El infierno de ser peatón con una discapacidad

Espacio Urbano -
“Rampa”, dice el rayón pintado en un automóvil compacto estacionado frente a una rampa en la orilla de una banqueta. Foto: Especial
“Rampa”, dice el rayón pintado en un automóvil compacto estacionado frente a una rampa en la orilla de una banqueta. Foto: Especial

“Rampa”, dice el rayón pintado en un automóvil compacto estacionado frente a una rampa en la orilla de una banqueta; imagen que ha circulado incesantemente en las redes sociales. La sociedad civil se ha organizado en los últimos años para generar conciencia sobre los espacios de movilidad peatonal y para estacionamiento de personas con alguna discapacidad física. Para muestra, el emblemático personaje Peatonito en la Ciudad de México.

Por esto, es muy común encontrar imágenes de acciones pacíficas –y no tanto– para sancionar con escarnio social a quienes estacionan sus automóviles en las zonas de acceso usualmente identificadas con el color azul y/o amarillo, que van desde notas con mensajes pasivo-agresivos en el retrovisor hasta acciones más elaboradas, como muestra esta galería de imágenes en Buzzfeed.

En las últimas semanas coincidió que tres personas cercanas a mí tuvieron accidentes que provocaron la inmovilización de una de sus piernas y el uso de muletas para moverse de un lugar a otro. Coincidentemente, estas personas son peatones frecuentes en sus ciudades que no utilizan automóvil, y su experiencia me recordó una vez más por qué la batalla por el respeto a los espacios para personas con discapacidad no sólo es insuficiente, sino que está mal encaminada.

Sobra decir que sus experiencias, según me relataron, fueron cercanas a un infierno, y empeoró por ser época de lluvias. Fue un triste recordatorio de lo cero incluyente que es el diseño urbano de nuestras ciudades fuera de los primeros cuadros de las ciudades, aunque las banquetas en dichas zonas no son precisamente un ejemplo de inclusión. Aunado a esto, el poco respeto que quienes conducen un automóvil tienen por peatones se ve empeorado cuando tienes alguna discapacidad: de por sí el diseño de nuestras ciudades vuelve complicado moverse por ellas, imagina cómo aumenta esta complicación cuando estás discapacitada(o).

Desde las rampas empinadas en algunos cruces peatonales y edificios –subir las rampas de la estación TAPO de la Ciudad de México en silla de ruedas o con muletas debería ser considerado deporte extremo– hasta las reducidas banquetas llenas de escalones y grietas, nuestras ciudades se revelan como totalmente excluyentes para quien tiene alguna discapacidad física, ya sea temporal o permanente; y ni se diga para quienes tienen otras discapacidades, como visual o auditiva, donde nuestra infraestructura se muestra como aún más excluyente.

Un ejemplo muy claro del usual desinterés por el peatón por parte de autoridades es la diferencia de tiempos entre el período destinado para el cruce de peatones y el destinado al cruce de automóviles. Cuando llegues a un semáforo y tengas oportunidad, te invito a contar el tiempo que dura el semáforo en verde para el auto y el tiempo que se asigna para el cruce de peatones, ¿cuánta es la diferencia? ¿Es suficiente para cruzar a un ritmo tranquilo? Ahora imaginemos este cruce para un peatón con una discapacidad. Complicado, ¿no?

Seas peatón o automovilista, la próxima vez que te encuentres en un crucero complicado, imagina ahora lo que debe hacer una persona con discapacidad para cruzar, intenta replantear tus privilegios y pregúntate: entonces, ¿para quién son nuestras ciudades?

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista.
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