Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

26 Jul, 2017

Dejemos de perseguir unicornios

 

El eterno grial que persiguen todos los países desde hace décadas es replicar el Silicon Valley, ese mítico lugar que ha visto el nacimiento y crecimiento de varios unicornios desde hace varias décadas hasta nuestros días, desde Intel, pasando por Apple, Oracle, Google, Facebook, Uber y Snapchat que son algunas de las más visibles. Por unicornios podemos entender emprendimientos, casi siempre tecnológicos, que logran crecer rápidamente y que alcanzan una valuación de mil millones de dólares.

La aceleradora de Google

Esta columna la escribo desde Launchpad, uno de los puntos neurálgicos de Silicon Valley, que es la aceleradora de negocios de Google en la cual invitan a emprendedores de mercados emergentes con el objetivo de conectar los puntos donde intersectan las preguntas de los emprendedores con las respuestas de la mentoría y las que se generan con el intercambio de ideas con otros emprendedores e incluso con el ecosistema de capital de riesgo del Valle, que es el más grande y vibrante del planeta. Como todo en Google, el ritmo de Launchpad es vertiginoso porque todo el proceso de aceleración dura dos semanas muy intensas. La aceleradora es dirigida por Roy Glasberg en un espacio ubicado en el centro financiero de San Francisco, California, donde los emprendedores trabajan intensamente en las dos semanas que dura el evento. En una charla con algunos periodistas de América Latina, Glasberg nos dice que la idea de conectar puntos es nutrir las ideas y emprendimientos provenientes de los mercados emergentes.

Cuatro claves de éxito

En la charla, Glasberg nos decía que para que un ecosistema emprendedor logre tracción necesita cuatro componentes: 1) Emprendimientos que den resultados, es decir, compañías que tengan crecimiento sostenido, que levanten capital y que finalmente generen valor. 2) Inversionistas en las distintas fases, capital semilla, capital de riesgo fase A y fase B, este último uno de los más difíciles de fomentar. 3) Mentoría, guías dispuestos a compartir su tiempo, especializados por área. 4) Acompañamiento del gobierno para permitir disminuir la carga regulatoria y gestionar fondos con el objetivo de alimentar a otros fondos más grandes e incluso medidas fiscales, como permitir la deducibilidad de las inversiones de capital de riesgo, etcétera.

No habrá otro Silicon Valley

Con dichos elementos, un país puede tener un ecosistema nutrido, aunque no estaría seguro que se podría lograr replicar el Silicon Valley, recordé a Alec Ross, emprendedor y asesor de Obama en materia de tecnología, quien considera que el Silicon Valley no es replicable. En su libro titulado: The Industries of the Future, Ross plantea que los países deberían dejar de perseguir el objetivo de crear un Silicon Valley y en lugar de ello, deberían generar entornos que logren la misma dinámica, pero en otras áreas, por ejemplo, medicina, turismo, videojuegos, construcción, etcétera.

Lo dicho por Ross se vincula a la charla con Glasberg, quien nos dijo que los países emergentes deberían dejar de buscar unicornios, no porque no vayan a surgir, sino porque hay que ver que aun cuando muchos de los emprendimientos no van a lograr una valuación de mil millones de dólares en el agregado, van a generar mucha riqueza y mejorará la vida de millones de personas.

Ambiciosos y realistas

En las charlas se asomaron dos ideas contradictorias en relación con los retos de los emprendimientos de América Latina, por un lado, varios mentores señalan la necesidad de que las empresas sean ambiciosas y busquen desarrollar productos y soluciones transversales, que solucionen problemas que vayan más allá de sus mercados. Uno de los problemas más comunes de los emprendedores brasileños y mexicanos es que sus mercados son tan bastos que les falta ambición para ir fuera de sus fronteras. Al mismo tiempo, se les pide a los emprendimientos la conquista de su mercado inmediato para tener un éxito que les permita atraer mayor capital de riesgo. El asunto parece ser armonizar ambas situaciones. Un consejo concreto que me dio uno de los principales mentores de Launchpad, Barak Hachamov, emprendedor israelí, es que si el emprendedor tiene la posibilidad de hacerlo desde el Silicon Valley, hay que hacerlo. Así de simple.

Ya no más imitaciones

Uno de los problemas de los ecosistemas emprendedores son los famosos me too, que son aquellas compañías que buscan replicar el modelo de negocios de una empresa visiblemente exitosa, por ejemplo, a finales de la década pasada hubo muchos emprendimientos que buscaban ser el Facebook latinoamericano o el Twitter, pero con audio, etcétera. En esta década los me too han sido los emprendimientos de marketplace, donde se conecta oferta con demanda, ya sea de transporte, servicios. El típico Uber de cualquier cosa. Etcétera.

Inteligencia Artificial

¿En qué emprender para no ser un me too? Una de las tendencias a la que apuesta Google es el de machine learning e inteligencia artificial. Uno de los lugares comunes en los que caen los emprendedores cuando comienzan a generar proyectos en esta área es aplicar un proceso de inteligencia artificial a algún proceso analógico o hacer soluciones con bots de diálogo que están disponibles en Google o Facebook. Lo primero que hay que saber para emprender en esta área es que la materia prima son los datos estructurados y a partir de ahí plantear una solución, por eso es que muchos de los emprendimientos de inteligencia artificial han comenzado utilizando datos de registros médicos o financieros. Aunque no hay que perseguir unicornios, tal vez los próximos unicornios serán artificialmente inteligentes.

 

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