Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

16 Dic, 2017

Regalos

Oficialmente ya estamos en la campaña presidencial, aunque solamente haya iniciado el periodo de las precampañas. Parece que el primer mensaje con el que nos encontramos es el de las promesas para regalar el dinero de los contribuyentes sin decir cómo. No se ve que el debate vaya a estar alrededor del proyecto de nación.

Entre las primeras ofertas de apoyos de Morena está un sueldo mensual de tres mil 600 pesos a los jóvenes que no trabajan ni estudian. También ofreció dar becas de dos mil 400 pesos a los estudiantes pobres. Su tercera oferta fue aumentar al doble la pensión a los adultos mayores a mil 200 pesos mensuales.

Es claro que la visión de Morena es de ampliar el Estado benefactor ofreciendo a más personas transferencias del gobierno. El primer problema es que no se da una respuesta que sea válida sobre cómo se financiarán estos programas. Se da la respuesta de siempre: combatiendo la corrupción y eliminando los gastos suntuarios. Es decir, puras promesas huecas sin un sustento sólido.

Ahora, pasemos a las señales que da esta propuesta. Lo mejor es no trabajar y no estudiar. Si estudio y soy pobre la transferencia que puedo recibir es menor. Por lo tanto, me puede convenir dejar de trabajar.

La segunda señal es que se premia más a la juventud sobre los adultos mayores. La lógica no necesariamente debía ser ésta, a menos que se vea como un tema de propuestas para ganar votos.

Pasemos a la oferta de apoyo del candidato del Frente que es el Ingreso Básico Universal. Este tipo de programas se plantea como un derecho de todos los ciudadanos a recibir un ingreso de manera independiente a su nivel de riqueza y de si tiene un empleo.

Esta propuesta, de hecho, da un regalo electoral a toda la población. Es una medida totalmente populista y con fines electorales. Al igual que las propuestas de Morena, no quedan claros los requerimientos financieros y cómo se va a financiar.

Los argumentos para defender esta propuesta es que permite reducir el gasto burocrático, que no discrimina y que contribuye al desarrollo de la economía.

Aunque los tres puntos son muy criticables, me voy a centrar en el último. A dos décadas de que los gobiernos federal y estatales empezaron con el crecimiento de los programas sociales con base en transferencias, no se ha visto que todo este dinero haya generado crecimiento económico. Esto no tiene por qué cambiar con el programa que propone Anaya.

La oferta de apoyo del PRI al iniciar la precampaña fue la de abatir la pobreza en la región de Chiapas. Si bien no hay un programa específico como en los dos casos anteriores, esta promesa también implica más gasto público.

Esta promesa puede ser igual de utópica que las dos anteriores. Desde el año 1995, el presidente Zedillo aumentó de manera importante los recursos a la región. A través de las fórmulas de asignación de los ingresos federales, el nivel de transferencia a Chiapas se ha mantenido dentro de las generosas.

El problema de Chiapas es lo simple de su actividad económica y su falta de instituciones. Para lograr iniciar la convergencia, la solución no está en el gasto, está en hacer más compleja su economía y desarrollar instituciones.

Lo que me preocupa para el año que viene es que todos empezaron muy rápido ofreciendo cómo gastar nuestros impuestos. Me aterra lo que está por venir con propuestas tipo la del “Salario Rosa”. Un gran reto para la población será entender qué candidato puede solucionar los problemas de México y no simplemente decir cómo gastar nuestros impuestos.

A pesar de las preocupaciones, aprovecho para desear a todos ¡FELICES FIESTAS Y UN GRAN 2018!

*Director general del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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