4 gráficas para entender la economía de México contra la de EU desde que Trump es presidente

Hoy hace un año, nos despertamos con la sorpresa de que Donald Trump se había proclamado ganador en las elecciones presidenciales
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Hoy hace un año, nos despertamos con la sorpresa de que Donald Trump se había proclamado ganador en las elecciones presidenciales. Foto: Archivo
Hoy hace un año, nos despertamos con la sorpresa de que Donald Trump se había proclamado ganador en las elecciones presidenciales. Foto: Archivo

CIUDAD DE MÉXICO.-  Hace un año Trump ganó las elecciones presidenciales. Tras el desasosiego inicial, los inversionistas recalibraron las implicaciones de su programa político sobre la economía y los mercados financieros.

El recorte de impuestos, desregulación en sectores como el financiero o el energético, gasto público en proyectos de infraestructura o programas de defensa, abandono de las políticas medioambientales.

En general, unas políticas expansivas, promercado, que en el corto plazo podrían detonar un mayor ritmo de actividad en Estados Unidos y generar más utilidades.

En México, la respuesta fue distinta: sus soflamas de que abandonaría el TLCAN, los tuits amenazando a las empresas extranjeras que se instalaran en México, el muro, la posibilidad de gravar las remesas, su discurso contra la inmigración mexicana.

Todo ello se convirtió en un cóctel letal para los mercados mexicanos, sobre todo en el período que transcurrió desde su victoria en noviembre a su toma de posesión el 20 de enero. ¿Cómo le ha ido a Estados Unidos y a México durante este año?

LA BOLSA

Aquí, Estados Unidos gana a México. Sin duda es la variable financiera que más ha respaldado la gestión de Trump.

Es sorprendente constatar cómo Trump, con un ratio de aprobación de sólo 37% según la encuesta de Washington Post/ABC News desde que fue electo, es el presidente menos querido por el electorado desde al menos la presidencia de Dwight D. Eisenhower (1953).

Sin embargo, al mismo tiempo es adorado por Wall Street y disfruta del tercer mejor recibimiento por parte del parqué neoyorquino. Desde el día de las elecciones, el S&P 500 se ha disparado 21.3% y sólo le superan Kennedy, con un rendimiento del S&P de 26.5% en su primer año desde la elección, y Bush padre (22.7 por ciento).

Pero ellos, al contrario de Trump, gozaban de ratios de aprobación de más de 75% tras ese período. Wall Street, por tanto, se ha subido a un espectacular rally en el que día con día degusta de nuevos récords, el último ayer mismo celebrando su triunfo. Frente a la exuberancia estadounidense, la bolsa mexicana se ha quedado estancada.

En pesos, apenas ha retribuido un nimio 0.8%. Y si lo medimos en dólares, incorporando la pérdida de valor del peso, la bolsa se ha replegado 2.7 por ciento. Es verdad que en pesos la bolsa mexicana tocó un récord en este año de Trump: fue el pasado 25 de julio, cuando el S&P/BMV IPC se elevó a los 51,713.38 pts.

Sin embargo, en dólares está a 43% de su máximo histórico que tocó en abril de 2013, a los pocos meses de la llegada de Peña Nieto a la presidencia.

EL DÓLAR Y EL PESO

Si Wall Street es la variable que mejor ha reflejado el optimismo que desencadenó la llegada de Trump en los mercados financieros, la cotización del peso mexicano con el dólar ha sido la que con más fidelidad ha manifestado las tribulaciones de la economía mexicana con Trump.

Se ha posicionado como el “Trumpómetro” que mide la sensibilidad de México a los desvaríos del presidente estadunidense. En este primer año hay que diferenciar tres etapas para el peso.

En la primera, desde la elección a la toma de posesión el 20 de enero, la divisa mexicana pasó, espantado por los tuits de Trump, de los 18.32 pesos  por dólar a casi los 22, un desplome de 16.5%. En la segunda, cuyo inicio coincidió con la llegada de Trump a la Casa Blanca hasta el 18 de julio, el peso se sintió aliviado por la inoperancia de Trump en la presidencia y sus desacuerdos con los congresistas de su propio partido, lo que le hizo perder ferocidad al mandatario estadunidense.

Ahí quedó patente que Trump era incapaz de sacar una ley adelante, ni siquiera la derogación del “Obamacare”, y que su única forma de poder era a golpe de “órdenes ejecutivas”, algunas de las cuales fueron rechazadas por los tribunales estadunidenses.

En medio de esa calma, la divisa mexicana recuperó algo más del terreno que perdió en los primeros meses y se fue a los 17.48 pesos, o una apreciación de 25.6 por ciento. En la tercera etapa, el endurecimiento de la postura de Trump en la negociación de TLCAN y los riesgos de que el Acuerdo se termine disolviendo volvió a pasar factura al peso.

Tampoco ayudaron la incertidumbre política en México de cara a las elecciones de 2018, la expectativa de nuevas subidas de tasas por la Fed y los desastres naturales.

El  caso es que el  peso mexicano se ha vuelto a desinflar y se ha deprimido 8.7%  desde mediados de julio hasta la fecha.

¿El saldo? Pues pese a todas las convulsiones, también es casi de tablas: desde la victoria de Trump, la divisa mexicana se ha depreciado 3.9 por ciento.

Ni siquiera es la peor divisa de entre las más negociadas: peor le ha ido a la lira turca (-18.2%), al peso argentino (-14.7%), al yen japonés (-7.5%), al rand sudafricano (-6.6%) o al dólar neocelandés (-6.3%). Ahora bien, si no hubiera ganado Trump, el peso posiblemente hubiera registrado un comportamiento más estable, reforzado además por la recuperación del precio del petróleo.

Desde que ganó Trump, el barril del WTI se ha incrementado un 27% y el de la mezcla mexicana, 47 por ciento.

TASAS DE INTERÉS

Trump, sin duda, ha facilitado el trabajo de la Fed. El mayor dinamismo de la economía de Estados Unidos ha permitido a la Fed cumplir, mejor que con Barack Obama, su plan para normalizar la política monetaria.

Desde el triunfo de Trump, la Fed ha incrementado el objetivo de las tasas de los fondos federales en tres ocasiones, por un total de 0.75 puntos porcentuales (pp) pasando de un rango de entre 0.25-0.50% a otro de 1.00-1.25%. Y posiblemente se anuncie otro aumento en la última reunión de diciembre. Además, ha diseñado un plan para  empezar a comprimir la hoja de balance.

Ahora bien, para México la historia es distinta: una Fed algo más agresiva que en el pasado junto con la volatilidad del  peso mexicano ocasionada por la victoria de Trump y su impacto inflacionario forzó a Banxico a tomar una postura mucho más dura.

Frente a los 0.75 pp que la Fed ha incrementado la tasa de referencia de la llegada de Trump, Banxico ha subido las tasas domésticas en 2.25 pp, pasando de 4.75% a su actual nivel de 7.0 por ciento. Hoy hay reunión de Banxico, si bien se espera que mantenga las tasas sin cambios en ese 7.0 por ciento.

CRECIMIENTO

La economía de Estados Unidos ha recobrado ímpetu con Trump: el “efecto riqueza”, ocasionado por las fuertes ganancias bursátiles, junto con el dinamismo del mercado laboral ha fortalecido al consumo privado; el “America First”,  la desregulación y sus promesas de recorte de impuestos ha alentado el gasto en equipo; y su fervor militarista se ha plasmado en un notable incremento de gasto en defensa.

El PIB de Estados Unidos ha encadenado dos trimestres consecutivos con tasas anualizadas de 3.0% en su serie ajustada por estacionalidad. Sin embargo, en México, la depreciación del peso, el gasolinazo, el aumento de la inflación y el notable aumento de las tasas ha deteriorado las condiciones de crecimiento y ha significado una desaceleración de la economía que, con los terremotos, implicó una contracción de 0.8% en el tercer trimestre.

*Director de llamadinero.com y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM

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