David Páramo

Análisis superior

David Páramo

20 Sep, 2017

Necesario autoprotegerse

 

En días como ayer, la naturaleza se encarga de recordarnos no únicamente la vulnerabilidad de nuestras vidas sino, en el menos malo de los casos, de nuestros patrimonios.

El sismo que azotó Puebla, Estado de México, Ciudad de México y, con especial fuerza, a Morelos, deja, con su cauda de tragedia, nuevamente la necesidad de asegurar el patrimonio ante este tipo de riesgos.

A pesar de la cercanía de la reedición de un sismo en el centro del país en un 19 de septiembre, sí pueden sacarse algunas conclusiones, como la operatividad de la alerta sísmica, el conocimiento de la población sobre lo que debe hacerse durante y después de un sismo, así como el avance en las normas de construcción dentro de la Ciudad de México (aparentemente la mayoría de los edificios colapsados fueron construidos antes de 1985).

Sin embargo, uno de los muy grandes pendientes tiene que ver con la contratación y uso de los seguros para las propiedades y, en particular, las viviendas y sus contenidos.

Generalmente quienes tienen un crédito de vivienda suelen pensar que están totalmente cubiertos por seguros, lo que no es cierto. Estos seguros cubren, a favor del otorgante del crédito, el saldo remanente por pagar, es decir, protegen el valor de la vivienda en caso de pérdida, pero no el patrimonio generado por las personas durante ese periodo.

En el extremo, tampoco protegen los bienes que haya dentro de la vivienda. Imagine por un momento el costo de reposición que tiene para usted volver a amueblar su casa, adquirir los enseres domésticos e, incluso, el valor de su ropa. Eso no es parte de la cobertura que, automáticamente, viene con el crédito hipotecario.

PRODUCTOS

Dentro del sistema financiero mexicano se han venido desarrollando productos para proteger los contenidos de una vivienda ante catástrofes como pueden ser inundaciones o, como ayer, temblores.

Quienes tuvieron la bendición de únicamente padecer roturas de vidrios o daños menores en sus viviendas tendrán que utilizar fondos propios para reparar estos daños, que si bien pueden considerarse menores ante el entorno, sí tienen una relevancia en el patrimonio de las personas.

Si usted tuviera ese tipo de cobertura de seguros habría podido enfrentar, sin ningún problema, la reposición de los bienes. En algún caso podría evitar esas escenas donde zonas de clase media piden al gobierno que les indemnice después de haber sufrido daños en sus casas por inundaciones como las que, lamentablemente, son cada vez más comunes en el área metropolitana de la Ciudad de México.

DESCUIDO

El precio de estos seguros para viviendas de, por ejemplo, un millón de pesos supera ligeramente los cuatro mil pesos anuales, es decir, equivalen al precio de algún electrodoméstico.

Sin embargo, este producto es muy poco utilizado en México a pesar de que cubre, de una manera bastante sencilla, no sólo las pérdidas que puedan generarse ante una catástrofe natural, sino al robo o el daño que eventualmente pudiera causar un tercero.

De hecho, es más o menos común que clientes de la banca se molesten cuando se dan cuenta de que de alguna manera aceptaron pagar 50 o 100 pesos por un seguro de este tipo cuando, en realidad, se trata de una gran protección para la vivienda.

Ciertamente es relevante la participación de las autoridades, en los tres niveles de gobierno, para proteger a la población ante catástrofes naturales como son los sismos. Es correcto contar con protocolos de protección civil y tener claridad sobre qué debe hacerse antes, durante y después de una de estas eventualidades; sin embargo, también es necesario dar un paso más allá y proteger el patrimonio personal con seguros de bajísimo costo, los cuales se pueden adquirir directamente con las aseguradoras o a través de la banca seguro.

Si usted tuvo la bendición de sólo llevarse un susto o vive en algún lugar que no fue afectado por este siniestro, pero sintió alguna forma de preocupación, ampliamente le recomiendo que se ocupe y contrate un seguro no sólo para su vivienda, sino para los bienes que hay en él.

El dinero que invertirá en tener esta protección es, sin lugar a duda, mucho mejor que no contar con los fondos suficientes para atender una eventualidad de este tipo.

 

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