David Páramo

Análisis superior

David Páramo

22 Ago, 2017

Mitos y mentiras del TLCAN

 

Hasta cierto punto, es lógico que los mismos que a principios de la década de los noventa criticaban el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acusándolo de concentrar la riqueza y dañar a la población, ahora no sólo lo defiendan, sino que tengan la ilusión de ser ellos quienes lo renegocien.

Son los mismos que, en su momento, dijeron que era una trampa de Carlos Salinas de Gortari y “La mafia del poder” para entregar el país a Estados Unidos y, ante los hechos, ahora exigen que el gobierno haga todo lo posible para mantener el convenio comercial. Si realmente hubiera sido tan malo, deberían estar impulsando una salida.

Es totalmente previsible que senadores como Dolores Padierna mientan abiertamente sobre lo que dicen que escucharon en una reunión privada con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo (creer que no entendieron sería menos grave), sobre un supuesto tambaleo del acuerdo comercial o que existe un cuarto secreto, algo así como un clóset, en el que se negociará la parte energética, pero que no se le informará a nadie. ¿Alguien se preguntó la verosimilitud de ese dicho?

INGENUOS

Lo que resulta francamente absurdo es que haya quienes están emocionados por la petición del gobierno de Estados Unidos y líderes sindicales de aquel país y de Canadá para que se incremente el salario en México en algo así como 400% o que sea equivalente a cuatro dólares estadunidenses por hora.

Si usted es de los que hace wikiperiodismo, o que toma dictado, seguramente estará encantado con la idea, se parece mucho al proyecto populista de Salomón Chertorivski o Gustavo de Hoyos de incrementar el salario mínimo por decreto.

No faltan los expertos de microondas que hablan sobre los beneficios que traería para la población, toda vez que, según ellos, el número de afiliados al IMSS ha crecido como nunca en la historia (lo cual es cierto), pero con salarios muy bajos. Como si las personas hubieran tenido que dejar trabajos superbien pagados en la informalidad, más de cuatro salarios mínimos, para irse obligados a estar dentro del sector formal de la economía. Sí, ése que tiene prestaciones sociales.

Dicen que México debe apoyar esta iniciativa para que los trabajadores mexicanos ganen igual que sus contrapartes y, quien se oponga, es un maldito cerdo capitalista, enemigo de los trabajadores, vendido al gobierno, los empresarios y todos los demás absurdos que se le puedan ocurrir a los miembros de la legión de imbéciles en redes sociales.

Sin embargo, se trata de un absurdo del tamaño de una catedral.

Los aumentos salariales no deben darse en función de una negociación de un acuerdo comercial o porque algún grupo cree que es lo correcto (eso es populismo puro) sino por el aumento en la productividad de la economía mexicana.

Es un hecho que los trabajadores mexicanos son menos productivos que sus similares de Estados Unidos y Canadá, como lo demuestran los datos de la OCDE y, por lo tanto, se mantiene la competitividad con base en las diferencias salariales.

Es deseable que los trabajadores mexicanos tengan, por lo menos, los mismos niveles de vida que los de los países que integran el TLCAN; sin embargo, eso no puede ser producto del acuerdo comercial sino de una serie de acciones que comienzan con una verdadera reforma laboral orientada a la productividad.

Pedir que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte aumente mágicamente los salarios de los trabajadores es como creer que el acuerdo comercial disminuirá el déficit comercial de Estados Unidos con México automáticamente.

UNIVERSIDADES PATITO

Si usted quiere tener un negocio altamente rentable en el cual pueda subir los precios casi cada que le venga en gana y sin muchas preocupaciones, siga el ejemplo de Jorge Nacer Gobera y ponga una universidad patito.

Seguramente usted puede identificar centros educativos como Universidad Ecatepec, Universidad ICEL, Universidad LAMAR, Universidad LUCERNA, Universidad Victoria y UNIVER.

Se trata de algo parecido a una universidad, puesto que sólo duran tres años y se enfocan no a generar egresados con posibilidades de éxito profesional sino a cobrarles por la ilusión de una educación de calidad que, evidentemente, no consiguen.

REMODELACIÓN

Para mantener el nivel óptimo de calidad para sus visitantes, el hotel Camino Real Sumiya se encuentra en un proceso para remodelar totalmente las 163 habitaciones, con una inversión de 50 millones de pesos. Se busca que esta gran instalación mantenga los altos estándares con los que opera.

Este proyecto es parte de la remodelación integral que Grupo Real Turismo está haciendo, con una inversión de 620 millones de pesos, para mantenerse como el líder de la industria hotelera nacional.

 

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube