4 razones (fundamentadas) para odiar los puentes peatonales

Espacio Urbano -
Los puentes casi siempre están construidos para los autos. Foto: Cuartoscuro
Los puentes casi siempre están construidos para los autos. Foto: Cuartoscuro

No es nueva en este espacio mi postura respecto a los puentes peatonales: me parecen una de las peores inversiones que puede hacer un gobierno local, que usualmente se utiliza como politiquería para presumir que se están haciendo cosas; casi siempre están construidos para los autos y representan uno de los pequeños infiernos de ser peatón, especialmente para aquellas personas con una discapacidad.

Pero hace apenas unas semanas, ITDP México presentó este documento sobre las ventajas de los cruces a nivel de calle versus los puentes peatonales, con una serie de datos técnicos y estadísticos que confirman que los puentes peatonales no agregan prácticamente nada a las posibilidades de movilidad de quienes somos peatones, además de que perpetúan el dominio del automóvil en el espacio público de nuestras ciudades.

Los resultados para diversos estudios realizados en la Ciudad de México que recopila este informe son muy claros, aquí expongo los cuatro que considero esenciales para cuestionar su construcción:

- Son económicamente caros. Requieren una fuerte inversión económica para su construcción, con una inversión mínima promedio de 1.5 millones de pesos. En cambio, poner los controles de tránsito necesarios para un cruce a nivel de calle, como semáforos inteligentes y señalizaciones adecuadas, no rebasan los 800,000 pesos. Es decir, por cada absurdo puente peatonal, usualmente de mal diseño y calidad, podríamos construir dos pasos a nivel con diseño inteligente.

Son (muy) inútiles. Su utilización es muy baja debido a su diseño deficiente y su bajo mantenimiento, además de que son focos de inseguridad para las y los peatones. ¿Cuántas veces has preferido cruzar a nivel de calle, a pesar de la falta de señalización, por sentir que podían asaltarte en el puente peatonal? Además, la evidencia muestra que no están reduciendo los atropellamientos. Y es que, seamos sinceros, ¿quién considera racional caminar por 5 minutos, subiendo varios niveles sobre el suelo, para cruzar una avenida de no más de 8 metros de ancho que tomaría apenas unos segundos?

Son socialmente injustos y excluyentes. Usualmente, se construyen en vías secundarias y terciarias donde los límites de velocidad no exceden los 60 km/h; por lo que sería fácil implementar sin mayores problemas un paso a nivel con buen diseño. Sin embargo, la absurda supremacía del rey automóvil sigue muy presente y preferimos garantizar que los automóviles circulen a altas velocidades antes que permitir que se detengan las máquinas para ceder el paso a seres humanos. En diversas ciudades, incluso en vías primarias – como los periféricos o las carreteras urbanas – hay pasos a nivel de calle para que los peatones crucen. Ni se diga la exclusión que generan para personas con alguna discapacidad, incluso aquellos construidos con enormes rampas cuya pendiente es poco adecuada y sus tramos son muy largos; y sin señalización adecuada para personas con discapacidades visuales o auditivas.

Son una solución inmediata y apresurada. Como menciona el mismo informe, los puentes peatonales se suelen construir como respuesta a las solicitudes de vecinos en una zona específica, sin analizar otras propuestas más viables y menos costosas. Esto muestra a la  autoridad delegacional o municipal como “eficiente” y “eficaz” ante los problemas de la ciudadanía, casi siempre en busca de réditos políticos y electorales. Son, pues, una medida apresurada para salir del paso de vecinos (electores) que buscan que se solucionen sus problemas.

Casi siempre, cuando criticas una medida, te preguntan: “Entonces, ¿tú qué harías?”. Para ahorrar la pregunta, las posibles alternativas de solución a los cruces peatonales (tanto propias como del informe de ITDP) son:

- Cruces a nivel de calle. Todos los puntos anteriores lo muestran: los cruces a nivel de calle son más baratos, más eficientes y más sencillos de implementar, además de que sitúan al peatón como prioridad (como indican ya muchos reglamentos de tránsito municipales y metropolitanos, como el de la Ciudad de México). Querido automovilista: poco te cuesta detener tu máquina para ceder el paso a las personas.

Disminuir las velocidades permitidas. El mismo informe de ITDP contiene una serie de gráficos que muestran que reducir la velocidad de los vehículos permite una mejor velocidad de reacción, debido al aumento en el cono de visión de quien conduce. Por ello se vuelve tan relevante impulsar el desarrollo de zonas 30 en donde sea posible en nuestras ciudades (si no sabes a qué me refiero, Wikipedia lo explica en unos párrafos); y aumentar el control para garantizar el respeto de los límites de velocidad por parte de las autoridades municipales.

- Hacer los carriles menos agradables para el auto. Sí, seguramente será más complicado manejar tu camioneta que parece tanque militar (muy de buen gusto tu elección de automóvil, por cierto), pero la evidencia muestra que la seguridad vial disminuye cuanto más ancho es el carril o cuanto más recta y plana es la calle donde transitan los automóviles. Los reductores viales – bien diseñados, no con boyas y topes que parecen bardas – pueden ayudar en mucho, especialmente en zonas con alto flujo de peatones.

Recordar quién manda en las calles. Y no, no es el automóvil, querida lectora o lector automovilista: es el peatón (aunque nuestro actual paradigma no nos permita verlo). La próxima vez que tengas ganas de aventarle el auto a una peatón, te sugiero hacer un ejercicio de imaginación y pensar que esa persona es tu mamá / papá / pareja sentimental / abuelo / mejor amigo / cualquier persona que quieras y que te importe mucho. No olvides que todas, en algún momento del día, somos peatones.

Lo mejor sería incorporar todas estas alternativas a la cultura vial de nuestras ciudades, pero a falta de utopías por la inminente resistencia cultural, se pueden incorporar poco a poco. Sin embargo, incluir estas medidas en un plan de mediano y largo plazo que apunte a una Visión Cero (de nuevo, Wikipedia al rescate) en nuestras ciudades garantizaría que estos cambios se introdujera de manera gradual, pero permanente.

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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