David Páramo

Análisis superior

David Páramo

27 Jul, 2017

Modelo agotado

 

Cada vez le resulta más difícil a Carlos Ramírez defender el actual modelo de las administradoras de fondos para el retiro. En el fondo él y otros funcionarios como la subsecretaria de Hacienda, Vanessa Rubio, saben que el sector de las afores ha llegado a un punto muerto, pero saben que no tienen fuerza ni interés para emprender a estas alturas del sexenio la necesaria reforma legislativa.

En la más reciente comparecencia del presidente de la Comisión Nacional del SAR, este hombre pasó verdaderos problemas para justificar al sistema de pensiones diciendo cosas como, por ejemplo, que 11 afores son suficientes. Está demostrado en otros rubros del sector financiero como la banca que entre más mejor, puesto que se logran diversificaciones importantes.

En contra sentido de la política de competencia que ha caracterizado la administración del presidente, Enrique Peña Nieto, la Consar opta por un modelo muy altamente paternalista y hasta discriminatorio con los trabajadores que termina beneficiando a las empresas más grandes del sector.

A pesar de que la regulación establece que ninguna afore puede tener más del 20% del mercado, XXI-Banorte tiene el 23% con la complacencia de la autoridad y pocas posibilidades reales de que la competencia pueda quitarles el exceso de participación de mercado.

De acuerdo con las propias cifras de la Consar el nivel de traspasos se redujo al 2.4% del mercado, cifra que no sólo es muy inferior al promedio internacional, sino que demuestra que más allá de los dichos, existen graves barreras para la competencia real en favor de los consumidores.

PAPÁ GOBIERNO

En todas las presentaciones públicas que hace el titular de la Consar, su más reciente comparecencia en el Congreso de la Unión fue una reiteración, este hombre deja claro su visión paternalista sobre los trabajadores.

Poco más o menos puede interpretarse que cree que los trabajadores son torpes en el manejo de su pensión y que, por lo tanto, papá gobierno tiene la obligación de protegerlos, aun cuando el resultado neto es que terminan dañados para favorecer directamente al cártel que integran las afores de mayor tamaño, que se benefician con las normas establecidas por la Consar que hacen casi imposible los traspasos.

Es necesario entender que se trata de un mercado altamente regulado en cuanto a las comisiones y rendimientos que se pagan. En los hechos la diferencia es tan pequeña entre una y otra afore que no existen incentivos reales para cambiar de afore.

Las mejores prácticas y el sentido común señalan que si los rendimientos y comisiones están altamente regulados y/o supervisados, la única manera efectiva de impulsar la competencia es a través de la posibilidad de que los trabajadores puedan cambiarse de afore con facilidad en busca de mejores servicios y condiciones.

Sin embargo, en la mente de Ramírez esta posibilidad es impensable toda vez que está convencido de una de dos posibilidades: Los trabajadores son tontos o no, la Consar no tiene capacidad real de evitar prácticas indebidas.

En 2015 la comisión emitió una serie de normas que casi hacen imposible el traspaso de afore porque había una práctica total y absolutamente indebida en las que los trabajadores eran cambiados de afore sin su consentimiento.

En lugar de sancionar la práctica y tomar medidas correctas que incentivaran la competencia en favor de los trabajadores, eligieron el camino aparentemente más sencillo y que termina en contra de las pensiones de las personas, a quien debe servir cualquier norma, y beneficiando a las afores más grandes.

Una de las ideas dominantes entre los funcionarios de la Cofece es que los trabajadores son muy incultos y que, por lo tanto, ellos tienen la misión de protegerlos de ellos mismos y su capacidad de tomar decisiones financieras, como diariamente lo hacen en las operaciones de banco.

En los intentos que hace Ramírez de explicar el paternalismo equivocado en contra de los trabajadores y a favor de las afores de mayor tamaño, balbucea algo parecido a que hace falta educación financiera (que no está siendo impartida por la Consar ni ninguna otra instancia seriamente) o el contacto con los estados de cuenta.

La realidad, pura y llana, es que Ramírez y sus compañeros tienen una suerte de gen bolivariano (de ese populismo absurdo que México debería erradicar) según el cual ellos son mejores para tomar decisiones por las personas que ellos mismos. Como siempre sucede en esos absurdos estatistas, los trabajadores resultan perjudicados y las grandes empresas beneficiadas.

SORPRESA

El vocal ejecutivo del Fovissste, Luis Antonio Godina, nos dio ayer una sorpresa cuando nos dimos cuenta de que en la web ya cuenta con su propia página, además de que se ha sumado a las redes sociales, en las cuales hace énfasis de su carácter como ciudadano de Puebla. No sé si sea buena noticia para el Fovissste que su actual vocal esté volteando sus ojos hacia este estado, pero para el PRI sí lo es.

 

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