Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

22 Jul, 2017

Códigos de ética en las empresas familiares

Con tantos episodios truculentos, ya sea por parte del gobernante estadunidense y su familia con sus famosos tuits y el desprecio a las reglas de conducta y a la prensa se ha creado ya un ambiente francamente hostil.

En México empiezan los codazos y zancadillas para lograr acomodarse en puestos políticos, dando unas piruetas poco vistas anteriormente. Se están dando por abajo hasta con el cepillo y me acuerdo de esa conocida frase de un famoso y mordaz cacique del centro del país que replicó a la pregunta de qué pensaba de “la moral”: “¿Pues no es el árbol que da moras?”.

Lo cierto es que el ambiente actual en el mundo está peligrosamente contaminado, violento, y no pienso evaluar lo que no es mi campo de trabajo.

Lo que sí me parece cada vez más importante es el contexto de las relaciones dentro y fuera de la familia o grupo empresarial ante estos acontecimientos preocupantes. Tenemos los mexicanos y posiblemente otros pueblos, la tendencia a ser apáticos, irnos con la corriente, no votar porque “no sirve para nada” e incluso seguir tratando de estar debajo del radar con autoridades para evitarnos problemas. Es ciertamente humana esa actitud de no involucrarse, pero existe el peligro de estar actuando contra los valores familiares y la armonía de la familia y causar graves problemas futuros.

Por eso, en esta época un tanto floja de vacaciones escolares, vale la pena reafirmar nuestra conducta, tradiciones importantes y llevar estas prácticas sanas a nuestra vida cotidiana, al trabajo y a plantear a nuestros hijos un código de ética que los fortalezca ante el exterior.

No pretendo ser moralista ni sermoneador barato, pero cuando los valores internos de una familia se siguen aplicando a través de las generaciones, se impulsan otras acciones como el respeto, la lealtad y la comunicación abierta, entre otros. El beneficio se mide en que cuando van creciendo los hijos y las generaciones se advierte un clima propicio para tomar decisiones dentro y fuera de la familia. En las empresas de estructura familiar se siguen reglas claras, hay información disponible y, por muy fuerte que sea la turbulencia, se presenta un frente común más sólido.

Hay, por supuesto, problemas, rencillas y otras causas de tensión que pueden causar conflictos graves, pero es más fácil llegar a una solución objetiva y consensuada si tenemos la misma base ética y de conducta.

Cuando vemos, como ahora, a los saltamontes que brincan entre los partidos políticos, la interminable violencia por la delincuencia y a los que se aprovechan de esta situación para actos ilegales o encubiertos es cuando una buena base familiar y un código firme de valores resultan invaluables. El emprendedor y su familia son la base de nuestra sociedad y crecimiento, pero deben contar con bases firmes.

Como ven, amigos lectores, ando un tanto filosófico, pero les aseguro que tengo razón para creer en estos conceptos básicos.

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