Por ser de la UNAM me han rechazado al buscar trabajo

Es que justo no estamos contratando gente de la UNAM, así le dijeron a Roberto la primera vez que buscó trabajo
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Es que justo no estamos contratando gente de la UNAM, así le dijeron a Roberto la primera vez que buscó trabajo. Foto: Especial
Es que justo no estamos contratando gente de la UNAM, así le dijeron a Roberto la primera vez que buscó trabajo. Foto: Especial

CIUDAD DE MÉXICO.- Es que justo no estamos contratando gente de la UNAM, así le dijeron a Roberto la primera vez que buscó trabajo.

Aunque la máxima casa de estudios de nuestro país -la UNAM- regularmente se encuentra en el top de las mejores universidades en América Latina o entre las más prestigiosas de la región, lo cierto es que en el plano práctico, la realidad a veces dista mucho de lo que dicen los rankings.

¿No entraste a la UNAM?, no necesariamente fracasaste

Por ejemplo, de acuerdo con el ranking Times Higher Education en su reporte para 2017, la UNAM ocupa el segundo puesto entre las 5 universidades con la mejor reputación en América Latina. En su análisis apunta:

La Universidad más grande en América Latina es también Patrimonio de la Humanidad, reconocido por la Unesco.

Ciudad Universitaria cuenta con murales hechos por Diego Rivera, entre otros artistas prominentes, y es hogar de cerca de 40 facultades, un centro cultural, una biblioteca central y una reserva ecológica.

De todas las universidades en América Latina, la Universidad Nacional Autónoma de México cuenta con el mayor número de Premios Nobel, entre los que destacan Octavio Paz y Mario Molina”.

Sin embargo, si consultamos el ranking para las 50 mejores universidades en Latinoamérica, veremos que la UNAM ocupa la novena posición -y el Tec de Monterrey, la octava-.

También ocupa el sitio 501 de 600 en el ranking global del mismo organismo.

Como ya lo hemos mencionado, la realidad es muy diferente de lo que dicen los rankings.

Roberto García, Director de Desarrollo de Audiencias y con formación como Actuario en la UNAM, nos cuenta su experiencia:

1. ¿Cómo fue que te rechazaron por ser de la UNAM?

“Cuando comencé mi búsqueda de trabajo al salir de la carrera, me encontré con algunos posteos en OCC para vacantes que decían ‘No de la UNAM’ o ‘De preferencia para instituciones privadas’”.

“A mí no me importó y de todos modos mandé mi currículum y esa primera vez fue en un banco… pasé todas las entrevistas, hasta que llegué a la Dirección, pero al ver de dónde había egresado, el director me dijo: ‘es que justo no estamos contratando gente de la UNAM’”.

2. ¿Cuál fue el argumento?

“No me dijo el porqué, sólo me dijo: ‘Debieron filtrarlo desde el inicio. Qué pena, pero gracias’”. Tiempo después cuando trabajé para una cadena hotelera, le pregunté a mi jefe de ese entonces: ‘si sólo hubiera tenido el título de la UNAM, ¿me hubieras contratado?’ y me dijo que no. Me respondió que ser de universidad privada me permitía estar ‘un poco más abierto al mundo’, que no fuera tan ‘grillero’ y que tuviera un buen nivel en el inglés”.

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3. ¿Cómo te sentiste al escuchar eso?

“Al sentir el golpe de la realidad, decidí que tenía que hacer algo, así que fui coleccionando títulos de universidades privadas. Tomé cursos y diplomados en el ITAM y en el Tec de Monterrey.

“Por ejemplo, me fui al ITAM a certificarme en cosas que yo ya sabía hacer, porque la UNAM sí tiene el mejor programa de análisis multivariado de todo México y yo había estudiado una especialidad en eso. Entonces fui al ITAM, y cursé lo que allá se conoce como “Minería de Datos” y pagué mi título de 80,000 pesos por irme a dormir a las clases. Saqué mi 10 absoluto y ya pude colocar mi título de esa institución en mi currículum”.

“Fue como revalidar lo que ya sabía, pero en una universidad privada que sí te abre las puertas en el sentido del salario y de las oportunidades”.

“Recuerdo que una vez vi una vacante por la que estaba aplicando y tenía 4,000 pesos menos posteada en OCC que en la bolsa de trabajo del ITAM. La misma vacante ofrecía 40,000 pesos en el ITAM y 36,000 en OCC”.

“Además mi inglés lo pasé por vida y obra del Señor, porque tuve que contratar una maestra y tomar clases personalizadas para que pudiera hablarlo bien y luego irme seis meses a Los Ángeles, donde me acabé de pulir. El nivel de la UNAM sí es malo, contrario al de las estudiantes con alto poder adquisitivo que lo estudian desde niños y lo tienen mucho más fluido”.

“Aun así, si me escuchas hablar a mí, a mi jefe y a un egresado de la UNAM, sí vas a encontrar diferencias con todo y que yo le he invertido cerca de 150,000 pesos a mi inglés entre clases privadas y cursos”.

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4. ¿Cuántas veces más y en dónde te volvieron a rechazar?

“En realidad ya no. Sólo he experimentado ‘trabas’ por no egresar de una escuela privada, pero que ya se ‘alivianaban’ con los títulos que tenía”.

5. ¿Te arrepientes de haber estudiado en la UNAM?

“No, seguro que no, nunca en la vida. Por el lado de las ciencias no hay nada mejor que la UNAM, pero sí hubo ‘frenos’. A veces ganas y a veces aprendes… mi corazón aun así es azul y oro”.

6. ¿Qué cambiarías del método de enseñanza de conocimientos y liderazgo de la UNAM?

“Lo que sí le falta a los del Poli y a los de la UNAM es justo la experiencia de ponerte a cargo de un negocio y conocer el tema estratégico y operativo. No digo que en estas universidades no sean buenos estrategas, pero la formación que tienen es para ser científicos y el mercado los toma como ‘picabotones’. Hay personas con maestría y doctorado que no ganan más de 20,000 pesos, por ejemplo. Entonces lo que falta es la óptica que se dedique justo a desarrollar el emprendimiento en los estudiantes”.

“Como director debes desarrollar ciertas habilidades sociales: principalmente comunicación, negociación, manejos de conflicto y tolerancia, entre otros. Llevar un negocio no es sólo llenar un Excel o llevar la contabilidad, pero eso no lo ve la UNAM”.

“Yo lo aprendí por el camino de las piedras y pagándome cursos, así que trataría de formar una mente más emprendedora en los alumnos”.

7. ¿Tienes algún argumento ahora o mensaje para rebatir la percepción que se tiene o tenía de la calidad educativa y humana de la UNAM?

“En definitiva la contratación en los siguientes años será por competencias y no por títulos. Ya no importa que seas ingeniero o contador, siempre y cuando estés haciendo un buen trabajo y tengas competencias como toma de decisiones, resiliencia, comunicación, y tu capacidad para aprender algo nuevo de forma rápida”.

“Las empresas que valgan la pena contratarán capacidades en vez de títulos”.

*livm

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