¿Te conviene un trabajo seguro o uno independiente? Depende de estos cinco puntos

De finanzas y otros demonios -
Autoemplearse o iniciar un negocio no es para todos, así que antes de lanzarte a la aventura, debes estar consciente de los riesgos. Foto: Flickr de mehmet bilgin CC [CC BY-NC-SA 2.0]
Autoemplearse o iniciar un negocio no es para todos, así que antes de lanzarte a la aventura, debes estar consciente de los riesgos. Foto: Flickr de mehmet bilgin CC [CC BY-NC-SA 2.0]

Yo soy una traductora inglés-español freelance feliz. Tengo flexibilidad de tiempo, controlo mi carga de trabajo, y me entusiasma lo que hago.

Sin embargo, a pesar de toda la publicidad positiva que recibe el trabajo independiente o emprendedor, no tiene nada malo ser un empleado asalariado, siempre y cuando seas feliz en tu puesto; aunque sólo el 13% de los trabajadores se sienten comprometidos con su trabajo. Si tú estás en las filas de la mayoría, probablemente has fantaseado con la posibilidad de ser un trabajador independiente, o de emprender tu propio negocio. ¿Qué te detiene? Muy probablemente, el temor al enorme riesgo que conlleva, pues entre el 75 y 90% de las Pymes fracasan antes de cumplir un año. Autoemplearse o iniciar un negocio no es para todos, así que antes de lanzarte a la aventura, debes estar consciente de los riesgos. Toma en cuenta estos cinco factores:

1. Tienes un buen colchón

Es fundamental contar con un capital que te permita estar tranquilo durante temporadas de “vacas flacas”. La mayor desventaja de ser un emprendedor o freelance es la incertidumbre financiera, debido a la variabilidad natural de los ingresos. No contar con recursos suficientes para enfrentarse a los malos tiempos es culpable de la quiebra de 65% de los negocios mexicanos. Vivir con sencillez, gastando menos de lo que ganas, es la manera más segura de crear tu colchón, pero si eres asalariado, la vida frugal también te permite más libertad a la hora de aceptar empleos y de negociar las condiciones de tu trabajo, o de retirarte cuando sientas el llamado a trabajar en algo distinto. Es por ello que, cuando se trata de estar feliz en tu trabajo, ya sea uno aventurero o seguro, el ahorro y la inversión son tus mejores aliados.

2. Tu empresa tiene salario y prestaciones jugosas

Si tu empresa tiene un salario y prestaciones atractivos, como un seguro de gastos médicos mayores, automóvil de la compañía, bonos, capacitación, comedor, fondo de ahorro o becas, puede ser más doloroso dar el paso hacia el trabajo emprendedor o independiente, si es que sientes ese llamado. Para tener un buen paracaídas podría ser necesario continuar algún tiempo en tu puesto actual, hasta tener listo tu  “ahorro” o hasta ser financieramente independiente. Entre menos gastos tengas, más rápido podrás ser libre. Para ello, debes tener cuidado de no caer en las trampas de la inflación del estilo de vida, porque si lo haces, puedes quedar atrapado por siempre en un trabajo que no deseas.

3. ¿Eres de la generación consentida?

Entonces te conviene tener un empleo fijo y luego prepararte para uno independiente. Como ya había mencionado en un artículo anterior, con respecto a la pensión, los mexicanos nos dividimos en dos categorías: consentidos y rascadores.

Los consentidos son los mexicanos que estaban cotizando activamente en el IMSS antes del 1 de julio de 1997. Si tú perteneces a esta categoría, tienes buenas probabilidades de pensionarte si cumples con las 500 semanas cotizadas y tus derechos están vigentes. En este caso, sí te conviene trabajar con un patrón hasta que cumplas con los requisitos. Si te gusta tu trabajo pero tu sueldo no es muy alto, puede ser conveniente que seas trabajador independiente, bajo la modalidad 40, los últimos cinco años de tu vida laboral. De este modo podrías asegurarte una pensión de alrededor de 40,000 pesos mensuales. Si eres consentido, investiga y planea desde hoy para que puedas sacarle jugo a las oportunidades. Al final de cuentas, sólo cinco años de trabajo asalariado (como mínimo) a cambio de una pensión vitalicia bien puede valer la pena.

4. ¿Eres de los rascadores? ¡Sigue tu corazón!

Muchos trabajos formales ofrecen las prestaciones mínimas de ley, como el aguinaldo, las vacaciones, y la suscripción a la seguridad social que incluye seguro médico, seguro de vida y, si eres consentido, una pensión vitalicia (ver punto 3). Pero solamente una de estas prestaciones es prohibitivamente cara si la quieres comprar por ti mismo: la pensión vitalicia. Todas las demás pueden compensarse con un ingreso más alto, que permita adquirir seguros y servicios privados.

Pero si tú no estabas cotizando en el IMSS antes del 1 de julio de 1997, entonces eres de los rascadores (también llamados millenials) y tu pensión para la vejez consistirá únicamente de los ahorros e inversiones que hayas acumulado en tu vida laboral. Y como las demás prestaciones puedes adquirirlas por separado, la ventaja de ser rascador es que tienes menos motivaciones para encadenarte a un trabajo formal. Puedes ignorar los consejos de tu mamá, que es de la generación de los consentidos, y por ello cree que la seguridad social tiene grandes ventajas.

En realidad, lo crucial para nuestra generación no es el trabajito seguro, sino adquirir cultura financiera y aprender a invertir los ahorros para que te den libertad y le ayuden al viejito que llevas dentro.

5. Empezar chiquito e invertir como pobre

La transición entre tu trabajo formal y uno independiente será más sencilla si se hace de manera gradual. Algunas personas se dedican a su negocio durante el tiempo libre, y esperan a que empiece a crecer para dejar su odiado empleo. De esta manera reducen el riesgo de quedarse sin ingresos. Otros comienzan su negocio con lo básico y reinvierten las ganancias, para no arriesgar mucho de su propio capital. Uno de los grandes asesinos de los emprendimientos es gastar con demasiada prisa, o renunciar a tu empleo formal demasiado pronto.

Aunque algunas empresas requieren de inversiones iniciales cuantiosas, la mayoría tendrán mejores probabilidades de sobrevivir si se usa la creatividad para reducir los costos. Idealmente, la mayor parte de la inversión en tu negocio debe provenir de las ventas. De este modo evitarás entusiasmarte demasiado e inyectarle recursos que no se ha ganado.

En resumen, si te sientes atrapado como asalariado, pero no quieres correr demasiados riesgos financieros, primero es necesario que lleves una vida frugal que te permita acumular un buen colchón. Luego deberás identificar si eres rascador o consentido, para que tu retiro no se vea afectado y, finalmente, deberás tener paciencia con tu negocio, y dejarlo crecer a su propio ritmo, sin invertirle tiempo o dinero precipitadamente.

¿Tú qué opinas? ¿Es mejor un trabajo “seguro” o aventurarse a ser freelance o emprendedor? A ti, ¿cómo te ha ido?

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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