Las historias de tres mexicanos que ya "tiraron la toalla" para buscar un empleo

CIUDAD DE MÉXICO.- Más de 5 millones 500 mil mexicanos no trabajan ni buscan activamente un empleo por considerar que no tienen oportunidad de encontrarlo de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo indica que hasta el cierre de 2017 la población no económicamente activa ascendió a 37 millones 347 mil personas, de la que 15%, pese a estar disponible para trabajar, permaneció inmovilizada por la desesperanza.

La población más desalentada son los jóvenes. Las estadísticas del organismo, presidido por Julio Santaella, indican que 41% de los mexicanos que no buscan activamente un empleo por considerar que no existen oportunidades tienen entre 15 y 29 años de edad.

Los indicadores estratégicos de Ocupación y Empleo señalan que un millón 179 mil mexicanos de 15 a 19 años, pese a tener disponibilidad, no buscan integrarse a ninguna actividad productiva, mientras que un millón 128 mil tienen entre 20 y 29 años.

Son jóvenes que están en búsqueda de su primer o segundo empleo, pero la falta de experiencia ha frenado su incorporación al mercado laboral formal, por lo que después de encontrar varias puertas cerradas decidieron tirar la toalla”, indicó Mónica Flores, presidenta de la consultoría especializada en capital humano ManpowerGroup en Latinoamérica.

Eduardo Loría Díaz, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que el mayor problema de que los desalentados en el país sean principalmente jóvenes radica en que son tierra fértil para las actividades delictivas. “Se convierten en un flanco débil que las organizaciones criminales pueden penetrar fácilmente para convertirlo en un semillero o en su clientela”.

A la lista de desalentados se suman 651 mil personas de 30 a 39 años de edad, 713 mil de 40 a 49 años y 616 mil de 50 a 59 años, los cuales constituyen 36% del total.

Loría Díaz destacó que en muchos casos se trata de mexicanos que luego de pasar un periodo considerable en el desempleo, comenzaron a perder competencias laborales que los rezagaron de sus similares.

Muchos de ellos no están dispuestos a incorporarse al mercado laboral en posiciones inferiores a las que ocupaban en su último puesto de trabajo ni tampoco a percibir un salario menor”.

A este sector de la población se suma 1 millón 246 mil mexicanos de 60 años y más, equivalentes a 22% del total de los desesperanzados en México. “La edad es el principal obstáculo para esta población dado que la oferta de trabajos para ellos es escasa”, indicó Flores.

DESESPERANZAS

"En la informalidad gano más que en una empresa”

Los especialistas reconocen que los bajos salarios que ofrece el sector formal se han convertido en un freno para que los jóvenes, que son el grupo más afectado por la desesperanza, busquen activamente una oportunidad.

Gano más en el tianguis que se pone cerca de mi casa”, asegura Jazmín Flores, quien pese a ser profesionista prefiere trabajar, cuando lo necesita, en un puesto ambulante de ropa femenina que pertenece a su familia desde hace años.

“Tuve varios trabajos en el sector formal, laboré tanto para empresas como para el gobierno del Distrito Federal, pero lo que me pagaban apenas me alcanzaba para las comidas y los pasajes, además de que nunca me dieron prestaciones”.

Fue un embarazo no planeado lo que la llevó a decidir abandonar las actividades relacionadas con sus estudios y trabajar cuando lo necesita en un tianguis instalado en el oriente de la Ciudad de México.

“No le voy a regalar mis conocimientos a nadie”

Miguel Hernández, egresado de la carrera de Administración de Empresas, se cansó de recorrer oficinas con su título bajo el brazo para únicamente encontrar oportunidades de trabajo con compensaciones mensuales por debajo de los 6,000 pesos, lo que después de un año le llevó a desistir en su búsqueda de trabajo.

“Actualmente no hago nada, a veces les ayudo a mis papás en su negocio, y me dan un poco de dinero, he estado pensando en dar clases, pero lo que no haré es regalarle mis conocimientos a nadie”.

“Me harté de buscar un trabajo formal”

Hace un año Lorena Juárez quedó desempleada luego de un recorte de personal en la empresa donde laboraba, pero eso no la desanimó. “Empecé con muchas ganas a buscar trabajo. Todas las mañanas enviaba currículums, hacía llamadas telefónicas y hasta me unía a grupos en redes sociales enfocados a buscar oportunidades formales, pero luego de casi un año, me harté”.

Esta joven de 28 años de edad tiene cuatro meses de no llevar a cabo ninguna actividad para buscar empleo debido a que en varias ocasiones no consiguió una oportunidad por estar sobrecalificada. “Parece un error que haya aprovechado varios meses de desempleo para capacitarme gratuitamente. Ahora hasta le quito mis diplomados a mi currículum para que no me descarten al pensar que pido mucho salario”.

Asegura que incluso aceptó trabajar sin percibir ingresos con el objetivo de que ello fuera la puerta de entrada a una mejor posición, pero tampoco funcionó.

Me he quedado quieta los últimos meses porque el proceso de búsqueda de empleo ha dañado hasta mi autoestima, ahora cuándo me preguntan cuánto quiero ganar, ya digo que lo ellos decidan darme y tampoco he podido colocarme”, dice desilusionada.

Su alternativa actualmente es concursar para una maestría en investigación que le permita obtener ingresos. El examen de ingreso es en 15 días, por lo que está concentrada en estudiar.