¿Por qué no debes llamarle a tus conocidos justo después de un sismo?

CIUDAD DE MÉXICO.- Lo ocurrido en la CDMX, nos deja muchas cosas a reflexionar, sobre todo cuando se trata de optimizar los recursos que tenemos a la mano -y escasean-, ante movimientos telúricos como el ocurrido este 19 de septiembre de 2017. 

Algo que ocurre de inmediato, ante este tipo de situaciones, es que las personas busquen a sus familiares realizando llamadas telefónicas, para asegurarse que todo está bien. 

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No los culpo, es el primer pensamiento que yo tengo también, pensar que la gente que amamos está en peligro, nos hace darnos cuenta que la tragedia no avisa y puede ocurrir en segundos. 

Sin embargo, tras este evento catastrófico, me puse a reflexionar sobre algo que todos deberíamos realizar, como parte de la conciencia social que hace de los mexicanos, en momentos difíciles, algo tan destacable. 

Muchas personas atrapadas en los derrumbes utilizaron sus teléfonos para pedir auxilio, para avisar que estaban ahí, su gran oportunidad para salvar la vida utilizando las tecnologías. 

El día de ayer, en lo personal viví horas de angustia: Vivo con mi novia, y hasta altas horas después logré encontrarla, lo mismo con uno de mis hermanos. A falta de una buena señal, durante horas me resultó imposible comunicarme con ellos. 

Sentirse vulnerable es horrible, pero al respecto, quiero que pensemos algo: Saturar las redes buscando a nuestros familiares, también podría ponerlos en más riesgo. 

Imaginemos -ojalá que nunca ocurra-, que algún día nosotros mismos, o alguien a quien queremos, necesita ayuda y tiene como único recurso su teléfono para comunicarse con alguien que le auxilie. 

En ese sentido, al ocurrir un evento así, en lugar de utilizar la red celular, nos limitemos a enviar mensajes para contactar a nuestros seres queridos, todo con la finalidad, de que aquellos que en realidad lo necesitan, tenga oportunidad de avisar o pedir ayuda de forma oportuna, y sin problemas de comunicación. 

Los invito a reflexionarlo, esperemos que no ocurra, pero algún día podría salvar la vida de alguien que amamos. 

*dp