David Páramo

Análisis superior

David Páramo

7 Nov, 2017

Competencia bancaria

 

Los miembros de la Asociación de Bancos de México, presidida por Marcos Martínez, han luchado durante muchos años una batalla que se parece bastante a tratar de arar en agua: convencer a la sociedad que son un sector altamente competitivo y que su aportación al bienestar de la población debe ser considerada entre las más altas.

El sector financiero en su conjunto es uno de los más grandes generadores de inversión extranjera directa. Las inversiones no únicamente se dieron en las épocas difíciles, especialmente fueron importantes para superar la última crisis financiera del país a mediados de la década de los noventa. Su aportación para el empleo no se ha medido de la mejor manera, puesto que no sólo generan fuentes directas e indirectas de trabajo, sino que su operación les permite que la iniciativa privada genere una gran cantidad de empleos gracias al crédito.

El avance a más de dos dígitos del crédito durante ya una larga cadena de años ha sido una pieza fundamental en el crecimiento de la economía y la generación de empleos. Este hecho, junto con la bancarización de cada vez más mexicanos, se ha dado de una manera ordenada, puesto que los índices de cartera vencida se encuentran en niveles históricamente bajos, con el sector bancario quizá más regulado del mundo.

MALAS VISIONES

A pesar de todos estos datos concretos, hay una corriente de opinión altamente generalizada, no únicamente entre el grueso de la población, sino, desgraciadamente, entre algunos líderes de opinión y también entre gente que por su función pública debería tener mucha mayor claridad en torno a qué es y cuánto representa el sistema financiero.

Es común que suelten frases como: hay poca competencia en la banca y eso va en contra de los consumidores, se trata de un sector muy poco competido, no sería difícil probar que existen extendidas prácticas de colusión entre ellos. Muy pocos bancos tienen concentrado el mercado…

Estas visiones suelen tener impacto entre malos reguladores, como los de la Comisión Federal de Competencia Económica, que mal preside Alejandra Palacios, que un día le da por amenazar con investigaciones que ya habían sido superadas por la CNBV, Banco de México y la Secretaría de Hacienda, en lugar de estar preocupada por la concentración en diversos sectores de la banca.

De entrada, es necesario establecer que en el país operan más de 50 bancos, que además compiten con otros otorgantes de crédito en prácticamente todos los sectores. Entre las instituciones de crédito la guerra no es de papel, sino se trata de un combate real del cual se están beneficiando todos los usuarios de la banca, quienes tienen acceso cada vez a mayor crédito y en mejores condiciones, incluido que se llegó a tocar el menor nivel para los créditos hipotecarios desde 1824, es decir, en toda la historia de la banca.

REALIDAD

Si se analiza la banca mediante índices como el Herfindahl, resulta que no sólo tienen uno de los niveles más adecuados, sino que resultaría casi imposible encontrar otro sector dentro de la economía mexicana con más competencia.

Cuando se habla de la concentración de la banca en pocos competidores, bien vale la pena hacer un ejercicio. Los cinco bancos más grandes del país, BBVA Bancomer, Banorte, Citibanamex, HSBC y Santander rondan el 70% de cada uno de los mercados relevantes. Puede parecer mucho, sin embargo, el reto tiene que ver con encontrar otro sector de la economía con más de cinco competidores que tengan una participación de mercado de este tipo.

Adicionalmente, hay una gran cantidad de bancos de nicho que tienen importantes liderazgos competitivos que, sin lugar a dudas, también influyen en la competencia.

PAPELES DEL PARAÍSO

Ante otra filtración global, que no una revelación periodística, sobre personas físicas y morales que tienen inversiones en los llamados paraísos fiscales, es necesario recordar algunos puntos fundamentales.

No es delito tener dinero fuera del país, aun cuando se trate de estos llamados paraísos fiscales. La violación consiste en no reportar a las autoridades financieras su existencia y no pagar los impuestos correspondientes.

Esto es importante tenerlo claro, puesto que no son pocos los que creen que hay una relación automática entre la existencia de dinero en paraísos fiscales o fuera del país con la comisión de un delito.

Es correcto que, ante las filtraciones el Servicio de Administración Tributaria, encabezado por Osvaldo Santín, inicie una serie de revisiones para determinar si los mencionados cumplen con la ley y, en caso de no hacerlo, iniciar procedimientos para que cumplan con el pago de sus contribuciones.

 

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