Voto por Meade

Estoy seguro que en la elección del primero de julio votaré por José Antonio Meade para que sea el próximo Presidente de México para mí y para mi familia. Así lo dije en Imagen Televisión.

Es necesario hacer algunas precisiones antes de documentar mi primera afirmación. La primera vez que voté en una elección presidencial fue en 1988, por Manuel Clouthier, y en todas las demás elecciones para elegir Jefe del Ejecutivo sufragué por Acción Nacional, aun cuando no me convencía Vicente Fox, pero creía en la fortaleza ideológica de ese partido político, algo que han perdido por sus exóticas alianzas con el PRD. En la elección de Felipe Calderón fui mucho más que un simple votante, me comprometí con la victoria de este hombre.

Inicié mi carrera periodística en 1988, siempre dedicado a los temas económicos y financieros, por lo cual es fácil corroborar mi convicción a favor de la libre empresa, la estabilidad en las finanzas públicas y un estado que cumpla con establecer reglas que fomenten la competencia a favor de las personas.

Porque lo padecí durante mi adolescencia, siempre he aborrecido las opciones populistas que creen que el Estado es superior a las personas, puesto que generan pobreza, desigualdad y corrupción. Sé, desde el punto de vista personal y teórico, que los populistas son un peligro y que terminan sembrando tragedia y dolor entre las personas. No hay un solo caso en la historia mundial en el que los populistas mejoren las condiciones de vida de las personas.

Conozco los resultados funestos de meter mano en la política cambiaria o de tener tipos de cambio fijo. Hoy sólo los muy rupestres en el análisis económico pueden creer que el éxito o fracaso de una administración se delimita por el nivel de tipo de cambio.

Desde el punto de vista personal y profesional, he tenido el privilegio de ser testigo, en primera fila, de los buenos resultados de la apertura económica caracterizada con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la autonomía del Banco de México, el rescate del sistema financiero y cómo la ortodoxia en el manejo de las finanzas públicas que hemos vivido en más de 20 años ha permitido que las crisis económicas sean un pálido recuerdo en la mente de muchos mexicanos.

La primera nota de ocho columnas que escribí en mi vida fue la inflación para noviembre de 1988, que fue de 5.7% para ese mes. Ese año la inflación fue de 152% a tasa anual. La última vez que tuvimos un serio problema de inflación fue en 1995, que superó el 50 por ciento.

En mi cotidiano trabajo como periodista he visto cómo el descontrol macroeconómico, la irresponsabilidad fiscal y el populismo generan grandes cantidades de pobres. En cambio, como las buenas medidas económicas que consistentemente se han tomado en este país, desde mediados de la década de los noventa, han permitido que desde 2009 (en medio de una muy profunda crisis mundial) la economía mexicana haya tenido un año de caída.

Mi lugar privilegiado en la historia reciente del país, así como los conocimientos en materia económica que he acumulado ya casi durante tres décadas concentrado en estos temas, me permiten saber que la oferta de Andrés Manuel López Obrador equivale a volver a los tiempos de Luis Echeverría y José López Portillo. Es un camino fracasado como el que tomaron Argentina, Brasil y señaladamente Venezuela con el socialismo del siglo 21.

Ricardo Anaya es una incógnita, puesto que no se sabe qué valores representa o qué significa un intento de coalición. Este hombre terminó de tirar a la basura los valores y principios que hicieron de Acción Nacional la mejor opción electoral durante toda mi vida adulta.

Si bien es cierto que Margarita Zavala puede representar los valores del PAN, dudo que pueda convertirse en un candidato competitivo en una elección que, en este momento, se divide en tercios. De Armando Ríos Piter espero que fije algunos temas en la agenda y que ayude a mejorar el nivel del debate del país. El Bronco es una versión pirata de AMLO.

Así, el candidato que representa seriedad en materia económica, experiencia en el ejercicio del gobierno y la esperanza de que se mantendrá el rumbo es Meade. Cuando se analizan con seriedad los hechos económicos, no queda ninguna duda que este hombre garantiza un buen manejo de la economía que permitirá la disminución de la pobreza y dará espacio para enfrentar graves problemas como la inseguridad.