Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

27 Jul, 2017

El Poder de Convocatoria de nuestros intelectuales: La nueva utopía

 

Ante la exhibición paupérrima en materia de poder de convocatoria de quienes, provenientes de la academia, un think tank y la sociedad civil —cualquier cosa que este concepto pudiere significar hoy en México—, han conformado una nueva organización (Vamos por más), mediante la cual se han echado a cuestas —dicen algunos de ellos—, la salvación de este México irredento en materia de corrupción, entre otras tareas de dimensiones proteicas, es mi opinión, que les vendría bien un poco de autocrítica.

Esto último, principalmente en materia de métodos y estrategias para dar a conocer las organizaciones que forman, los objetivos que éstas persiguen y las acciones que los ciudadanos deberían llevar a cabo con miras, sin duda, a concretar lo que el grupo de intelectuales promoventes se ha planteado.

Sin temor a equivocarme, en los tiempos que corren tiene mayor poder de convocatoria un atropellado en la esquina de Paseo de la Reforma y avenida de Los Insurgentes, que las organizaciones que aquellos forman. Son los mismos; caras y nombres vistos hasta el cansancio.

Sin embargo, los golpes de realismo los ignoran y su principal impulsor y promovente afirmó en el primer párrafo de su colaboración dominical: Nunca antes (sic) en la historia de la democracia mexicana se había dado una convocatoria tan amplia y plural. No cabe duda, la modestia y el conocimiento de la historia no son el lado fuerte del Dr. Pardinas; más bien lo que deja ver es su soberbia, y la grandilocuencia del que anda a la caza del reflector sin importar cuántos watts tiene.

¿Qué lograrán esos 45, que materializaron la convocatoria que nunca se había logrado en la historia de la democracia mexicana? Espero estar completamente equivocado, y que en vez del fracaso rotundo que les auguro, logren un éxito tal, que sea un parteaguas en la vida política mexicana. De lograrlo, seré el primero en reconocer que me equivoqué sin la menor reticencia.

Vayamos ahora, con miras simplemente de ubicar a la nueva organización (Vamos por más) y sus posibilidades de lograr lo que se proponen, a las cifras. El Listado Nominal tiene hoy, a poco más de 87 millones de ciudadanos registrados. ¿Cuántos ciudadanos convencidos de la necesidad y conveniencia de presionar a legisladores necesitaríamos, para poder presionarlos con miras a elaborar las iniciativas de ley que los objetivos que se ha trazado por Vamos por más, exigen? ¿Le parece que un 20% o un 25% de ese número, sería un porcentaje razonable?

De ser así, estaríamos ante la necesidad de convencer a un número de ciudadanos que iría de los 17 millones a los 22. Con la pena, pero este número de ciudadanos no lograría movilizarlo hoy, ni siquiera la totalidad de los partidos con registro. Nadie, fíjese bien por favor, tiene hoy en México la estructura y capacidad para convocar, convencer y movilizar a la décima parte de esos 17 o 22 millones, con miras a apoyar las causas de Vamos por más, menos para 17 o 22.

¿Y sabe usted qué es lo peor? Que de los 45 reunidos el día que ese actor mediano leyó un documento plagado de lugares comunes, únicamente dos o tres de ellos recuerdan hoy, unos pocos días después, algunas consignas del mismo. ¿De dónde viene entonces, esa actitud sobrada cuando el promovente principal afirma, Nunca antes (sic) en la historia de la democracia mexicana se había dado una convocatoria tan amplia y plural?

Ahora bien, ¿significa lo anterior, que nada debe hacerse porque no hay la estructura ni los recursos de todo tipo para movilizar a millones de ciudadanos, en favor de causas como las que se ha echado a cuestas Vamos por Más? Por supuesto que no; lo que trato de plantear, es la necesidad de ser objetivos, de plantear tareas acordes con las fuerzas reales que se tienen.  

Nada más, pero nada menos.

 

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