Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

9 Dic, 2017

Tema obligado: corrupción

En 2003, la ONU declaró al 9 de diciembre como el Día Internacional contra la Corrupción. Hoy voy a escribir algunas opiniones sobre el tema en el contexto de lo que vamos a vivir en México los próximos meses. Este va a ser uno de los tres temas centrales de la campaña presidencial. El reto va a ser entender qué candidato tiene el potencial de pasar de las palabras a los hechos.

Información de percepción de corrupción y datos de incidencia hay muchos. El común denominador de todos los datos es que la situación de México no es buena.

El indicador más utilizado de percepción de corrupción es el de Transparencia Internacional. El dato que se dio a conocer en 2017 del índice de 2016 ubica a México en el lugar 123 de 176 países. Es decir, casi estamos en el cuartil de los países más corruptos del mundo.

La tendencia también es importante. En 2012 teníamos un indicador de 34 sobre 100 puntos. El de 2016 es de 30. Es decir, la percepción del nivel de corrupción en México ha venido en aumento durante esta administración.

En diversas encuestas sobre las principales problemáticas del país usualmente está en los tres primeros lugares junto con inseguridad y con desempeño de la economía.

Pasando a indicadores de incidencia, uno relevante es el que publicó el Inegi para 2015, que mide la incidencia de personas que estuvieron relacionadas con actos de corrupción. La media para el país es de 12 mil 590 personas por cada cien mil habitantes. Los peores estados fueron el Estado de México y Sinaloa, con un nivel de casi cinco veces el promedio nacional.

En cuanto a las causas que el sector empresarial identifica como actos de corrupción que enfrentan van desde agilizar trámites y evitar multas, hasta obtener licencias y contratos de gobierno.

Esta diversidad de actividades en la que hay corrupción da evidencia de que todo tipo de unidades económicas son afectadas por la corrupción. Desde un pequeño restaurante en una colonia popular, hasta una gran empresa constructora.

Ante esta realidad de la población y del sector empresarial, lo que se ve en los hechos como respuesta del gobierno es que parece que no es un tema que sea de interés general. Prueba de ello es lo que está pasando con el proceso de implementación del Sistema Nacional Anticorrupción. Una pieza clave que es el fiscal, sigue sin ser nombrado. 

La situación conjunta de percepción, incidencia y acciones de gobierno llevan a que si hay razones muy justificadas para encontrar al tema de corrupción  entre las tres preocupaciones fundamentales de los mexicanos. Esta realidad nos lleva a que va a ser un tema central de las campañas.

Hay un aspirante que insiste en que éste es el problema más grave de México. El cuestionamiento surge porque no dice cómo le va a hacer. Da a entender que el problema de corrupción se soluciona si el líder no es corrupto. Las estructuras y los incentivos no importan.

Hay un segundo aspirante que tiene una imagen de honestidad, pero que tendrá que cargar con el peso de la corrupción del gobierno en el que trabajó y del partido que lo postula.

Los posibles aspirantes del grupo de partidos que se están juntando también tienen sus problemas.

A futuro con las campañas y la elección, el reto va a ser escuchar a los candidatos y a las gentes que les rodean. Percibir qué tanto conocimiento hay del tema, de soluciones y, lo más importante, la convicción de erradicarlos. A mi hoy no me queda claro que el candidato de la Esperanza de México sea la solución a la corrupción de nuestro país. 

 

*Director general del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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