La habilidad básica sobre dinero que sólo tú puedes enseñar a tus hijos

De finanzas y otros demonios -
Los progenitores hablan constantemente sobre cuán difícil es criar a los niños modernos con tantos problemas económicos acechando su futuro. Foto: Amanda Tipton
Los progenitores hablan constantemente sobre cuán difícil es criar a los niños modernos con tantos problemas económicos acechando su futuro. Foto: Amanda Tipton

Viajemos al futuro. Tu hijo pequeño acaba de cumplir treinta y cinco años, y te ha llamado de nuevo para pedirte dinero y avisarte que otra vez se mudará con todo y familia a tu casa.

Esto te molesta porque tu casa es demasiado pequeña para tanta gente y te parece que tu hijo ya debería ser independiente.

Cuando se mudó la última vez y le pediste que contribuyera a los gastos, contestó que no tenía dinero y es verdad: tiene todas sus tarjetas topadas.

La última vez llevó a empeñar el estéreo, y tu anillo de compromiso desapareció como por arte de magia. Lo más vergonzoso es que te consta que se roba el papel de baño. ¿Qué hice mal?, te preguntas.

Pero volvamos al presente, ¿qué puedes hacer para que tu hijo se independice cuando sea mayor?

Los progenitores hablan constantemente sobre cuán difícil es criar a los niños modernos con tantos problemas económicos acechando su futuro. Para prepararlos, los padres suelen hacer el sacrificio de mandarlos a escuelas privadas para que consigan buenos empleos.

Es la estrategia más socorrida pero no es la más sólida: las escuelas prestigiosas no aseguran una buena educación ni un buen empleo, y aunque lo obtuvieran, si tu hijo no sabe administrarse, ningún ingreso le alcanzará.

Manejar el dinero es una habilidad básica para la vida diaria, igual que mirar a ambos lados antes de cruzar la calle o usar un pelapapas. Aunque las habilidades financieras pueden ser más fáciles para unos niños que para otros, todos las necesitarán por igual y todos pueden dominarlas con la práctica.

Y los padres tienen la tarea de poner la herramienta en las manos de los niños desde los cuatro o cinco años, y guiarlos. Aunque ya hay lugares donde pueden aprender mucho sobre finanzas, sólo en casa podrán practicar diariamente. Para enseñarles correctamente propongo 5 recomendaciones básicas.

1. Conviértelos en observadores de tu vida económica

Si no te gustaría que tus hijos imiten tus deudas y forma de gastar, o sientes que te falta manejar mejor tu dinero, motívate a mejorar por tus hijos. Recuerda que observan todo lo que haces, y ningún curso tendrá el impacto de tu ejemplo diario. Asegúrate de mostrarles cómo haces tu vida financiera: explícales tus errores del pasado, tus aprendizajes y estrategias.

Que te acompañen a abrir cuentas de ahorro, elaborar el presupuesto, o hacer la lista del súper.

Algunas investigaciones demuestran que hay relación entre las competencias financieras de los niños y el contexto familiar. Los jóvenes con mejores resultados tienen padres con mayor cultura financiera, que hablan abiertamente sobre el dinero y toman decisiones en pareja o en familia.

Si tú y tu pareja llevan cuentas separadas como si fueran roomies o si tienen un ambiente financieramente tóxico, esto decisivamente afectará el desempeño financiero de los hijos.

2. Imita la vida real

Para que tu hijo empiece a usar la herramienta del dinero, deberá tener acceso a él. Sin embargo, darles una cantidad fija cada semana no los prepara para la vida real, donde uno no recibe dinero por no hacer nada. Los estudios demuestran que los niños que reciben una mesada incondicional muestran niveles más bajos de conocimientos financieros.

Tampoco es buena idea pagarles por cumplir con sus obligaciones, como limpiar su cuarto o estudiar, pues cuando sean adultos nadie les pagará por eso.

No es recomendable usar el dinero para que tu hijo se porte bien, o para castigarlo por portarse mal, pues hacerlo relacionaría el dinero y el poder en su mente, haciéndole creer que el dinero sirve para que los demás se porten como él quiere.

En mi opinión, la mejor estrategia es pagar un “salario” por actividades cotidianas que promuevan su desarrollo. Si quieres que tu hijo haga ejercicio, puedes darle una cantidad por cada kilómetro que camine o pedalee, o por cada hora que pase jugando al aire libre. Si deseas que tus hijos se acerquen a los libros, puedes pagarles una suma por cada página o libro leído.

También puedes estimular sus talentos: si tiene facilidad para las letras o el arte, págale por cada historia o ilustración que cree, y si es bueno con los números págale por idear y resolver ejercicios matemáticos.

3. Pon reglas claras

De manera ideal, el dinero que darás a tus hijos no es un gasto extra, sino una cantidad que de todas maneras usarías para satisfacer algunas de sus necesidades. Por lo tanto, es importante que determines de antemano qué gastos cubrirán los niños con su “salario”, como materiales de dibujo, dulces, juguetes o ropa. Establece el “salario” de acuerdo con tu presupuesto y fija un día de pago.

Aclárale a los niños que puede haber reajustes al tipo de actividad que pagarás, las tarifas y los gastos que ahora correrán por su cuenta. Para aumentar el nivel de dificultad sin gastar más, puedes incrementar el salario pero elevar al mismo tiempo lo que deben pagar con él, por ejemplo, la cuenta de su celular.

Si has establecido que el niño debe pagar por un tipo de producto, debe pagarlo llueve truene o relampaguee o, de otro modo, le robas la lección de que los billetes no caen del cielo y en la vida real no siempre tendrá cerca a sus papás para sacarles dinero.

Establece de antemano si le darás opciones cuando quiera algo y no le alcance. Puedes tener un sistema de préstamos (pero asegúrate de que generen intereses, como en la vida real), pagarles por actividades domésticas adicionales a las que suelen realizar o igualar la cantidad que ganen trabajando fuera de casa.

Evidentemente puedes hacer excepciones y regalarles productos que a ti también te interesa que tengan, como un celular básico para emergencias. Sólo asegúrate de explicar por qué hiciste la excepción. Otro regalo muy importante sería un vehículo de inversión como Cetes para niños o Afore para niños.

Esto permitirá que los pequeños comprendan poco a poco que ahorrar e invertir no sólo es importante para la adquisición de productos, sino para la obtención de libertad y tranquilidad financiera en el largo plazo.

4. No te involucres en lo que gastan

Al igual que la varicela, gastar mal el dinero genera más complicaciones cuando somos adultos. Es mejor que aprendan ahora. Sí, será duro verlos equivocarse al usar cualquier herramienta: a veces se golpearán o cortarán, pero gracias a esas experiencias se aprende. Por ello, los niños deben poder gastar su dinero en lo que quieran, mientras sea legal.

Puedes hacerle sugerencias, pero no intervenir directamente. ¿Y si los niños deciden comprar una pileta llena de dulces? No puedes evitarlo, aunque déjales claro que, como padres, ustedes deciden qué tan a menudo podrán comerlos.

5. Enséñales los cuatro usos

Enséñales las cuatro cosas que pueden hacerse con el dinero: ahorrarlo, gastarlo, invertirlo o donarlo. Cuando los niños son pequeños, puedes tener cuatro botes transparentes marcados, y dejar que el niño meta dinero en ellos como prefiera. Podrá tomar dinero del bote “Gasto” cuando lo desee, pero del bote “Ahorro” sólo podrá retirar cada semana.

Cada mes podrá hacer retiros del bote “Inversión”, pero antes llámalo para que vea cómo introduces 10% a 30% de la cantidad que exista en ese bote, pues esto le ayudará a comprender mejor las matemáticas y el interés compuesto (al principio es importante que los intereses sean altos para que el niño los comprenda mejor).

Finalmente, ayúdale a escoger un buen propósito para el contenido del bote “donar”. De este modo, empezará a notar la relación entre el trabajo, el tiempo, las personas y el dinero, así como la diferencia entre ahorro e inversión.

Este sistema es más visual, pero conforme el niño crezca puede convertirse en una tabla de excel que facilite los cálculos, y las tasas de interés y plazos pueden cambiarse para acercarse más a la realidad.

Quizás te parezca que enseñar a los niños sobre el dinero requiere del establecimiento de muchas reglas y complicaciones, o sientes que no tienes tiempo y energía para eso. Sin embargo, es tan importante para su supervivencia y tu tranquilidad como mirar a ambos lados antes de cruzar la calle.

A diferencia de otras habilidades, sólo tú puedes ponerlos a practicar con el dinero.

El esfuerzo que realices en esta área se recompensará con creces, pues podrás verlos convertirse en adultos independientes, que es tu más importante trabajo como progenitor.  

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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