Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

10 Ago, 2017

¿Por qué no cambian de tema? ¿No hay otros en México?

 

No sé usted, pero yo, ¡estoy harto! Harto de escuchar una avalancha de tonterías las cuales, sus autores, pretenden venderlas como si fueren sesudos juicios acerca de quién será el candidato del PRI a la Presidencia de la República, quién encabezará uno de tantos frentes o posibles coaliciones de partidos y por supuesto, la indiscutible cereza del pastel: ¿Quién será el triunfador el 1 de julio del año próximo, y sucederá a Enrique Peña Nieto como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos?

Es más, algunos no se quedan en la etapa de los nombres sino que van más allá: Pronostican desde ya, el porcentaje de votos que obtendrá cada uno de los candidatos o cada partido.

Ante tal muestra de sabiduría y capacidades adivinatorias, propondría algo sencillo, de fácil comprensión: ¿Por qué no les hacemos caso y, frente a los miles de millones de pesos que costará la elección del próximo Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, cancelamos el proceso electoral porque, dada la capacidad adivinatoria de esos genios, fácilmente podrían —a cambio de unos buenos y abultados honorarios— decirnos el nombre del que resultaría ganador el 1 de julio del año 2018, y ya está.

Ante los desfiguros y excesos de quienes se dicen analistas políticos, vale la pena preguntarnos: ¿En verdad, ese tema de la adivinación de nombres y de porcentajes de votos a alcanzar en la elección del año 2018, es el que más interesa a la población mexicana en los tiempos que corren?

¿Acaso el interés de los 87 millones de ciudadanos registrados es tal, que los espacios mediáticos se ven prácticamente en la obligación de no dar cabida a otro tema que no sea el de los pronósticos de aquellos émulos de Walter Mercado? ¿No les da pena expresar tantas mafufadas? ¿No ven por un momento siquiera, el ridículo en el que se colocan cuando, bravucones, sobrados de soberbia casi gritan, ¡apostamos!?

¿Ése es el nivel de nuestros analistas políticos? ¿Ésa es la calidad del análisis que puede proporcionar la intelligenzia mexicana, a los poquísimos ciudadanos que en verdad están interesados en la política?

El espectáculo apenas comienza; todos se preparan ya para no quedar fuera de la ópera bufa. Unos, los menos conocidos, darían poco menos que la vida, con tal de ser invitados al Foro donde los santones dizque debaten; la envidia los corroe cuando escuchan a sus ídolos mentar madres para, con esa expresión de altísima complejidad analítica, convertir sus argumentos en verdades axiomáticas: ¡El PRI está acabado!

Ante los desfiguros de tanto sedicente analista político, dada la compleja por no decir grave situación que enfrenta el país en casi todos los aspectos de la vida nacional, ¿quién podría tomar en serio esa incontinencia verbal, dicha con desparpajo y sin el menor orden lógico? ¿Quién podría aceptar como objetivos, pronunciamientos superficiales que son, a querer y no, la mejor y más acabada muestra de la subjetividad analítica?

¿Usted? ¿En verdad usted acepta ese torrente de tonterías sin sustento alguno, como si fueren verdades irrefutables en materia de resultados electorales en el proceso del año próximo? De ser así, quien estaría mal no serían esos merolicos sino usted, dicho esto con todo respeto.

Por otra parte, dado que hoy ni siquiera hay un solo candidato de uno u otro partido, ¿no hay en el escenario político y económico, otros temas a tratar? En las difíciles condiciones actuales, ¿podemos darnos el lujo de eludir discutir los problemas reales que nos aquejan, y reemplazarlos con elucubraciones de ociosos, quienes quieren aparecer y parecer como poseedores de dotes adivinatorias, más propias de síquicos estafadores que de los profesionales del análisis político?

¿Puedo pedirle un favor? En caso de ser afirmativa su respuesta, húyales a estos merolicos engaña tarugos. Gracias.

 

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