David Páramo

Análisis superior

David Páramo

21 Ago, 2017

Populismo y corrección

 

Parecería que el año próximo, los mexicanos tendremos que elegir entre un menú para los siguientes años, que básicamente ofrece dos productos: populismo o mantener la línea de corrección en materia económica que ha seguido el país durante más de dos décadas.

El populismo ha venido poniéndose de moda en los últimos años en México, a pesar de los muy graves problemas económicos que ha causado en otras naciones como Brasil, Argentina y mucho más notoriamente Venezuela, donde surgió la nueva oleada, la cual no era más que la misma vieja oleada, pero ahora cubierta de un barniz de socialismo del siglo XXI.

Si bien es cierto que Andrés Manuel López Obrador es el icono del neopopulismo mexicano, ése que tiene nostalgia por un gobierno que intervenga en todos los aspectos de la economía como su regulador, haciendo creer que las empresas del Estado son mejores que la iniciativa privada o una economía centralmente planificada es superior a la suma de todas las decisiones de millones de empresarios mexicanos, la realidad es que no es el único y eso es lo más preocupante.

Los populistas ofrecen salidas fáciles y mágicas como terminar con la corrupción por decreto. Vea los ejemplos de Argentina, Brasil o Venezuela, en los cuales la corrupción se mantuvo, en el mejor de los casos, con respecto a los gobiernos anteriores. Únicamente cambiaron los delincuentes.

La excesiva intervención del gobierno en la economía genera que la planta industrial se destruya, como es particularmente claro en el caso de Venezuela, que pasó de ser una de las naciones más prósperas de América Latina a una de las más pobres.

Ahí están los que quieren subir el salario mínimo por decreto como Miguel Ángel Mancera y hasta el muy exótico dirigente de Coparmex, Gustavo de Hoyos, quien parecería haber abrazado ideas populistas en su afán de obtener protagonismo personal o de causar daño, no al gobierno de Enrique Peña Nieto, sino del sector privado, es decir, de los propios afiliados al sindicato patronal.

El populismo está en todos lados con candidatos que ofrecen becas por ser mujer, como Alfredo del Mazo, lo que terminará dañando la planta productiva en la entidad; sin embargo, ojalá que sea una más de las promesas de los políticos que no cumplen.

CORRECCIÓN

Hacer lo correcto desde el punto de vista económico suele no ser tan popular como es debido. Es innegable que la economía mexicana no sólo es una de las más sólidas del mundo, sino que en más de 20 años de buenas medidas económicas, que comenzaron durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, y que se afianzaron con el régimen de Ernesto Zedillo, la economía mexicana ha logrado no únicamente superar los problemas macroeconómicos, sino que además ha venido sentando las bases de una mayor prosperidad.

Creer que hay un sistema económico perfecto que soluciona todos los males es una verdadera estupidez. Siempre habrá retos y temas por venir corrigiendo, puesto que los países son entidades vivas en un entorno cambiante.

Sí, las reformas estructurales emprendidas en dos décadas han permitido que desde 1995 la economía mexicana no atraviese una crisis o que la inflación, aun considerando el pico de este año o de 2008, se ubique en un promedio anual de 3.6%, desde que se le dio autonomía al Banco de México.

Más allá, se ha logrado consolidar una economía mucho más competitiva a favor de los ciudadanos que viven el mejor momento de la historia en materia de financiamiento, no únicamente a las empresas, sino también de las personas: como nunca en la historia se han entregado créditos hipotecarios o automotrices, y el número de afiliados al IMSS es el más alto de la historia, en buena medida porque se dejó de robar a muchos trabajadores la prestación.

Sí, las reformas no han logrado aumentar la competitividad en el país, que es verdaderamente baja de acuerdo con cualquier medición internacional, lo que ha impedido un mayor aumento en los salarios; sin embargo, debe estar seguro que eso no se resolverá cambiando de modelo económico por uno que ya probó el fracaso.

CONSISTENCIA

La posibilidad de que José Antonio Meade eventualmente sea el próximo presidente de México debe ser vista, sin ninguna duda, como la mejor opción para mantener el buen paso que ha llevado el país durante más de dos décadas y la única posibilidad sólida de avanzar hacia donde es correcto, es decir, hacia construir un México más productivo con base en lo que ya se ha logrado.

 

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