Ciudades caminables

Espacio Urbano -
Peatonalización piloto de dos de cuatro carriles en la Av. 20 de noviembre de la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro
Peatonalización piloto de dos de cuatro carriles en la Av. 20 de noviembre de la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro

En el texto de la semana pasada comencé planteando cuánto espacio se dedica para las y los peatones y cuánto para los automóviles en las ciudades que queremos, y puse como ejemplo de intervenciones positivas la peatonalización piloto de dos de cuatro carriles en la Av. 20 de noviembre de la Ciudad de México, como se muestra en esta imagen.

Este experimento de política pública es parte de la creciente peatonalización del primer cuadro del Centro Histórico del Distrito Federal, uniéndose a otras metrópolis que apuntan en la misma dirección. A principios de este mes, Anne Hidalgo, alcaldesa de París, anunció la semipeatonalización del primer cuadro de dicha ciudad para 2020 – con la peatonalización completa de diversos barrios – en un intento de reducir los congestionamientos viales y la contaminación que de éstos deriva. Algo similar anunció Ana Botella en Madrid en septiembre pasado, buscando promover la conexión peatonal de todo el centro de la ciudad.

Las peatonalizaciones no son ajenas a México y Latinoamérica. Como ya dije, distintas zonas del Centro Histórico de la Ciudad de México ya han sido cerradas para uso exclusivo de peatones, en medio de los grandes cambios que están transformando esta zona de la ciudad. Buenos Aires, Bogotá, Mar del Plata y otras ciudades de Sudamérica están realizando acciones similares, en un intento de innovación del espacio urbano que ayude a promover la actividad comercial y la cohesión social en ciertas zonas urbanas. Por cierto, hace no muchos días se inauguró en Cancún un ejemplo perfecto de cómo no se debe promover y realizar una peatonalización, tema sobre el que hablaré en mis próximas entradas.

Pero, ¿qué implica volver “caminable” una ciudad? Los lugares caminables tienen un sistema de transporte público adecuado, fruto de un flujo de pasajeros suficientes y un sistema de conexiones entre opciones de transporte; un diseño correcto orientado al flujo peatonal; infraestructura apropiada para el uso de bicicletas y automóviles en igualdad de condiciones; así como parques y zonas recreativas, además de construcciones de uso mixto.

Y es que transformar a las ciudades en lugares caminables ha mostrado tener diversos beneficios económicos y sociales, más allá de aquéllos relacionados con la salud. De acuerdo a un estudio del Instituto Brookings (ver el informe en inglés aquí) realizado en Washington, D.C., el impacto económico de la peatonalización de barrios se refleja en:

1. Una economía más activa en los barrios caminables, lo que implica mayor actividad y mayor derrama económica. Las mejoras en el ambiente para los peatones se refleja en mayores ingresos comerciales y mayores rentas.

2. La interconexión de barrios caminables incrementa la plusvalía de los inmuebles de la zona; es decir, generar clústeres de barrios que permitan circular entre ellos a pie lleva a un aumento en la plusvalía de los bienes inmuebles de éstos.

3. Que quienes residen en los distritos más caminables tienen menores costos de transporte y mayor acceso a infraestructura, aunque enfrentan rentas más altas.

4. Una fuerte correlación entre distritos caminables y un mayor de ingreso y de educación, lo que no necesariamente implica una causalidad en algún sentido.

Lo anterior implica que vivir en un distrito o barrio caminable, cerca de diversas alternativas de transporte y con un número alto de restaurantes y tiendas en la zona, nos llevará a pagar un costo adicional debido a los incrementos en rentas. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que quienes viven en lugares calificados con índices de caminabilidad altos tienen menor incidencia de desempleo, mayores ingresos, mayor educación formal, mayor diversidad, más espacios públicos recreativos y viajan distancias mucho más cortas hasta su lugar de trabajo.

Así, la caminabilidad tiene altos beneficios económicos y sociales, que detonan procesos bastante curiosos. La próxima vez que te topes con una zona peatonal, fíjate en la dinámica entre las personas que la recorren, la actividad comercial y cultural que se presenta, el estado de ánimo de quienes por ahí transitan. Abre el debate y atrévete a repensar la ciudad donde vives.

Para cerrar este texto, quiero agradecer a quienes me han hecho llegar sus comentarios, sugerencias y experiencias. Es interesante ver los debates que pueden generarse a raíz de repensar las ciudades que queremos. Si esto ocurre en tus círculos cercanos, comparte tu experiencia a cbrownsola@gmail.com o en @cbrownsola.

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
Icono de te puede interesar de en dineroenimagen

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR