David Páramo

Análisis superior

David Páramo

28 Jul, 2017

Por Venezuela

El valor fundamental de los seres humanos es la libertad y, por lo tanto, es obligación de todas las personas defenderla como el bien más preciado.

México podría optar por el camino fácil de cerrar los ojos o voltear para otro lado cuando el pueblo venezolano padece la opresión del dictador Nicolás Maduro quien busca, este fin de semana, mantenerse en el poder, a pesar de la voluntad mayoritaria, mediante un proceso que no es democrático.

Esconderse atrás del arcaico principio de la no intervención o tener miedo de que algún opinador políticamente correcto acuse al gobierno de Enrique Peña Nieto de alguna clase absurda y ridícula de servilismo resultaría tan sencillo como indigno.

No se puede aspirar a ser una nación democrática si se está viendo una tragedia humanitaria y no se toman las acciones correctas dentro del marco del derecho internacional.

Si la mayoría de los venezolanos eligieran libre y democráticamente que desean que Maduro se mantenga como su presidente, sería su problema. No quedaría mucho más que ver su ejemplo y evitar, en las urnas, que el socialismo del siglo XXI llegara a México con su cauda de malas decisiones económicas que tienen sumida a la mayoría de la población en una pobreza escandalosa.

Si el proceso fuera democrático en Venezuela, sería su problema tener una ministro de Salud que justifica la carencia de pasta de dientes porque la gente tiene el mal hábito de lavarlos tres veces al día o que las malas decisiones en materia económica hagan que la población coma cada vez menos carne o pollo y cada vez más papas u otros tubérculos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, el aumento de más de 300% que han tenido los alimentos durante la administración de Maduro ha hecho que sólo poco más del 40% de la población pueda comer carne o pollo, que menos del 70% arroz.

Sería su problema que la inflación haya sido de más del 700% el año pasado y que muy probablemente este año supere el 1,600%, es decir, niveles que no se veían en el mundo desde la Alemania entre la Primera y Segunda Guerra Mundial.

LIBERTAD

La libertad que se vive en México, donde cualquier ciudadano puede expresar libremente su opinión sobre los temas políticos y en el que los procesos electorales son competidos y limpios (a pesar de la intención de los partidos políticos de empañarlos con mentiras o exageraciones), no puede ser completa si no se defiende donde hoy está siendo atacada de una manera tan violenta como en Venezuela. Ciertamente hay otros retos democráticos como Nicaragua, pero hoy hay un gran sentido de urgencia.

El gobierno mexicano no está interesado en derrocar a Maduro ni en tener una actitud servil hacia Estados Unidos o cualquier otra nación. La administración del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, está fijando una posición dentro del marco de la ley cuando hace llamados para que se resuelvan democrática y pacíficamente las diferencias.

El comunicado conjunto de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Hacienda debe ser entendido en dos partes: La primera es la reiteración a un llamado para que los venezolanos recuperen el cauce democrático en el que se tome la decisión de la mayoría y, la segunda, la operación de un esquema internacional incluido dentro de las reglas de la OCDE.

La determinación que tomó ayer la Secretaría de Hacienda tampoco es un cambio en la forma en la que México maneja su política exterior. Como lo explicó la subsecretaria de la dependencia, Vanessa Rubio, se trata de la aplicación de normas debidamente establecidas de intercambio de información.

HE DICHO

Durante toda mi vida he creído firmemente en la libertad. La capacidad de cada ser humano en tomar las determinaciones que considere correctas y asumir las consecuencias. La democracia es, sin lugar a dudas, un espacio actual en el cual la voluntad de la mayoría es tomada como la regla con la cual deben regirse quienes reciben el mandato del pueblo para gobernar.

Sé que los modelos de populismo estatista como los que sigue Venezuela bajo el mal gobierno de Maduro terminan en mayor pobreza y dolor para la población. No tengo duda de que la libertad de empresa genera los mejores beneficios para la población, puesto que genera riqueza.

Sin embargo, también estoy convencido de que si el pueblo toma, dentro de la democracia, una decisión equivocada, como poner a un gobierno populista y estatista, debe cargar con las consecuencias sin que nadie, más que ellos mismos, lo pueda objetar.

La posición asumida por el gobierno mexicano es correcta y, por lo tanto, debe ser ampliamente apoyada por todos aquellos quienes creemos en la libertad y rechazamos a los gobiernos populistas de cualquier signo.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube