la propuesta debiera modificarse para que la bolsa que se conforme con los slots que pierdan las aerolíneas que no cumplan en tiempo y forma en proporción de 85/15 dentro de una franja horaria específica, debiera entrar a un sistema (paralelo al slotix) de prelación inteligente de slots (el que cumple por arriba de 85/15 se lleva los que pierdan los ineficientes).  Es una alternativa que incentiva la eficiencia, ¿no?

#SustoDelDía… Cayeron las ventas de autos nuevos en México, y lo interesante es verlo por marca. Cierto, hay una ligera desaceleración, pero la caída de ventas se concentra en Lincoln y Ford y General Motors. Conclusión… “EfectoTrump”.  Otro elemento que puede estar presente es el reinicio de venta de autos importados (chocolates) que, con todo y nuevas reglas, puede traer nefastas consecuencias.

Hace unas semanas reportamos que las recientes reglas  para la importación de autos usados,  publicadas el 2 de mayo (Primera Resolución de Modificaciones a las Reglas Generales de Comercio Exterior para 2017), favorecían al monopolio que está asociado con CAAAREM para facilitar la prevalidación de autos usados.

Le comenté que aun cuando el SAT, que jefatura Osvaldo Santín, tiene registrados a varios prevalidadores, todos se ven obligados a contratar sólo con dos americanos y que el 90 por ciento del mercado lo controla CAAAREM y el proveedor CARFAX de Estados Unidos.

En la última regla, por ejemplo, obligan a que el prevalidador obtenga la información de una empresa americana que al menos tenga registro de haber prestado el servicio de información por 4.1 años, lo que hace que se sigan manteniendo las mismas dos CARFAX y AutoCheck.

Lo mismo ocurrió con la regla pasada, pues CARFAX es representada por la empresa Car Información System, S.A. de C.V., filial 100 por ciento mexicana, de pronto incurrió en motivo de cancelación de autorización de la prevalidación, pues creían que como CARFAX estaba cotizando en Bolsa y obligaron a que los prevalidadores sólo aceptaran a empresas cotizadas en el país de origen del auto que se importa, podrían excluir a los demás para preservar su monopolio. Sin embargo, se coló Instavin, y bajo los términos de las reglas publicadas el 24 de diciembre de 2015, lo que era un candado se volvió un problema para CARFAX y AutoCheck, que cobran mucho más por el mismo servicio.

Por eso, en las reglas del 2 de mayo, le quitaron la obligación de tener registro en Bolsa, pero le metieron el de antigüedad y, así las cosas, el duopolio con visos de monopolio entre CAAAREM y CARFAX parece que cuenta con aliados internos en el SAT o en Aduanas, porque me consta que a los jefes les sorprenden que las reglas hayan llegado a tal grado de sofisticación para asegurar la ruta del dinero.