Mucha grilla, poca agua

Las negociaciones del TLC y la relación con Estados Unidos, de por sí ya complicadas, tienen un aspecto poco conocido, pero que representa un verdadero asunto de seguridad y estabilidad política y social.

Estamos hablando del agua en los estados que conforman la frontera México-Estados Unidos, y aunque a través de Nadbank y Cocef, que manejan bilateralmente Alex Hinojosa y Calixto Mateos se han desactivado múltiples conflictos en la franja fronteriza con inversiones bilaterales para mejorar la infraestructura hidráulica de la frontera, la escasez es algo que no se resuelve sino con decisión.

La zona de Tijuana, Tecate y Rosarito en Baja California que, como sabe es gobernada por Francisco Vega, obtiene 90% del agua que consume la región del río Colorado, y ésta tiene que recorrer casi 200 kilómetros para llegar a las localidades, pasando por seis plantas de bombeo y atravesando zonas con riesgo de daño crítico, debido a los terremotos como el de 2010.

Además de las dificultades orográficas y logísticas, están también las complicaciones políticas. A partir de un tratado internacional que data de 1944, México recibe entregas anuales calendarizadas, que sufren reducciones considerables cuando las condiciones de sequía “o de serio accidente al sistema de irrigación” hacen difícil la entrega, según establece el documento.

Esta dependencia, en la “buena voluntad” de nuestros vecinos en un tema tan estratégico como el agua, pone a los habitantes de la zona de Tijuana y Rosarito en una absoluta vulnerabilidad que, por lo visto, puede agudizarse dada la animadversión que muestra el señor Trump hacia todo lo que tenga que ver con nuestro país.

Pero existe una luz al final del túnel. Con apoyo de Cocef, Nadbank y Banobras, para financiar la construcción de una desalinizadora, que incluye acueductos y tanques de almacenamiento para Tijuana y Tecate, Aguas de Rosarito, que dirige Rubén Sánchez, estima que podría reducirse en 90% la escasez de agua de la región. La inversión supera los 580 millones de dólares.

La verdad es que Baja California Norte se ha quedado rezagada frente a la decisión que han adoptado en entidades como Baja California Sur (y en particular Los Cabos) y Sonora (Guaymas que comenzará a surtir agua a Hermosillo y con ello se neutralizará el añejo conflicto entre Hermosillo y Obregón), de hacer uso del agua marina para abastecimiento humano, que sucede sólo cruzando la frontera y en otros lugares del mundo y de nuestro país con éxito y con beneficio para miles de personas.

Hace un par de años, en Cabo San Lucas, la instalación fue rechazada y obstaculizada por grupos con intereses políticos ajenos a la comunidad con argumentos seudoambientalistas, hoy van por la segunda. Esta tiene una dimensión tal que se espera que abata el déficit de 232 litros por segundo de agua potable que presenta el destino.

La nueva planta producirá 250 litros por segundo para dar servicio a 100 mil habitantes de Cabo San Lucas, con capacidad de 200 litros por segundo, que abastece a 80 mil personas.

Además, el acueducto del río Colorado aporta cinco metros cúbicos por segundo y esta desalinizadora aportaría 2.2 metros cúbicos por segundo en su primera fase, es decir, prácticamente 50% más del déficit estimado de agua para la región.

Pero como en todo proyecto de gran magnitud, ya hay voces mal informadas o con intereses propios y partidistas que buscan frenar este importante proyecto. Está en manos de los diputados locales dar luz verde a la posibilidad de garantizar el abasto a una importante parte de la región. Ojalá que los diputados estén a la altura de las necesidades de quienes dicen representar.

Es muy lamentable que partidos emergentes en el estado como Encuentro Social o Morena, representados por los diputados Moreno, Morán y Zavala, respectivamente; o los diputados del PRI, Corona y Padilla, quienes en Baja California son oposición, pongan por delante intereses políticos de la urgencia real de agua para la región.

DE FONDOS A FONDO

#OMA, que dirige Porfirio González, le cerró la llave del crédito a Interjet, de Miguel Alemán, pues se cansó de los retrasos en pago y hoy sólo le da el servicio con sistema de prepago. Y es lógico, los niveles de deuda de Interjet se acercan a nueve veces Ebitda (Mexicana estaba en ocho cuando colapsó), lo que sumado a la compresión de tarifas, las presiones del combustible, han comprimido el flujo al grado de no ser el único proveedor de insumo básico que le pone tache.

Sabemos que la subsecretaria de Transporte, Yuri Mascott, está revisando con lupa de analista el informe financiero de Interjet, ya que la aerolínea genera 21% de sus ingresos de la conexión entre y hacia aeropuertos de OMA.

#SinImpuestos… La ley de ingresos al menos en la Cámara de Diputados no sufrió modificaciones; el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, pese a las presiones de terceros, confirmó y dio certidumbre tributaria a la población de que ya no quiere más impuestos a productos; aun así llama la atención que haya legisladores que consideran pertinente incrementar impuestos, tal es el caso de la diputada María Victoria Mercado, la representante del partido Movimiento Ciudadano a través de la iniciativa para aumentar dos pesos por litro a bebidas saborizadas.

¿Habrá considerado la diputada Mercado que al final es el ciudadano el que paga cualquier impuesto?, ¿habrá considerado que al aumentar un impuesto directamente se incrementan los precios y en consecuencia hay mayor inflación? Los datos de la SHCP reflejan que desde su implementación se han recaudado más de 70 mil millones de pesos, y aunque en los primeros dos años se redujo ligeramente el consumo, al tercero comenzó a crecer y en el cuarto se mantiene el ritmo de crecimiento, tanto como el del impuesto recaudado. Raro para Morena, pues por un lado pide que se elimine el IEPS a gasolinas y, por otro, que se aumente el IEPS a refrescos, como si sus votantes ese impuesto no lo sintieran como un “refrescaso” en sus bolsillos. #NoMásInflación.